Por favor, t¨®mense en serio la FP
Cualquiera que se asome a los numerosos informes, estudios, documentos, pronunciamientos y/o recomendaciones de las principales instituciones europeas relacionadas con la formaci¨®n profesional (particularmente, las Direcciones Generales XII y V de la Comisi¨®n Europea, el Cedefop, la European Training Foundation...) advertir¨¢ inmediatamente la un¨¢nime significaci¨®n que tales instituciones atribuyen a este tipo de formaci¨®n: la FP constituye un instrumento decisivo para facilitar a los individuos el ingreso, el mantenimiento y/o la progresi¨®n en el mercado laboral, para hacer m¨¢s competitivos a los sectores productivos (y, por ende, a las econom¨ªas nacionales) y para promover la cohesi¨®n social, al procurar una mayor igualdad de oportunidades para los colectivos con m¨¢s dificultades de acceso al mercado laboral.
Al hilo de estos tres grandes objetivos que caracterizan a la FP, las instituciones europeas est¨¢n actualmente debatiendo y realizando propuestas y recomendaciones -as¨ª como requiriendo soluciones y medidas a los Estados miembros- sobre aquellas cuestiones que, se supone, deben contribuir a la implementaci¨®n de estos objetivos; principalmente, sobre:
- La formaci¨®n profesional de los j¨®venes en b¨²squeda del primer empleo (particularmente, de los que carecen de cualificaci¨®n alguna).
- La actualizaci¨®n y/o recualificaci¨®n de la poblaci¨®n activa mayor de 45 a?os con riesgo de perder el empleo o en situaci¨®n de paro (no parece sensato -ya no s¨®lo por inter¨¦s de los individuos, sino tambi¨¦n del conjunto del sistema socioecon¨®mico- desaprovechar, 15 o 20 a?os antes de su jubilaci¨®n, el potencial para el empleo de poblaci¨®n activa con acreditada experiencia laboral).
- La formaci¨®n y cualificaci¨®n de otros colectivos con especiales dificultades de inserci¨®n en el mercado laboral.
- La extensi¨®n y generalizaci¨®n entre la poblaci¨®n activa de la cultura de la 'formaci¨®n continua' o 'formaci¨®n a lo largo de toda la vida', as¨ª como el desarrollo y ampliaci¨®n de ofertas de formaci¨®n continua para la poblaci¨®n activa y la facilitaci¨®n de su acceso a ella (particularmente, en las pymes).
- La elaboraci¨®n de nuevas metodolog¨ªas (esto es, de procesos de ense?anza-aprendizaje adaptados y aptos para la poblaci¨®n adulta) que hagan efectivo y eficaz el objetivo del aprendizaje permanente.
- El incremento de la inversi¨®n de las empresas en formaci¨®n.
- El establecimiento de sistemas de acreditaci¨®n que reconozcan el aprendizaje y las cualificaciones adquiridas informal o no formalmente, para incentivar el progreso en la formaci¨®n y en la cualificaci¨®n de la poblaci¨®n activa.
- La optimizaci¨®n de los actuales recursos formativos y la generaci¨®n de nuevos recursos (rompiendo las tradicionales fronteras artificiales entre formaci¨®n te¨®rica y pr¨¢ctica, formaci¨®n acad¨¦mica y profesional, formaci¨®n formal y no formal) para atender las crecientes necesidades formativas derivadas de los cambios tecnol¨®gicos y su consiguiente efecto en la evoluci¨®n de las cualificaciones.
- La transparencia y coherencia de los sistemas de cualificaciones, para dirigir la oferta hacia las cualificaciones requeridas, orientar a la demanda en la elecci¨®n de cursos formativos y ocupaciones y, en fin, dinamizar y hacer realmente ¨²tiles los servicios formativos...
Que en la anterior relaci¨®n no se haya hecho menci¨®n a la formaci¨®n profesional inicial no supone, en absoluto, que dicha cuesti¨®n haya desaparecido de la agenda de las instituciones europeas. Pero s¨ª es cierto que la imparable generalizaci¨®n de la cultura de la formaci¨®n a lo largo de toda la vida (o formaci¨®n permanente) ha redefinido el significado determinante que ten¨ªa tradicionalmente la formaci¨®n profesional inicial; y que, sobre todo, la pr¨¢ctica totalidad de los Estados miembros de la Uni¨®n Europea acaban de reformar sus sistemas de formaci¨®n profesional inicial, por lo que puede considerarse que esta cuesti¨®n ha recibido un tratamiento adecuado y en estos momentos no constituye un objeto de atenci¨®n prioritaria para las instituciones europeas. En efecto, Espa?a tambi¨¦n acaba de reformar su sistema de FP inicial a trav¨¦s de la LOGSE, aprobada en 1990; y, aunque todav¨ªa es pronto para hacer un balance riguroso de esta reforma (cuya implantaci¨®n generalizada a¨²n no ha concluido), no parece que sus primeros resultados sean insatisfactorios.
