Europa en construcci¨®n
Conciliar la llamada Europa econ¨®mica, la Europa del capital, la de la flexibilizaci¨®n de los mercados, con la Europa social, la de las garant¨ªas de los derechos laborales y sociales, ha constituido sin duda alguna la aportaci¨®n que la cumbre europea de Barcelona ha realizado a la que yo denomino la Europa en construcci¨®n, la nueva Europa competitiva y social del siglo XXI.
Desde los albores de la gestaci¨®n de los primeros tratados en Roma, la creaci¨®n de la CE y la firma del tratado de la CECA, desde los arcanos or¨ªgenes de esta unidad econ¨®mica europea hasta esta ¨²ltima cumbre del a?o 2002 en Barcelona, aquello que los pa¨ªses fundadores de dicha uni¨®n se propusieron ha venido a desarrollar una nueva concepci¨®n de Europa: no ya s¨®lo aquella Europa que quer¨ªa ser fuerte en los avatares militares, sino una Europa que construye su nueva identidad. A partir de Barcelona estamos ya en condiciones de afirmar que avanzamos hacia una Europa cada vez m¨¢s s¨®lida que nos permite alcanzar una identidad com¨²n propia, ya no s¨®lo como mercado econ¨®mico y monetario, sino tambi¨¦n como uni¨®n social y con una reconocida proyecci¨®n en pol¨ªtica internacional. Inmersos en este periodo constituyente recientemente abierto y dirigido por Giscard d'Estaing hacia la construcci¨®n de una reforzada Europa econ¨®mica, social y con mayor capacidad de intervenci¨®n internacional, la cumbre de Barcelona se ha revelado como una gran contribuci¨®n.
Los dirigentes de los 15 pa¨ªses europeos -a los cuales acompa?aban los mandatarios de los futuros nuevos socios, que conformar¨¢n el d¨ªa de ma?ana la Europa de los 27- se presentaron en Barcelona con posiciones diversas, heterog¨¦neas y en algunos casos manifiestamente enfrentadas, como ocurr¨ªa especialmente con nuestra vecina Francia. Pero la presidencia espa?ola no deseaba en modo alguno que esta cumbre supusiera un nuevo fracaso, como fue la de Estocolmo, sino, al contrario, que se avanzara en el cumplimiento de la agenda europea fijada en anteriores cumbres, especialmente las de Niza, Luxemburgo y la cumbre social de Lisboa.
Las reformas estructurales que necesita nuestro mercado ¨²nico europeo -tales como la liberalizaci¨®n de sectores como el energ¨¦tico, especialmente el de la electricidad y el gas- han avanzado en Barcelona hacia el cumplimiento de una liberalizaci¨®n en 2004 para todos los usuarios empresariales, los cuales representan el 60% del mercado energ¨¦tico, y posteriormente se ha acordado su estudio y negociaci¨®n para una completa liberalizaci¨®n a los usuarios dom¨¦sticos. Francia, el principal escollo en esta negociaci¨®n, se ha comprometido a estudiar a partir del a?o pr¨®ximo la completa liberalizaci¨®n. Sin duda, el ejemplo franc¨¦s constituye el paradigma de la contradicci¨®n en el sector energ¨¦tico. A trav¨¦s de la empresa p¨²blica EDF, el Estado franc¨¦s puede participar en los diferentes mercados energ¨¦ticos de otros pa¨ªses europeos. As¨ª ocurri¨® con la compra de la compa?¨ªa London Electricity y con la participaci¨®n en diversos proyectos ubicados en B¨¦lgica,Italia y Espa?a. En cambio, el resto de pa¨ªses europeos no puede acceder al mercado franc¨¦s precisamente por no estar liberalizado. Es evidente que en un mercado europeo ¨²nico no pueden producirse discriminaciones como la descrita.
