La ¨²ltima batalla de Leo Kirch
Las deudas del propietario del imperio alem¨¢n de comunicaci¨®n amenazan con arrastrar a bancos, empresas, pol¨ªticos e incluso a la Bundesliga
La liga de f¨²tbol, pendiente de un hilo financiero; Rupert Murdoch, a punto de desembarcar en los medios de comunicaci¨®n; y la candidatura del conservador Edmund Stoiber a la canciller¨ªa, amenazada por la cercan¨ªa de su Gobierno regional con un hombre que est¨¢ cayendo en desgracia: Leo Kirch. Desde los d¨ªas de la OPA de Vodafone sobre Mannesmann, Alemania no hab¨ªa vivido una conmoci¨®n empresarial tan grande como la que ahora suscita la crisis del grupo de comunicaci¨®n Kirch.
Su mayor acreedor es el Bayerische Landesbank, en cuyo consejo figuran representantes del Gobierno conservador b¨¢varo
Pol¨ªticos y empresarios buscan con premura soluciones ante el temor a que Murdoch controle los mayores grupos de comunicaci¨®n alemanes
Su fundador, Leo Kirch, de 75 a?os, desde los inicios de su carrera empresarial, en los a?os sesenta, una y otra vez ha logrado evitar una muchas veces pronosticada quiebra de su grupo. Todo indica, sin embargo, que ¨¦sta es su ¨²ltima batalla.
Centrado cada vez m¨¢s en Alemania (entre sus participaciones externas a¨²n figura un 25% en la espa?ola Telecinco), Kirch controla, entre otros: la mayor cadena de televisi¨®n privada del pa¨ªs; la ¨²nica y muy deficitaria televisi¨®n de pago, Premiere World; un valioso paquete de derechos sobre 15.000 pel¨ªculas de Hollywood; la mayor¨ªa accionarial en la sociedad que comercializa la F¨®rmula 1; los derechos de transmisi¨®n de los mundiales de f¨²tbol de 2002 y 2006 y de la Bundesliga; y un 40% en Axel Springer, la editora del muy influyente diario amarillista Bild.
Semejante imperio est¨¢ agrupado en una intrincado grupo con m¨¢s de 150 sociedades, financiadas a trav¨¦s de un sinf¨ªn de pr¨¦stamos -muchos respaldados con avales cruzados- y una amplia gama de instrumentos financieros. Kirch est¨¢ endeudado con todos los grandes bancos: con el Deutsche Bank (700 millones de euros), el Hypovereinsbank (500), el Dresdner (460), el DZ Bank (400), y as¨ª sucesivamente. El mayor acreedor es el semip¨²blico Bayerische Landesbank, con unos 2.000 millones. En total, la deuda supera los 5.000 millones de euros. En este campo, sin embargo, todo son estimaciones: hay quienes piensan, incluso, que debe a los bancos m¨¢s de 8.000 millones.
Con al agua al cuello
A estos cr¨¦ditos hay que sumar varios compromisos de pago, cuya materializaci¨®n ha desencadenado la actual crisis. Hasta finales de abril, Kirch tiene que pagar 767 millones de euros a la editora Springer (por una opci¨®n sobre el 11,48% de la cadena de televisi¨®n Pro Sieben Sat1 Media), y, en octubre, m¨¢s de 1.700 millones a la British Sky Broadcasting, controlada por Murdoch, a cambio de un 22% en Premiere World. Murdoch parece dispuesto a utilizar esta deuda para acorralar a su eterno competidor, primero, y quedarse con parte de su negocio, despu¨¦s.
Kirch, en s¨ªntesis, est¨¢ con el agua al cuello, y, en el caso de quebrar, arrastrar¨ªa a m¨¢s de uno. Ah¨ª est¨¢ el Bayerische Landesbank, que, pese al sucesivo deterioro de sus cuentas, en los ¨²ltimos a?os sigui¨® concedi¨¦ndole generosos cr¨¦ditos, gracias tambi¨¦n a la cercan¨ªa del magnate con el Gobierno regional b¨¢varo, varios de cuyos integrantes aprobaron tal respaldo desde sus puestos en los consejos de vigilancia y administraci¨®n del banco. El primer ministro de Baviera y responsable ¨²ltimo de los manejos se llama Stoiber y es el candidato conservador para vencer al canciller socialdem¨®crata, Gerhard Schr?der, en las elecciones del 22 de septiembre.
El canciller Schr?der hasta ahora ha resistido la obvia tentaci¨®n de cruzarse de brazos y apostar a que la crisis del grupo Kirch, de pasada, destroce la fama de impoluto gestor que hasta ahora ten¨ªa su adversario. Con miles de puestos de trabajo que corren peligro en pleno estancamiento econ¨®mico y la viabilidad financiera del m¨¢s importante de los espect¨¢culos, el f¨²tbol, en entredicho, hay demasiado en juego para el canciller, que en los ¨²ltimos d¨ªas ha mantenido encuentros con Kirch y Murdoch y con algunos de sus acreedores. En Berl¨ªn se insiste en que lo que est¨¢ en juego es mucho m¨¢s que una saga empresarial: lo que realmente preocupa son las repercusiones pol¨ªticas que podr¨ªa tener una reestructuraci¨®n a fondo de la propiedad de los medios de comunicaci¨®n del pa¨ªs, muchos de ellos controlados hasta ahora ya sea por el grupo Kirch o por Bertelsmann.
Carrera contrareloj
Aunque tanto en Berl¨ªn como en la basti¨®n conservadora M¨²nich ya no se habla voz en alto de la necesidad de hallar 'una soluci¨®n alemana', en c¨ªrculos pol¨ªticos es evidente el temor a los estragos que, supuestamente, ocasionar¨ªa un desembarco de Murdoch y sus agresivas estrategias pol¨ªticas y empresariales. Ante este trasfondo, pol¨ªticos, banqueros y empresarios de la comunicaci¨®n exploran a contrarreloj f¨®rmulas para evitar la insolvencia del grupo.
Todas requieren la venta de parte de sus activos: Telecinco, desde luego, pero tambi¨¦n su 40% en Springer y posiblemente, la mayor¨ªa en la F¨®rmula 1 y los canales de televisi¨®n privados. Parte del imperio Kirch, esto es seguro, en los pr¨®ximos meses se repartir¨¢ entre diversos postores y uno de ellos, probablemente, se llamar¨¢ Rupert Murdoch. La pregunta es si, al final, a¨²n se podr¨¢ hablar de un imperio.
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