El Ej¨¦rcito ruso se desvanece entre el caos
Arruinadas y desorganizadas, las antiguas fuerzas armadas sovi¨¦ticas han perdido todo su poder disuasorio
'Al Ej¨¦rcito ruso le temen como aliado; no como contrincante'. Estas palabras, pronunciadas hace unos d¨ªas por Alex¨¦i Arb¨¢tov, el vicepresidente del Comit¨¦ de Defensa de la Duma (Parlamento federal), sintetizan el proceso de decadencia que separa el m¨ªtico Ej¨¦rcito Rojo de la URSS (4,2 millones de personas en 1989) y las Fuerzas Armadas de un pa¨ªs dividido entre sus deseos y sus posibilidades. Rusia ha continuado los recortes de personal y armamento que el l¨ªder sovi¨¦tico Mija¨ªl Gorbachov comenz¨® en 1990 y hoy tiene oficialmente un ej¨¦rcito de 1.200.000 personas, que est¨¢ licenciando a 200.000. Sin embargo, las Fuerzas Armadas tienen a¨²n pendiente la reforma radical necesaria para adaptar la estructura, el armamento y su doctrina a las nuevas amenazas. Han faltado ideas claras, una voluntad pol¨ªtica consecuente y dinero. Han sobrado corrupci¨®n e inercia. La reforma ha sido entorpecida adem¨¢s por los enfrentamientos entre los diversos cuerpos (como la de las tropas de infanter¨ªa y las unidades de misiles, resuelta en beneficio de las primeras), empe?ados en aras de su subsistencia en demostrar su importancia prioritaria. Las deserciones, los problemas para completar las levas, las condiciones sociales -precarias en el caso de los oficiales, casi cien mil de los cuales carecen de viviendas, y m¨¢s precarias a¨²n en el caso de los soldados-, las novatadas siniestras, y los accidentes fatales, cuyas responsabilidades nunca llegan a esclarecerse, son parte de la vida castrense rusa, como lo son los cortes de corriente a los cuarteles que no pagan el recibo de la luz.
De los 4,2 millones del Ej¨¦rcito Rojo, Rusia ha pasado hoy a s¨®lo 1,2 millones de efectivos
Tras el 11 de septiembre, parece que podr¨ªa acelerarse la reforma militar
Sergu¨¦i Ivanov, titular de Defensa, ha intentado controlar las cuentas de su ministerio y para ello nombr¨® viceministra encargada de las finanzas a la especialista Liubov Kud¨¦lina, la mujer que m¨¢s alto ha llegado en el departamento. El presupuesto de defensa ruso es de 284.100 millones de rublos y equivale a un 2,44% del PIB -en el caso de EE UU es un 3,1% y un 1,2% en el de Espa?a-. El ministro est¨¢ preocupado por la desproporci¨®n entre los gastos para mantener la capacidad combativa, que se llevan un tercio del total, y los gastos sociales y de mantenimiento, a los que se destina el grueso restante. Pero el desarrollo militar ni siquiera recibe las cantidades asignadas. Algunos programas prioritarios, como trabajos de experimentaci¨®n y construcci¨®n relacionados con la fabricaci¨®n de misiles se financiaron en un 2%, en el 2001, el mismo a?o en que los norteamericanos anunciaron su salida del tratado antimisiles ABM. Seg¨²n Arb¨¢tov, la decisi¨®n de fabricar un submarino silencioso ultramoderno (el Gepard, botado por Putin el pasado oto?o) y de reducir las tropas paracaidistas se han tomado al margen de prioridades como la campa?a antiterrorista o la contenci¨®n nuclear.
En el Ej¨¦rcito ruso, que siente ya la crisis demogr¨¢fica del pa¨ªs, coexisten hoy los militares profesionales de carrera, los contratados temporales o kontr¨¢ktniki (soldados y suboficiales) y los soldados de reemplazo. Los kontr¨¢ktniki se han empleado especialmente en las zonas conflictivas y suponen hoy el 25% de los soldados y suboficiales. De los 140.000 contratados que el Ej¨¦rcito ten¨ªa en 2001, m¨¢s de la mitad eran mujeres, por lo general, esposas de militares.
