A palos con los pol¨ªticos argentinos
Los ciudadanos aprovechan cualquier ocasi¨®n para increpar a sus dirigentes
Los pol¨ªticos argentinos viven entre sobresaltos. El desprestigio de quienes han estado y est¨¢n en la funci¨®n p¨²blica es de tal calibre, que pocos pueden caminar tranquilamente por la calle sin tropezar con la ira de los ciudadanos. En sus casas, en el bar, en el restaurante, en la sauna, en el aeropuerto o en el campo de golf... cualquier lugar p¨²blico puede ser escenario del abucheo, el escarnio o de la agresi¨®n. Hasta fecha reciente los militares de la dictadura eran los ¨²nicos objetivos de los escraches. Ahora, no pasa un d¨ªa sin que la prensa utilice esta palabra del lunfardo (la jerga de los bajos fondos bonaerenses), que significa acto de repudio popular callejero, para dar cuenta de incidentes en los que hay un pol¨ªtico por medio.
Domingo Cavallo vive pr¨¢cticamente oculto desde que dimiti¨® como ministro de econom¨ªa
El ¨²ltimo objetivo de la campa?a es nada menos que el presidente Eduardo Duhalde. Una asamblea de vecinos decidi¨® realizar la semana pasada un escrache frente a la casa de su vecino m¨¢s ilustre en Lomas de Zamora (provincia de Buenos Aires), donde tiene su residencia particular el primer mandatario.
La persecuci¨®n a los pol¨ªticos no tiene l¨ªmites territoriales. Carlos Ruckauf, ministro de Asuntos Exteriores, fue reconocido en el aeropuerto de Barajas durante su ¨²ltima visita a Madrid. '?Chorro!', '?ladr¨®n!', '?corrupto!', gritaron varios pasajeros que se dispon¨ªan a abordar el vuelo de Aerol¨ªneas Argentinas rumbo a Buenos Aires. El jefe de la diplomacia respondi¨® con el poco diplom¨¢tico gesto de mostrar el dedo coraz¨®n.
El ex presidente Ra¨²l Alfons¨ªn, senador de la Uni¨®n C¨ªvica Radical (UCR) por la provincia de Buenos Aires, ha sufrido ya varios escraches frente a su domicilio, en la c¨¦ntrica avenida Santa Fe. El primer abucheo se produjo el 13 de febrero, cuando unas 50 personas que le esperaban en la calle empezaron a insultarle a su llegada. El veterano pol¨ªtico, de 74 a?os, no pudo contenerse cuando escuch¨® los gritos de ladr¨®n y corrupto, descendi¨® del coche y se li¨® a tortazos con los manifestantes.
'Ya no creo en ning¨²n pol¨ªtico' es una frase que suscribe el 78,4% de los consultados en una encuesta del Centro de Estudios de Opini¨®n P¨²blica. Los partidos pol¨ªticos ocupan el ¨²ltimo lugar en valoraci¨®n de la credibilidad de las instituciones.
'La gente nos repudia a todos , no nos quiere. Si no existe un cambio revolucionario en el que podamos llevar algo de credibilidad a la gente, esto se va todo al bombo (infierno)', ha declarado el gobernador de San Juan, Alfredo Avel¨ªn (peronista).
Una de las primeras acciones de repudio tuvo lugar a finales de diciembre contra Rodolfo Barra, ex ministro de Justicia de Carlos Menem (peronista), cuando tomaba un caf¨¦ con su esposa en un centro comercial de Buenos Aires. Tuvo que abandonar precipitadamente el lugar abucheado por la gente y protegido por cuatro agentes de la Polic¨ªa Federal, no sin antes gritar: 'Soy libre de estar donde quiera'. Por si acaso, el ex ministro menemista ha cambiado su apariencia al afeitarse la barba. Pelucas, sombreros, gafas de sol est¨¢n de moda entre los pol¨ªticos para pasar m¨¢s desapercibidos.
El propio Menem, que no deja de hacer declaraciones contra el Gobierno desde su refugio en Anillaco, ha confesado que no se atreve a pasear por la calle Florida. Prefiere vivir recluido en su provincia natal -La Rioja-, o viajar a Chile en compa?¨ªa de su esposa, Cecilia Bolocco. Eduardo Menem, senador peronista y hermano del ex presidente, tambi¨¦n termin¨® a golpes en un vuelo que le trasladaba de La Rioja a Buenos Aires. Un pasajero dijo sentir 'olor a mierda' y en cuesti¨®n de segundos recibi¨® una trompada en pleno rostro.
Desde que dimiti¨® como ministro de Econom¨ªa, Domingo Cavallo vive en la semiclandestinidad. El autor de una de las medidas m¨¢s impopulares decretadas en los ¨²ltimos tiempos (el corralito) apenas se le ve en p¨²blico. El que fuera su principal asesor, Horacio Liendo, bajaba de un taxi en pleno centro de Buenos Aires cuando le abord¨® un transe¨²nte: 'Vos sos Liendo, ?no?' No pudo contestar porque recibi¨® un pu?etazo. Subi¨® de nuevo al taxi y desapareci¨®.
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