Por ello, resulta necesaria una mayor conexi¨®n entre los mercados energ¨¦ticos. Barcelona tambi¨¦n ha conseguido avanzar en esta direcci¨®n, ya que se ha logrado que los pa¨ªses puedan intercambiar un m¨ªnimo del 10% de su capacidad de producci¨®n energ¨¦tica en 2005. Pero el complemento necesario a esa Europa econ¨®mica con mercados cada vez m¨¢s importantes es la construcci¨®n de una Europa social. Desde la cumbre de Luxemburgo, donde se comenz¨® a dar prioridad a las pol¨ªticas sociales activas, se ha avanzado hasta llegar a esta cumbre de Barcelona, en la que se han adoptado decisiones tan importantes como la de alargar la vida laboral efectiva de los ciudadanos reduciendo las ayudas a las jubilaciones anticipadas, as¨ª como marcar el objetivo de creaci¨®n de 20 millones de empleos hasta 2010. M¨¢s y mejor empleo, y m¨¢s educaci¨®n, como el programa de guarder¨ªas y laprevisi¨®n de que antes de 2003 haya un ordenador conectado a Internet por cada 15 alumnos han significado el mayor ¨¦xito de esta cumbre. Los catalanes y los europeos hemos vuelto a dibujar la Barcelona cosmopolita, la del civismo, la de la libertad y la convivencia. Todo ello gracias tambi¨¦n a la acci¨®n de los agentes y fuerzas de seguridad, as¨ª como a las tres administraciones competentes que han permitido el ejercicio leg¨ªtimo de la participaci¨®n en todas las manifestaciones que se han realizado con un cariz c¨ªvico y festivo. Debe destacarse especialmente el comportamiento de todos los catalanes en el sacrificio que ha supuesto para ellos acoger esta cumbre en la capital, as¨ª como el de todas aquellas personas que libremente han querido aportar su otra manera de ver Europa.
El Gobierno espa?ol ya afirm¨®, despu¨¦s de la celebraci¨®n de la euromanifestaci¨®n sindical, que los objetivos de los Quince y de sus gobiernos eran los mismos, que todos los caminos deben llevarnos hacia una Europa m¨¢s competitiva, pero tambi¨¦n hacia una Europa m¨¢s social, aunque unos y otros avancen por caminos en apariencia diferentes. Sin duda, la contribuci¨®n de Barcelona ha sido ofrecer una cumbre viva, din¨¢mica, participativa, segura, cosmopolita y convivencial, y el ¨¦xito de la presidencia espa?ola ha sido el de conseguir, desde la negociaci¨®n y el di¨¢logo tanto con los sindicatos como con la patronal europea, la compatibilidad de la Europa de los mercados con la Europa social. S¨®lo me resta decir que este ejemplo habr¨¢ servido especialmente para hacer reflexionar a alg¨²n l¨ªder catal¨¢n sobre la aportaci¨®n de los pol¨ªticos, principalmente la de aqu¨¦llos con mayores responsabilidades, que no es otra que la de contribuir a construir una Europa de los Quince tambi¨¦n en lo social. Eso es lo que Barcelona ha demostrado que tambi¨¦n es posible hacer.previsi¨®n de que antes de 2003 haya un ordenador conectado a Internet por cada 15 alumnos han significado el mayor ¨¦xito de esta cumbre. Los catalanes y los europeos hemos vuelto a dibujar la Barcelona cosmopolita, la del civismo, la de la libertad y la convivencia. Todo ello gracias tambi¨¦n a la acci¨®n de los agentes y fuerzas de seguridad, as¨ª como a las tres administraciones competentes que han permitido el ejercicio leg¨ªtimo de la participaci¨®n en todas las manifestaciones que se han realizado con un cariz c¨ªvico y festivo. Debe destacarse especialmente el comportamiento de todos los catalanes en el sacrificio que ha supuesto para ellos acoger esta cumbre en la capital, as¨ª como el de todas aquellas personas que libremente han querido aportar su otra manera de ver Europa.
El Gobierno espa?ol ya afirm¨®, despu¨¦s de la celebraci¨®n de la euromanifestaci¨®n sindical, que los objetivos de los Quince y de sus gobiernos eran los mismos, que todos los caminos deben llevarnos hacia una Europa m¨¢s competitiva, pero tambi¨¦n hacia una Europa m¨¢s social, aunque unos y otros avancen por caminos en apariencia diferentes. Sin duda, la contribuci¨®n de Barcelona ha sido ofrecer una cumbre viva, din¨¢mica, participativa, segura, cosmopolita y convivencial, y el ¨¦xito de la presidencia espa?ola ha sido el de conseguir, desde la negociaci¨®n y el di¨¢logo tanto con los sindicatos como con la patronal europea, la compatibilidad de la Europa de los mercados con la Europa social. S¨®lo me resta decir que este ejemplo habr¨¢ servido especialmente para hacer reflexionar a alg¨²n l¨ªder catal¨¢n sobre la aportaci¨®n de los pol¨ªticos, principalmente la de aqu¨¦llos con mayores responsabilidades, que no es otra que la de contribuir a construir una Europa de los Quince tambi¨¦n en lo social. Eso es lo que Barcelona ha demostrado que tambi¨¦n es posible hacer.
Alicia S¨¢nchez es portavoz del PP de Catalu?a.
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