Hoy por hoy, el Ministerio de Defensa no tiene dinero para pagar a los kontr¨¢ktniki que se han jugado el tipo en Chechenia, y nadie est¨¢ dispuesto a exponerse por menos de 7.500 rublos al mes (250 d¨®lares, cerca de 300 euros), seg¨²n dec¨ªa el general Vasili Smirnov, jefe del departamento de Organizaci¨®n y Movilizaci¨®n del Estado Mayor, al peri¨®dico Izvestia. Una reforma del sistema de retribuci¨®n, que entra en vigor en julio, privar¨¢ a los militares de la exenci¨®n del impuesto sobre la renta, de los transportes gratuitos y de los descuentos del 50% en viviendas y servicios municipales, de los que ven¨ªan gozando. Los oficiales se quejan de que los aumentos de sueldo previstos no compensan la p¨¦rdida de beneficios. Un soldado contratado, con dos a?os de servicio, pasar¨¢ de los 1.600 rublos (53 d¨®lares) a los 2.100 rublos al mes, y el jefe de un regimiento 'seguir¨¢ percibiendo menos que el conductor de un troleb¨²s', dice el observador militar Vlad¨ªmir Tiomnii.
La ley del servicio civil alternativo, que rompe con las tradiciones rusas sobre el deber patri¨®tico, es un primer paso para la creaci¨®n de un Ej¨¦rcito profesional, una medida que el presidente Bor¨ªs Yeltsin hab¨ªa prometido para el a?o 2000. Los partidos liberales, como Y¨¢vloko o SPS, plantean este objetivo para 2003 o 2004 y el ministro de Defensa, Sergu¨¦i Ivanov, m¨¢s precavido, habla de 2010.
Despu¨¦s del 11 de septiembre, los indicios de que la reforma militar, estancada durante 10 a?os, podr¨ªa entrar en una fase m¨¢s din¨¢mica se han hecho m¨¢s frecuentes. La aparici¨®n por fin de un proyecto de ley de servicio que se debatir¨¢ en marzo en la Duma es uno de ellos. El proyecto, aprobado por el Gobierno a mediados de mes, culmina una pugna entre el Estado Mayor y las fuerzas pol¨ªticas liberales, que comenz¨® en los tiempos sovi¨¦ticos, cuando en las c¨¢rceles hab¨ªa cerca de 3.000 objetores de conciencia.
La ley supondr¨¢ la plasmaci¨®n de un derecho recogido por la Constituci¨®n rusa para el que no existe a¨²n mecanismo. Ahora, los objetores de conciencia se topan con arduas dificultades burocr¨¢ticas y, en algunos contados casos, han ido a parar a la c¨¢rcel, aunque lo m¨¢s frecuente es que militares y jueces se agoten en el litigio y acaben por olvidar al objetor de conciencia tras hacerle la vida imposible durante alg¨²n tiempo.
Con la nueva ley, los militares calculan que las objeciones de conciencia en Rusia llegar¨¢n a 2.000 por a?o y los activistas de derechos humanos multiplican por 10 esta cifra. Los militares quieren que el servicio civil dure cuatro a?os para evitar que resulte demasiado atractivo en comparaci¨®n con el militar, que es de dos a?os, y los liberales de Y¨¢vloko o Uni¨®n de Fuerzas Democr¨¢ticas (SPS) quieren un periodo m¨¢s reducido.
Manifestaciones extremas de los riesgos que rodean la vida en el Ej¨¦rcito son el hundimiento del submarino Kursk en 2000 con sus 118 tripulantes a bordo, o la reciente deserci¨®n en la regi¨®n del Volga de dos infantes de Marina, uno de ellos con antecedentes penales, que asesinaron a cinco polic¨ªas y cuatro civiles antes de caer acribillados. Hasta ahora, las Fuerzas Armadas se zafan del control social e incluso de los tribunales y tienen fobia a la transparencia. El ministro Ivan¨®v ha atribuido la reciente serie de cat¨¢strofes sufridas por helic¨®pteros militares a la antig¨¹edad de estos aparatos, pero ha admitido que no tiene dinero para reemplazarlos.