En definitiva, sin que la FP inicial deje de ser una cuesti¨®n objeto de inter¨¦s para las instituciones europeas competentes en FP, parece evidente que los problemas y preocupaciones prioritarios de Europa se centran en lo que en nuestro pa¨ªs se conoce como formaci¨®n profesional ocupacional (FPO) y formaci¨®n continua (FC).
En este contexto, el Gobierno acaba de aprobar un proyecto de ley sobre la FP. En estas mismas p¨¢ginas (EL PA?S, 23-IV-2001) tuve oportunidad de valorar un anteproyecto de esta ley, pr¨¢cticamente id¨¦ntico al proyecto aprobado. Y sigo considerando que el actual proyecto reproduce -sin que medie an¨¢lisis alguno sobre su inexplicado incumplimiento- enunciados y objetivos que ya fueron aprobados por el propio Gobierno hace cuatro a?os, en el II Programa Nacional de FP; y que -lo que resulta m¨¢s grave- sigue sin crear o establecer los mecanismos e instrumentos que ofrezcan garant¨ªas de que esta vez se cumplir¨¢n.
Dicho esto, el proyecto pasa de puntillas o ni siquiera alude a las principales cuestiones (arriba mencionadas) que en relaci¨®n con la FP se est¨¢n abordando actualmente en los foros institucionales de la UE. Lo m¨¢s preocupante es que no es s¨®lo el Gobierno el que pasa de puntillas.
Por expresarlo de un modo m¨¢s gr¨¢fico y directo: ?cree realmente el Gobierno que el actual Plan FIP y los Certificados de Profesionalidad atienden de forma eficaz y efectiva las demandas de cualificaci¨®n de los j¨®venes no cualificados en busca del primer empleo, de los mayores de 45 a?os en situaci¨®n de desempleo y de otros colectivos con especiales dificultades de inserci¨®n laboral? ?Qu¨¦ medidas u objetivos hay en el proyecto de ley destinados a facilitar la incorporaci¨®n de las pymes a la formaci¨®n continua, o a inducir la inversi¨®n de las empresas en formaci¨®n, o a establecer un aut¨¦ntico sistema de aprendizaje permanente para la poblaci¨®n activa?
Por su parte, ?cree realmente la oposici¨®n que el problema fundamental de este proyecto de ley reside b¨¢sicamente en la FP gestionada por el sistema educativo y, particularmente, en el procedimiento de nombramiento de los directores de los centros integrados? ?Se parece en algo la movilizaci¨®n de opiniones contra la LOU (promovida leg¨ªtimamente por la oposici¨®n) al desierto de manifestaciones 'opositoras' que han acompa?ado la elaboraci¨®n del proyecto de ley de la FP?
Por otro lado, el t¨ªmido -pero c¨®mplice- asentimiento de los agentes sociales al proyecto de ley, ?significa que est¨¢n de acuerdo con el actual grado de regulaci¨®n de la formaci¨®n continua y del derecho a la formaci¨®n de la poblaci¨®n activa?; ?supone que consideran que existen suficientes incentivos para inducir la inversi¨®n de las empresas en formaci¨®n y/o que los recursos formativos del actual sistema de formaci¨®n continua son suficientes para atender las necesidades de formaci¨®n de toda la poblaci¨®n activa ocupada, particularmente de las pymes?
En fin, ?consideran realmente las CC AA -que, l¨®gicamente, ya que a ellas les corresponde la gesti¨®n efectiva de la FP Reglada y Ocupacional, reclaman un cierto protagonismo en la implementaci¨®n del sistema de cualificaciones profesionales (si alguna vez llega ¨¦ste a desarrollarse)- que el problema fundamental del proyecto de ley es s¨®lo un problema de delimitaci¨®n de competencias? Y, puestos a hablar de competencias, ?por qu¨¦ no reclaman las CC AA participar en la gesti¨®n de los fondos p¨²blicos que se destinan a programas de formaci¨®n continua en sus respectivos ¨¢mbitos territoriales?
Y, ?por qu¨¦ no decirlo?, quienes tambi¨¦n han pasado de puntillas por el proyecto de ley han sido los medios de comunicaci¨®n. La reci¨¦n aprobada ley universitaria (LOU) fue capaz de generar, durante su tramitaci¨®n, r¨ªos de tinta impresa en la pr¨¢ctica totalidad de los medios de comunicaci¨®n. Y entiendo que ello fuera as¨ª, ya que esta ley iba (va) a tener una incidencia efectiva en la formaci¨®n y cualificaci¨®n de aproximadamente un mill¨®n y medio de ciudadanos. Lo sorprendente y preocupante es que el actual proyecto de ley sobre la FP s¨®lo ara?e un pu?ado de p¨¢rrafos en alg¨²n medio de comunicaci¨®n, cuando su objeto es la formaci¨®n y cualificaci¨®n de m¨¢s de quince millones de ciudadanos.
Adem¨¢s de las declaraciones enf¨¢ticas sobre la FP que unos y otros pronuncian peri¨®dica y recurrentemente, ?interesa realmente a alguien mejorar nuestra FP? Por favor, t¨®mensela m¨¢s en serio.
Francisco de As¨ªs Blas es profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid.
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