Jospin acusa a Chirac de combatir la impunidad de todos menos la suya
El primer ministro franc¨¦s se radicaliza y rompe su imagen moderada
Reivindicar impunidad para s¨ª mismo y prometer 'tolerancia cero' con la peque?a delincuencia es una contradicci¨®n insostenible. ?ste es uno de los mensajes de Lionel Jospin, primer ministro y candidato a la presidencia de Francia, en un libro que rompe espectacularmente con la 'correcci¨®n pol¨ªtica' mantenida durante sus casi cinco a?os de cohabitaci¨®n. Jospin destaca que el presidente saliente, Jacques Chirac, 'ha reivindicado la impunidad, en el momento mismo en que sus amigos proclaman la tolerancia cero'.
Con este libro -Le temps de r¨¦pondre (El tiempo de responder), en realidad una larga entrevista- y con sus primeros discursos como candidato, Jospin intenta destruir la credibilidad de las promesas electorales de Chirac, cuya campa?a incluye ofertas llamativas: la ¨²ltima es una dr¨¢stica reducci¨®n de impuestos, que rebajar¨ªa en un 35% el impuesto sobre la renta en cinco a?os. El primer 5% de reducci¨®n afectar¨ªa 'a todos' (ricos y pobres) en este mismo ejercicio.
'Este hombre es incorregible', dijo de Chirac el ministro socialista de Economia, Dominique Strauss Kahn. 'Ofrece bajar los impuestos un 35%, y por qu¨¦ no un 50 o un 60%, de todos modos no lo va a hacer. Si Chirac es elegido, o no baja los impuestos, y entonces habra mentido a los electores, o no resolvera el problema de la seguridad'.
Varios expertos dudaron tambi¨¦n del realismo de la promesa y de la capacidad de la econom¨ªa francesa de absorber una baja tan importante de la presi¨®n fiscal. Los pol¨ªticos en campa?a tambi¨¦n han tenido tiempo de comentarlo. 'Un candidato a la presidencia no es Jesucristo multiplicando los panes', afirma el centrista Herv¨¦ Morin. El candidato de Los Verdes, No?l Mam¨¨re, no ha ahorrado ep¨ªtetos al presidente -'irresponsable, impostor, fantoche'-, mientras Jean-Pierre Cheven¨¨ment ha dicho que no se pueden poner en peligro los servicios p¨²blicos.
La t¨¢ctica del primer ministro, Lionel Jospin, es distinta: hace promesas menos tajantes y, en el libro de referencia, aporta detalles sobre la cohabitaci¨®n que presentan a Chirac como el autor de da?os econ¨®micos irreversibles, con su actitud 'desleal e irresponsable' en la crisis producida por la enfermedad de las vacas locas. En oto?o de 2000, la intervenci¨®n solemne del jefe del Estado en televisi¨®n, para reclamar una prohibici¨®n total de las harinas de origen animal y una prueba sistem¨¢tica de la enfermedad a toda la caba?a vacuna, fue 'el golpe m¨¢s duro que ha sufrido la agricultura francesa' en los ¨²ltimos a?os, a juicio del primer ministro-candidato.
Jospin reserva otras 'amabilidades' al presidente en cuanto al dominio de la pol¨ªtica exterior, lo que m¨¢s directamente ha llevado el jefe del Estado, al asegurar que le ha visto 'pasar, a menudo, de los juicios sumarios contra EE UU a proclamaciones de viva solidaridad'. El primer ministro-candidato justifica decisiones de su Gobierno, como la jornada semanal de 35 horas o el establecimiento de contratos de empleo para j¨®venes, en funci¨®n de respetar las promesas hechas a los electores. Otra piedra lanzada contra Chirac, al que Jospin acusa de haber emprendido una pol¨ªtica totalmente contraria a sus compromisos durante la campa?a presidencial de 1995.
La aparici¨®n del libro en cuesti¨®n, unida a sus primeros discursos como candidato, dan la medida de la fuerza con que Jospin ha iniciado su campa?a. Sin embargo, en el libro-entrevista, Jospin despacha s¨®lo en unos cuantos p¨¢rrafos su pasado como militante de una organizaci¨®n trotskista, que califica de mera 'aventura intelectual' y en la que asegura no haber militado 'verdaderamente' m¨¢s que un corto periodo de los a?os setenta. Pero es su flanco d¨¦bil y la derecha continuar¨¢ acus¨¢ndole de haber mentido al pueblo por ocultarlo hasta que no le qued¨® otro remedio que reconocerlo. Varios dirigentes de las formaciones pol¨ªticas que apoyan a Chirac salieron ayer al paso del libro de Jospin, imput¨¢ndole haber elegido la t¨¢ctica de golpear a Chirac para 'evitar hablar del balance desastroso de la izquierda plural'.
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