A fines de marzo, se cumplir¨¢ un a?o desde que Sergu¨¦i Ivanov, un colega del presidente Vlad¨ªmir Putin en los servicios de espionaje exterior, fuese nombrado titular de Defensa. Los reformistas esperaban mucho de este ministro, que a¨²n no ha revelado si es capaz de reformar la instituci¨®n castrense. Unos, como el general Vorob¨ªov, creen que Ivanov va cumpliendo sus objetivos y otros, que se ha empantanado y est¨¢ esperando a que se lo lleven a otro destino. ?gor Rodi¨®nov, uno de los antecesores de Ivanov de la cartera de Defensa, acaba de acusar a Putin de traicionar a Rusia y de venderse a los intereses norteamericanos en una carta firmada por una veintena de militares de alta graduaci¨®n, en su mayor¨ªa retirados.
El 11 de septiembre y la fulminante actuaci¨®n norteamericana en Afganist¨¢n dan un motivo para reflexionar a los generales condecorados que, en oto?o, aconsejaron a los norteamericanos no repetir la experiencia del Ej¨¦rcito sovi¨¦tico en aquel pa¨ªs.
Sobre el tel¨®n de fondo de la campa?a antiterrorista, la guerra de Chechenia, con su continuo reguero de muertos, resulta mucho m¨¢s embarazosa para los militares rusos. La sociedad, pese a todo, sigue confiando en ellos. Junto con el presidente y la Iglesia, el Ej¨¦rcito es una de las tres instituciones que gozan de mayor confianza entre los rusos, seg¨²n una encuesta del Centro de Estudio de la Opini¨®n P¨²blica de Rusia (TSIOM). Sin embargo, s¨®lo un 22% responde afirmativamente cuando le preguntan si desea que sus familiares cercanos sirvan en el Ej¨¦rcito. Un 44% tiene miedo.'Al Ej¨¦rcito ruso le temen como aliado; no como contrincante'. Estas palabras, pronunciadas hace unos d¨ªas por Alex¨¦i Arb¨¢tov, el vicepresidente del Comit¨¦ de Defensa de la Duma (Parlamento federal), sintetizan el proceso de decadencia que separa el m¨ªtico Ej¨¦rcito Rojo de la URSS (4,2 millones de personas en 1989) y las Fuerzas Armadas de un pa¨ªs dividido entre sus deseos y sus posibilidades. Rusia ha continuado los recortes de personal y armamento que el l¨ªder sovi¨¦tico Mija¨ªl Gorbachov comenz¨® en 1990 y hoy tiene oficialmente un ej¨¦rcito de 1.200.000 personas, que est¨¢ licenciando a 200.000. Sin embargo, las Fuerzas Armadas tienen a¨²n pendiente la reforma radical necesaria para adaptar la estructura, el armamento y su doctrina a las nuevas amenazas. Han faltado ideas claras, una voluntad pol¨ªtica consecuente y dinero. Han sobrado corrupci¨®n e inercia. La reforma ha sido entorpecida adem¨¢s por los enfrentamientos entre los diversos cuerpos (como la de las tropas de infanter¨ªa y las unidades de misiles, resuelta en beneficio de las primeras), empe?ados en aras de su subsistencia en demostrar su importancia prioritaria. Las deserciones, los problemas para completar las levas, las condiciones sociales -precarias en el caso de los oficiales, casi cien mil de los cuales carecen de viviendas, y m¨¢s precarias a¨²n en el caso de los soldados-, las novatadas siniestras, y los accidentes fatales, cuyas responsabilidades nunca llegan a esclarecerse, son parte de la vida castrense rusa, como lo son los cortes de corriente a los cuarteles que no pagan el recibo de la luz.
