La mirada inocente
Comparten Elling e Italiano para principiantes, las dos ¨²ltimas comedias n¨®rdicas que han llegado hasta nosotros, un curioso elemento com¨²n: el hecho de hablar de personajes alejados por completo del espectador medio, hasta el punto de que, cuando echan a andar ambas pel¨ªculas, sentimos el fr¨ªo aliento de la inquietud: qu¨¦ nos importan esas vidas, qu¨¦ diantres tienen que ver esas criaturas con nosotros. Es, en los dos casos, y por fortuna, un espejismo: poco a poco, mediante una sabia dosificaci¨®n de la intriga y un portentoso dise?o de personajes, las criaturas del filme noruego y las del dan¨¦s se van haciendo cercanas, m¨¦rito de guiones escritos con primor, dosificados con destreza, tanto como para que lleguemos a sentir ternura por ese ni?o grande que es Elling, por ese salido que es Kjell Bjarne o por el grupo heterodoxo que protagoniza Italiano para principiantes.
ELLING
Director: Petter Naess. Int¨¦rpretes: Per Christian Ellefsen, Sven Nordin, Marit Pia Jacobsen, Jorgensen P. Christensen. Gui¨®n: Axel Hellstenius. Fotograf¨ªa: Svein Krovel. M¨²sica: Lars L. Stenberg. G¨¦nero: Comedia, Noruega, 2001. Duraci¨®n: 90 minutos.
No comparten, en cambio, ni la mirada ni, por consecuencia casi natural, tampoco la situaci¨®n de la c¨¢mara o la manera que ¨¦sta tiene de moverse. Elling es un filme m¨¢s ortodoxo, en el que la c¨¢mara se constituye en una suerte no de personaje solidario, como en el filme dan¨¦s con certificado del movimiento Dogma rodado por Lone Scherfig, sino en una suerte de neutral, aparentemente inocente espejo: desde ¨¦l vemos el discurrir de la vida de los dos personajes principales, que reclaman nuestra adhesi¨®n mediante estrategias diferentes.
Ante todo, desde lo surreal, casi ex¨®tico, de su comportamiento: un Peter Pan que ha vivido cuarenta a?os sin salir de su casa, un salido que, tras su paso por un psiqui¨¢trico, intenta plasmar su sue?o infantil -o no tanto- de hacer el amor cuantas m¨¢s veces, mejor. Con estos personajes, una novela de partida y un portentoso uso de la elipsis, Petter Naess construye una historia tierna, recorrida por un humor de sonrisa nada f¨¢cil, pero de liberadora inocencia. Es como si el noruego nos recordara, al cabo de tantos a?os de narraciones posmodernas, que hay que volver a contar historias como si no todo estuviera ya dicho, como si fuese a¨²n posible transmitir sentimientos complejos con sencillez, admirable lecci¨®n de un desconocido que se mueve con soltura en los terrenos de la comedia con tintes de certera cr¨ªtica social.
Sin hacer ruido
El resultado es una pel¨ªcula espl¨¦ndida, reposada y optimista; un filme que, sin hacer ruido, ha obtenido ya el premio del p¨²blico del pasado Festival de San Sebasti¨¢n y una ins¨®lita, por inesperada, no por inmerecida, candidatura al Oscar a la mejor pel¨ªcula de habla no inglesa. Y sin que sirva de precedente, conviene, por esta vez, darle la raz¨®n a los de la Academia de Hollywood: Elling es una segura recomendaci¨®n para p¨²blicos inteligentes.
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