Un di¨¢logo emancipador
Intentar reconstruir, con las urgencias que la circunstancia impone, el sentido de la obra gadameriana, esforzarse en se?alar sus m¨¢s importantes aportaciones a la filosof¨ªa del siglo XX o aplicarse con denuedo de especialista a dibujar un perfil lo m¨¢s afinado posible del conjunto de sus propuestas, a buen seguro constituyan tareas tan in¨²tiles como improcedentes en este momento. Puestos a realizar una evocaci¨®n de urgencia, acaso merezca la pena destacar, casi a t¨ªtulo de apuesta, aquello por lo que Gadamer muy probablemente ser¨¢ recordado en este nuevo siglo que apenas alcanz¨® a pisar.
El autor de Verdad y m¨¦todo es, sin sombra alguna de duda, el representante por excelencia de la filosof¨ªa hermen¨¦utica actual. Esta caracterizaci¨®n desborda con mucho el ¨¢mbito estrictamente acad¨¦mico, el de los fil¨®sofos profesionales o el de los eruditos de un cierto periodo de la historia de la filosof¨ªa europea. Que Gadamer es el gran te¨®rico de la interpretaci¨®n significa, a los efectos de lo que ahora importa, que el conjunto de su obra puede ser visto como una formidable reflexi¨®n acerca del significado de esa actividad que denominamos lectura. Se podr¨ªa afirmar, y habr¨ªa verdad en ello, que Gadamer nos ha ense?ado a leer, siempre que a dicha afirmaci¨®n le atribuyamos toda la profundidad que se merece. Para ¨¦l la empresa que debe afrontar hoy un pensamiento hermen¨¦utico es la de 'aclarar este milagro de la comprensi¨®n que no es una secreta comunicaci¨®n entre las almas, sino un participar en el sentido compartido'. Los cl¨¢sicos y sus obras no deben ser vistos como objeto de veneraci¨®n, lugar sagrado al que acudir en busca de auxilio y gu¨ªa o, menos a¨²n, tribunal de ¨²ltima instancia en el que dirimir los conflictos del presente. Cl¨¢sico es, por decirlo con las palabras de Italo Calvino, 'un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir'.
Pero lo que eso finalmente significa es que para Gadamer leer a los autores del pasado es tomarlos como interlocutores, interpelarlos y dejarse interpelar por ellos. En definitiva, restablecer ese v¨ªnculo, tan castigado por el pensamiento reciente que denominamos di¨¢logo. Gadamer ha configurado el debate que nos concierne, ha puesto voz a actitudes insoslayables, a modos de encarar lo m¨¢s grave de cuanto nos pasa. No es un pensador que concite unanimidades, sino que lleva a cabo otra tarea, mucho m¨¢s espec¨ªficamente filos¨®fica: da que pensar, incluso a los que est¨¢n muy lejos de sus posiciones.
Manuel Cruz es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Contempor¨¢nea en la Universidad de Barcelona.
Babelia
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