Sergu¨¦i Ivanov, titular de Defensa, ha intentado controlar las cuentas de su ministerio y para ello nombr¨® viceministra encargada de las finanzas a la especialista Liubov Kud¨¦lina, la mujer que m¨¢s alto ha llegado en el departamento. El presupuesto de defensa ruso es de 284.100 millones de rublos y equivale a un 2,44% del PIB -en el caso de EE UU es un 3,1% y un 1,2% en el de Espa?a-. El ministro est¨¢ preocupado por la desproporci¨®n entre los gastos para mantener la capacidad combativa, que se llevan un tercio del total, y los gastos sociales y de mantenimiento, a los que se destina el grueso restante. Pero el desarrollo militar ni siquiera recibe las cantidades asignadas. Algunos programas prioritarios, como trabajos de experimentaci¨®n y construcci¨®n relacionados con la fabricaci¨®n de misiles se financiaron en un 2%, en el 2001, el mismo a?o en que los norteamericanos anunciaron su salida del tratado antimisiles ABM. Seg¨²n Arb¨¢tov, la decisi¨®n de fabricar un submarino silencioso ultramoderno (el Gepard, botado por Putin el pasado oto?o) y de reducir las tropas paracaidistas se han tomado al margen de prioridades como la campa?a antiterrorista o la contenci¨®n nuclear.
En el Ej¨¦rcito ruso, que siente ya la crisis demogr¨¢fica del pa¨ªs, coexisten hoy los militares profesionales de carrera, los contratados temporales o kontr¨¢ktniki (soldados y suboficiales) y los soldados de reemplazo. Los kontr¨¢ktniki se han empleado especialmente en las zonas conflictivas y suponen hoy el 25% de los soldados y suboficiales. De los 140.000 contratados que el Ej¨¦rcito ten¨ªa en 2001, m¨¢s de la mitad eran mujeres, por lo general, esposas de militares.
Hoy por hoy, el Ministerio de Defensa no tiene dinero para pagar a los kontr¨¢ktniki que se han jugado el tipo en Chechenia, y nadie est¨¢ dispuesto a exponerse por menos de 7.500 rublos al mes (250 d¨®lares, cerca de 300 euros), seg¨²n dec¨ªa el general Vasili Smirnov, jefe del departamento de Organizaci¨®n y Movilizaci¨®n del Estado Mayor, al peri¨®dico Izvestia. Una reforma del sistema de retribuci¨®n, que entra en vigor en julio, privar¨¢ a los militares de la exenci¨®n del impuesto sobre la renta, de los transportes gratuitos y de los descuentos del 50% en viviendas y servicios municipales, de los que ven¨ªan gozando. Los oficiales se quejan de que los aumentos de sueldo previstos no compensan la p¨¦rdida de beneficios. Un soldado contratado, con dos a?os de servicio, pasar¨¢ de los 1.600 rublos (53 d¨®lares) a los 2.100 rublos al mes, y el jefe de un regimiento 'seguir¨¢ percibiendo menos que el conductor de un troleb¨²s', dice el observador militar Vlad¨ªmir Tiomnii.
La ley del servicio civil alternativo, que rompe con las tradiciones rusas sobre el deber patri¨®tico, es un primer paso para la creaci¨®n de un Ej¨¦rcito profesional, una medida que el presidente Bor¨ªs Yeltsin hab¨ªa prometido para el a?o 2000. Los partidos liberales, como Y¨¢vloko o SPS, plantean este objetivo para 2003 o 2004 y el ministro de Defensa, Sergu¨¦i Ivanov, m¨¢s precavido, habla de 2010.
