El autogobierno en una encrucijada
Por lo que se ha visto, el reciente c¨®nclave popular ha constituido una apoteosis, dir¨ªa que imp¨²dica, de inmovilismo al¨¦rgico a las reformas, de autocomplacencia (Espa?a va mejor) instalada en un mon¨®logo que no escucha, y de exaltaci¨®n posmoderna del nacionalismo espa?ol de siempre, con menos caspa y m¨¢s gomina. No es que algunos esper¨¢semos mucho de ese congreso, no. Empezando por el debate, con ribetes de funesta tragedia griega, sobre la sucesi¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y acabando por el intento m¨¢s desacomplejado de rearme ideol¨®gico de la derecha espa?ola desde la transici¨®n, a partir de las tesis m¨¢s uniformistas y centralistas posibles. Porque lo cierto es que no nos hallamos, como ha sugerido Jordi Pujol para rechazar la envenenada oferta de participar en un gobierno popular, ante el peligro de que Catalu?a devenga en el futuro una provincia m¨¢s de las conquistadas por las centurias aznarianas. Por desgracia para nosotros, no hay tal peligro porque el hecho es que el PP ya ha consumado a estas alturas su programa auton¨®mico: ha repartido el caf¨¦ descafeinado para todos y amenazado, claro est¨¢, con la necesaria armonizaci¨®n y coordinaci¨®n; ha abortado la presencia de las comunidades en los ¨®rganos de la Uni¨®n Europea e impulsado la denominada 'segunda descentralizaci¨®n', primero propiciando el traspaso de competencias auton¨®micas a los entes locales sin que el Estado se adelgace siquiera un miligramo ni solucione el grave problema de las haciendas locales, y luego primando una visi¨®n radial y macrocef¨¢lica del Estado con una ley de grandes ciudades y otra de capitalidad para Madrid. Ni el mism¨ªsimo Franco se atrevi¨® a negar a Barcelona un estatuto especial como el que se pretende ahora con el proyecto de Carta Municipal, aprobada un¨¢nimemente.
El envite lanzado por el PP a Converg¨¨ncia para entrar a formar parte del Gobierno no puede tener otra respuesta que buscar un acuerdo de autogobierno lo m¨¢s amplio posible
Particularmente, me inquieta sobremanera que el PP invoque ahora sus pactos auton¨®micos con el PSOE para justificar, 10 a?os m¨¢s tarde, su tramposa propuesta de Pacto Local, un ensayo m¨¢s de la clausura que experimenta el Estado auton¨®mico y que amenaza con sepultar definitivamente el esp¨ªritu constituyente y por desnaturalizar un proceso auton¨®mico que, por definici¨®n, es abierto y cambiante. No en vano, la Constituci¨®n no culmina un modelo, sino que, despu¨¦s de consagrar algunos principios como la unidad o la solidaridad, da el pistoletazo de salida a un proceso para acceder a la autonom¨ªa sin necesidad de cerrojos. Por ello, Rodr¨ªguez Zapatero debiera tomar buena nota, si no lo ha hecho ya, del reduccionismo de matriz espa?olista de Aznar. Y Pujol, que viene manteniendo pese a todo una colaboraci¨®n estable y duradera en el tiempo, deber¨ªa evitar aparecer como el ingenuo que no es esperando alguna concesi¨®n a la lectura amplia y generosa de la Constituci¨®n, o cambios en su pol¨ªtica antiterrorista y en sus relaciones con el nacionalismo democr¨¢tico vasco. Por ello, se me antojan como un aut¨¦ntico monumento a la incoherencia pol¨ªtica las razones dadas por el presidente catal¨¢n para desairar ahora a Aznar, que por supuesto obedecen a simple c¨¢lculo estrat¨¦gico y electoralista. ?Acaso hac¨ªa falta, como apuntaron algunos dirigentes de CiU, esperar al Congreso del PP para percibir las tesis m¨¢s cerradas a la mejora del autogobierno catal¨¢n y a la interpretaci¨®n en clave plural del actual modelo de Estado?
No es l¨ªcito, pues, blandir la reforma constitucional y estatutaria como si de un espantajo se tratara, ora como moneda de cambio para entrar en el Gobierno, ora como consecuencia de un desenlace, por otro lado previsible, de un debate congresual. La mejora del autogobierno no puede quedar condicionada ni por la agenda ni por los intereses partidarios de nadie. Ahora, Converg¨¨ncia i Uni¨®, m¨¢s all¨¢ de las afirmaciones ret¨®ricas, debe demostrar que est¨¢ dispuesta, como lo ha hecho la izquierda catalana, a sentar sin m¨¢s dilaciones las bases de un acuerdo institucional, lo m¨¢s amplio posible, para plantear en un horizonte razonable una mejora sustancial de nuestro autogobierno.
Joan Ridao es portavoz y diputado de ERC.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Independentismo
- Opini¨®n
- Nacionalismo
- Reforma constitucional
- Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero
- Constituci¨®n Espa?ola
- Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar
- Debates parlamentarios
- Comunidades aut¨®nomas
- Constituci¨®n
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Catalu?a
- Actividad legislativa
- Ideolog¨ªas
- Parlamento
- Espa?a
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica