Israel toma la 'capital' palestina en su mayor ofensiva militar en veinte a?os
Miles de soldados y un centenar de carros de combate cercan un campo de refugiados de Ramala
'Ya est¨¢n aqu¨ª', exclam¨® un miliciano palestino, M-16 en ristre, en las puertas de la gran mezquita de Abdelnasr, en el barrio de Al Sarafe, en el centro de Ramala, mientras apuntaba con la mirada una calle desierta, al extremo de la que acababa de asomar un soldado israel¨ª en traje de combate. M¨¢s de un centenar de carros, miles de soldados, helic¨®pteros de combate y cazabombarderos F-16 tomaron desde primeras horas de la madrugada de ayer Ramala, de 50.000 habitantes, capital administrativa de la Cisjordania palestina y sede provisional del Gobierno del presidente Yasir Arafat.
Con esta operaci¨®n militar, la m¨¢s ambiciosa del Gobierno del nacionalista Ariel Sharon en esta Intifada, culmina una ofensiva general que se inici¨® hace dos semanas en Nabl¨²s, Jen¨ªn, Tulkarem, Kalkilia, y que prosigui¨® en el campo de refugiados de Jabalia, en Gaza, la plaza fuerte de los movimientos fundamentalistas y un n¨²cleo torturado por la pobreza y la desesperanza, que cuenta con un elevado ¨ªndice de poblaci¨®n.
En total, m¨¢s de 34 muertos en las ¨²ltimas 24 horas. El miliciano del M-16 y el soldado en traje de combate ni siquiera llegaron a verse las caras. El activista palestino prefiri¨® retirarse a posiciones m¨¢s seguras, entre el vericueto de calles cercanas al mercado. El soldado israel¨ª, presumiblemente un despistado, dio media vuelta y rehizo el camino andado para reunirse con su unidad, situada muy cerca, en los aleda?os del campo de refugiados de Amari.
El estruendo de un ob¨²s de un tanque devolver¨ªa a los dos combatientes a la realidad de una batalla que se inici¨® hace 50 a?os. La puerta met¨¢lica de un comercio, una tienda de material fotogr¨¢fico, se abrir¨ªa inesperadamente para dar paso a una mano y a un susurro: 'Esta usted loco, m¨¦tase aqu¨ª. ?No ve que est¨¢n disparando?'. En la oscuridad del local, silencio absoluto. Un rayo de luz permitir¨ªa vislumbrar en un rinc¨®n una bandera verde de Ham¨¢s. Fuera, m¨¢s tiroteos.
A la misma hora, en la residencia del Mokata, el presidente Yasir Arafat recib¨ªa al enviado europeo, Miguel ?ngel Moratinos, que, con dos de sus m¨¢s valiosos colaboradores, hab¨ªa conseguido doblegar la intransigencia de la burocracia israel¨ª, subirse en su veh¨ªculo blindado, cruzar todos los controles y dar un abrazo al anciano l¨ªder de la OLP (Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina). Comieron juntos en el sal¨®n del segundo piso, el que carece de ventanas, mientras comentaban en voz alta y en tono indignado que se trataba de la 'peor ofensiva' y que 'pon¨ªa en peligro cualquier iniciativa de paz'. Luego, los dos hablaron con Sim¨®n Peres. No sirvi¨® de nada.
El objetivo del Ej¨¦rcito israel¨ª no es Ramala, es Amari, uno de los campos de refugiados m¨¢s belicosos de Cisjordania, plataforma de los comandos suicidas en su camino hacia Jerusal¨¦n. Oficialmente el campo tiene 8.000 habitantes; en realidad, el censo es mucho mayor.
Ayer por la ma?ana, como si fuera un pr¨®logo, las tropas dinamitaron la casa de Wafa Idris, la primera mujer suicida, militante de las Brigadas de los M¨¢rtires de Al Aqsa, que se inmol¨® hace un mes en la calle Jafo, provocando un muerto y m¨¢s de 200 heridos. En una Ramala desierta -'no salgan de sus casas', recomienda una voz met¨¢lica a trav¨¦s de los altavoces de un jeep militar-, el Ej¨¦rcito tom¨® posiciones en torno a Amari. La operaci¨®n no ser¨¢ diferente de la efectuada en otros campos de refugiados de Cisjordania o de la realizada en la noche del lunes en Jabalia, que se sald¨® con 19 muertos.
En su interior, los hombres no parecen muy decididos a participar en el combate. La gran mayor¨ªa est¨¢ dispuesta a rendirse en cuanto escuche la primera orden. Todos desean que Ramala sea el punto final de una ofensiva que se inici¨® hace dos semanas. La llegada del emisario norteamericano, Anthony Zinni, podr¨ªa suponer el establecimiento de un alto el fuego y la apertura de negociaciones entre los dos bandos. Para entonces la capital de la Cisjordania palestina, la sede provisional del Gobierno de Arafat, habr¨¢ capitulado, como lo han hecho el resto de las ciudades aut¨®nomas.
Sin embargo, desde su escondrijo secreto, Maru¨¢n Barguti, el l¨ªder de la Intifada, el jefe de los Tanzim, promete represalias: 'Israel pagar¨¢ el precio de sus actos por lo que est¨¢ haciendo en Ramala'.
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