Despu¨¦s del 11 de septiembre, los indicios de que la reforma militar, estancada durante 10 a?os, podr¨ªa entrar en una fase m¨¢s din¨¢mica se han hecho m¨¢s frecuentes. La aparici¨®n por fin de un proyecto de ley de servicio que se debatir¨¢ en marzo en la Duma es uno de ellos. El proyecto, aprobado por el Gobierno a mediados de mes, culmina una pugna entre el Estado Mayor y las fuerzas pol¨ªticas liberales, que comenz¨® en los tiempos sovi¨¦ticos, cuando en las c¨¢rceles hab¨ªa cerca de 3.000 objetores de conciencia.
La ley supondr¨¢ la plasmaci¨®n de un derecho recogido por la Constituci¨®n rusa para el que no existe a¨²n mecanismo. Ahora, los objetores de conciencia se topan con arduas dificultades burocr¨¢ticas y, en algunos contados casos, han ido a parar a la c¨¢rcel, aunque lo m¨¢s frecuente es que militares y jueces se agoten en el litigio y acaben por olvidar al objetor de conciencia tras hacerle la vida imposible durante alg¨²n tiempo.
Con la nueva ley, los militares calculan que las objeciones de conciencia en Rusia llegar¨¢n a 2.000 por a?o y los activistas de derechos humanos multiplican por 10 esta cifra. Los militares quieren que el servicio civil dure cuatro a?os para evitar que resulte demasiado atractivo en comparaci¨®n con el militar, que es de dos a?os, y los liberales de Y¨¢vloko o Uni¨®n de Fuerzas Democr¨¢ticas (SPS) quieren un periodo m¨¢s reducido.
Manifestaciones extremas de los riesgos que rodean la vida en el Ej¨¦rcito son el hundimiento del submarino Kursk en 2000 con sus 118 tripulantes a bordo, o la reciente deserci¨®n en la regi¨®n del Volga de dos infantes de Marina, uno de ellos con antecedentes penales, que asesinaron a cinco polic¨ªas y cuatro civiles antes de caer acribillados. Hasta ahora, las Fuerzas Armadas se zafan del control social e incluso de los tribunales y tienen fobia a la transparencia. El ministro Ivan¨®v ha atribuido la reciente serie de cat¨¢strofes sufridas por helic¨®pteros militares a la antig¨¹edad de estos aparatos, pero ha admitido que no tiene dinero para reemplazarlos.
A fines de marzo, se cumplir¨¢ un a?o desde que Sergu¨¦i Ivanov, un colega del presidente Vlad¨ªmir Putin en los servicios de espionaje exterior, fuese nombrado titular de Defensa. Los reformistas esperaban mucho de este ministro, que a¨²n no ha revelado si es capaz de reformar la instituci¨®n castrense. Unos, como el general Vorob¨ªov, creen que Ivanov va cumpliendo sus objetivos y otros, que se ha empantanado y est¨¢ esperando a que se lo lleven a otro destino. ?gor Rodi¨®nov, uno de los antecesores de Ivanov de la cartera de Defensa, acaba de acusar a Putin de traicionar a Rusia y de venderse a los intereses norteamericanos en una carta firmada por una veintena de militares de alta graduaci¨®n, en su mayor¨ªa retirados.
El 11 de septiembre y la fulminante actuaci¨®n norteamericana en Afganist¨¢n dan un motivo para reflexionar a los generales condecorados que, en oto?o, aconsejaron a los norteamericanos no repetir la experiencia del Ej¨¦rcito sovi¨¦tico en aquel pa¨ªs.
Sobre el tel¨®n de fondo de la campa?a antiterrorista, la guerra de Chechenia, con su continuo reguero de muertos, resulta mucho m¨¢s embarazosa para los militares rusos. La sociedad, pese a todo, sigue confiando en ellos. Junto con el presidente y la Iglesia, el Ej¨¦rcito es una de las tres instituciones que gozan de mayor confianza entre los rusos, seg¨²n una encuesta del Centro de Estudio de la Opini¨®n P¨²blica de Rusia (TSIOM). Sin embargo, s¨®lo un 22% responde afirmativamente cuando le preguntan si desea que sus familiares cercanos sirvan en el Ej¨¦rcito. Un 44% tiene miedo.
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