?Por qu¨¦ impide ver el titanio?
El Museo Guggenheim est¨¢ lejos de llegar a cumplimentar las grandes expectativas que todos hab¨ªamos puesto en ¨¦l. Despu¨¦s de un inicio esplendoroso -sumamente ilusionante-, poco a poco, empez¨® a perder gas. S¨®lo de vez en cuando nos deparaba alguna exposici¨®n potente, redonda, admirable, que nos retra¨ªa al esplendor del principio.
Pese a que aspiramos al logro de lo mejor, cada uno de nuestros anhelantes deseos se estrella contra la realidad de facto, debido a que surgen las exposiciones con su tramoya de desigualdades. Algunas obras llevan el sello de lo err¨¢tico y otras no son sino vacuo escaparatismo. Casi todas quedan lejos de la completud art¨ªstica que merece un museo de alt¨ªsimo rango universal, como creemos debiera ser nuestro museo guggenheimiano, que tanto queremos.
La incompletud m¨¢s reciente la encontramos en estos mismos d¨ªas. Se han programado tres nuevas presentaciones de la Colecci¨®n Permanente, bajo los t¨ªtulos Pintura alemana tras la II Guerra Mundial, Joseph Beuys, Proceso y materialidad en el arte de mediados del siglo XX. Pues bien, de una treintena de obras que conforman las tres exposiciones, la mitad son obras expuestas con anterioridad en el Guggenheim. ?Habr¨¢ que ver en esto una indolente desgana, adem¨¢s de una falta de inventiva para ofrecer al p¨²blico el don preciado de lo m¨¢s atrayente?
Si por papanatismo o puro servilismo existen gentes que no quieren darse cuenta de que nuestro Guggenheim le ha perdido el pulso a lo que debe ser un museo vivo, all¨¢ ellos. Hago referencia a quienes las hojas de titanio les impide ver lo que hay y no hay dentro. Frente a eso, nosotros creemos que la adulaci¨®n lleva impl¨ªcita la inanidad, en tanto la exigencia cr¨ªtica busca llegar hasta el centro resolutivo de la verdad escamoteada.
Dicho esto, pasamos a ofrecer dar algunos datos sobre las obras de Joseph Beuys (1921-1986), puesto que sin ellos el valor de lo expuesto se puede perder como el agua en el agua, dejando de tener sentido, justamente en un artista lleno de sentido cr¨ªtico contra la sociedad de su tiempo, vale decir la nuestra.
En la instalaci¨®n denominada Terremoto (de 1981), Beuys muestra una antigua m¨¢quina de imprenta, donde se arraciman una bandera italiana, tableros, un contenedor de grasa, letras de plomo, una grabadora con cinta adhesiva y un folleto. La obra alude a la cat¨¢strofe que asol¨® una peque?a localidad de N¨¢poles en noviembre de 1980. La imprenta es el veh¨ªculo que sirve para la impresi¨®n de hojas informativas de contenido de izquierdas. La Acci¨®n del Tercer Camino, teor¨ªa activista que Beuys vivi¨® con pasi¨®n, porque descre¨ªa del sistema economicista, viniera del lado capitalista como por la v¨ªa marxista. Ese tercer camino entraba de lleno en la vertiente ecologista. Y as¨ª en Terremoto el artista enfrenta lo manual a lo tecnol¨®gico. Le importaban m¨¢s los entendimientos personales que el progreso tecnol¨®gico.
Escuchemos la voz de Beuys: 'Me da rabia que tantas personas del sur de Italia, que en su patria podr¨ªan realizar un trabajo m¨¢s apropiado y preciso con sus condiciones, finalmente se vean obligados a hacer de taxistas en Dusseldorf. Soy de la opini¨®n de que en N¨¢poles, y en todo el Mezzogiorno, hay todav¨ªa una idea de pueblo, a diferencia de otros pa¨ªses europeos, donde este sentimiento fue destruido por el ego¨ªsmo capitalista, por la americanizaci¨®n y la industrializaci¨®n. Cuando vine a N¨¢poles por primera vez, mi primer pensamiento fue: 'al fin estoy en casa, ¨¦sta es mi patria'.
Todo lo que aqu¨ª he trabajado, guarda relaci¨®n con la cat¨¢strofe, que es un estado permanete del sur. Si cada uno de nosotros lograse inventar algo, el Mezzogiorno podr¨ªa volver a ser un pa¨ªs feliz, un terreno f¨¦rtil para la creatividad. Por eso quise, precisamente en N¨¢poles, dejar sentada la afirmaci¨®n: la revoluci¨®n somos nosotros'.
Esta obra estuvo expuesta hace varios a?os en el Guggenheim de Bilbao, pero su texto no. ?Por qu¨¦?
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