El sue?o americano de siete 'balseros'
Un documental retrata la vida de un grupo de emigrantes cubanos
Condensar en dos horas siete a?os de la vida de un grupo de emigrantes ilegales cubanos que en 1994 emprendieron la incierta aventura de una nueva existencia. Eso es lo que han logrado Carles Bosch y Josep Maria Dom¨¨nech en su conmovedor documental Balseros. El largometraje, que se estrena el pr¨®ximo viernes, derrocha oficio period¨ªstico, pero tambi¨¦n entrega y pasi¨®n por la historia que aborda.
Por avatares del destino, Carles Bosch, reportero curtido en mil frentes informativos, se encontraba en agosto de 1994 en la Rep¨²blica Dominicana preparando un reportaje para la cadena catalana TV-3 cuando, muy cerca de all¨ª, en Cuba, salt¨® la noticia: decenas de miles de isle?os se estaban lanzando al mar en toscas embarcaciones camino de Florida. Bosch no lo dud¨®, su olfato le dijo que hab¨ªa que llegar pronto para contar el ¨¦xodo, y hacia all¨¢ se fue. Unos d¨ªas despu¨¦s, TV-3 le mand¨® un c¨¢mara, Josep Maria Dom¨¨nech. 'Fue una suerte que viniera ¨¦l, porque es de lo mejor', dice el reportero, y juntos filmaron los preparativos del viaje al pa¨ªs de las maravillas de siete balseros que el azar les puso enfrente. Quince d¨ªas despu¨¦s, Castro -tras pactarlo con Bill Clinton- cerr¨® las costas y el sue?o de muchos cubanos se trunc¨®.
'Un 'balsero' lo ser¨¢ hasta que muera. Igual que un emigrante lo es siempre'
Seis de aquellos siete balseros, llamados ?scar, Rafael, M¨ªriam, Guillermo, Juan Carlos y Misclaida, cuya aventura hab¨ªan seguido los periodistas catalanes, fueron interceptados en alta mar por guardacostas norteamericanos y conducidos a la base de Guant¨¢namo; la s¨¦ptima, M¨¦ricys -que hab¨ªa llegado a prostituirse para comprar las llantas con que construy¨® la balsa-, naufrag¨® cerca del malec¨®n y regres¨® a casa.
El material grabado les sirvi¨® a Bosch y a Dom¨¨nech para perge?ar un reportaje de urgencia que emiti¨® TV-3, pero los reporteros no dieron ni mucho menos el asunto por zanjado. Les apetec¨ªa saber m¨¢s de la historia; quer¨ªan escribir nuevos cap¨ªtulos de un relato que hab¨ªan empezado a narrar con curiosidad pero con el que ya se sent¨ªan personalmente implicados. As¨ª que hicieron gestiones para rodar en Guant¨¢namo, y un a?o despu¨¦s recibieron los permisos. En la base hallaron confinados a sus seis personajes, que por entonces ya estaban a punto de ser autorizados a entrar en Estados Unidos. Los acompa?aron primero hasta Miami, y de all¨ª a los lugares donde cada uno de ellos empez¨® una nueva vida. Tambi¨¦n volvieron a La Habana para hablar con las familias de todos ellos, y con M¨¦ricys, que segu¨ªa aferrada a su sue?o americano. Esta segunda tanda de im¨¢genes dio como fruto, en 1996, otro reportaje televisivo, que recibi¨® numerosos premios internacionales y fue vendido a una cincuentena de televisiones.
Bosch y Dom¨¨nech segu¨ªan pensando a menudo en esos seis balseros con los que un d¨ªa hab¨ªan cruzado la frontera de la esperanza, en qu¨¦ habr¨ªa sido de ellos, y tambi¨¦n de la dulce M¨¦ricys. Volv¨ªan a sentir que su narraci¨®n se hab¨ªa quedado a medias, que le faltaba el desenlace. Y, por otra parte, la televisi¨®n se les hab¨ªa hecho peque?a para la representaci¨®n del tercer y ¨²ltimo acto de la historia. 'Quer¨ªamos hacer cine, porque est¨¢bamos convencidos de que los hechos y los personajes ten¨ªan la suficiente intensidad para ello', afirma Bosch. Por eso, cuando en 2001 la productora Bausan, junto a TV-3, asumi¨® llevar a la gran pantalla la aventura de los balseros desde su salida de Cuba hasta la actualidad, los dos reporteros vieron el cielo abierto. Y m¨¢s todav¨ªa cuando David Trueba se enrol¨® en el proyecto, particip¨® en las entrevistas de la ¨²ltima hornada y colabor¨® con Bosch en el gui¨®n.
A Bosch y a Dom¨¨nech les preocupaba precisamente su inexperiencia en el terreno del cine, y la incorporaci¨®n del director y guionista les dio seguridad. '?l aport¨® la visi¨®n cinematogr¨¢fica', precisa el reportero sobre Trueba. Por ejemplo', a?ade Bosch, 'incorporando la tensi¨®n a la estructura narrativa, descubriendo qu¨¦ ha pasado con los personajes lentamente, abriendo la puerta a la imaginaci¨®n del espectador que sospecha pero no sabe hasta bien avanzado el relato qu¨¦ ha sido de ellos'. Pese a todo, el director teme que el tratamiento cinematogr¨¢fico haga perder de vista al espectador que Balseros tambi¨¦n es un trabajo period¨ªstico. 'Tengo miedo de que el p¨²blico, ante historias que parecen sacadas de la ficci¨®n, se relaje y olvide que lo que se cuenta es la pura realidad', puntualiza.
Sin intenci¨®n de desvelar el final, est¨¢ claro que el documental tiene dos partes diferenciadas: la primera llena de esperanza y la segunda, digamos, que, en general, menos optimista. 'Nosotros no juzgamos a los personajes, nos limitamos a explicar su aventura y su situaci¨®n presente con el m¨¢ximo respeto', responde el director. A la pregunta de si tendr¨¢ Balseros una nueva continuaci¨®n, contesta: 'Siempre es posible volver al tema, porque un balsero lo ser¨¢ hasta que muera. Igual que un emigrante lo es siempre. La decisi¨®n que tomaron en agosto de 1994, para bien o para mal, les perseguir¨¢ toda la vida, pero no creo que haya mucha diferencia entre sus circunstancias actuales y dentro de 10 a?os'.
Babelia
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