La generosidad de Picasso
S¨ª, Picasso era un diablo. S¨ª, hac¨ªa sufrir a sus mujeres, simultaneaba a cuatro o cinco a la vez (no una o dos como se cree), pero tambi¨¦n result¨® generoso, por lo que acabamos de descubrir, con ellas. Quiz¨¢ por esto no ha habido m¨¢s quejas y tan s¨®lo Fran?oise Gilot, que lo abandon¨®, dej¨® constancia, por escrito, de los agravios sufridos.
La historia de este descubrimiento es la siguiente. Siempre que hago algo en relaci¨®n con Dora Maar descubro datos nuevos sobre Dora o acerca de Picasso. En esta ocasi¨®n, fui a montar e inaugurar mi exposici¨®n Dora Maar fot¨®grafa a Marsella. En la conferencia de prensa me presentaron a un se?or mayor, amable, discret¨ªsimo, que deb¨ªa de haber sido atractivo, quien se puso a hablarme de Dora Maar.
Cada mes, Jacqueline Roque extend¨ªa un cheque para las ex amantes de Picasso. De este modo, les pasaba una especie de 'pensi¨®n no oficial', seg¨²n revel¨® la propia Roque a Jean Boissieu
Se llamaba Jean Boissieu y era periodista y novelista. 'Conoc¨ª a Dora Maar en Opp¨¨de, un pueblo al lado de M¨¦nerbes. Hab¨ªa un bistrot en el que se reun¨ªan pintores e intelectuales. Era un poco un bar hippie avant la lettre. La conoc¨ª casualmente. Era el momento en que ella estaba muy deprimida por el abandono de Picasso, pero, como a toda la gente deprimida, no se le notaba su depresi¨®n exteriormente. Tambi¨¦n conoc¨ª a Bataille, y a ¨¦l lo vi frecuentemente entre 1949 y 1953; ambos tom¨¢bamos el tren de Avi?¨®n a Par¨ªs. Entonces no era el gran personaje que hoy es, sino, para m¨ª, un bibliotecario sabio y refunfu?¨®n, que se quejaba de lo malo que era el caf¨¦ en las estaciones'.
Como Bataille y Dora Maar mantuvieron una torturada relaci¨®n sentimental entre 1933 y 1944, pregunt¨¦ al se?or Boissieu si Bataille le hablaba de Dora. 'Todo el tiempo hablaba de Dora'.
'Dora era una mujer muy bella, incluso en esta ¨¦poca. Era el tipo de mujer por la cual uno se gira. Se vest¨ªa un poco como una z¨ªngara, como una gitana. Parec¨ªa m¨¢s joven de lo que era. No, no era altiva, sino distante. Casi no hablaba con nadie, y no hablaba de nadie'.
Y entonces nos pusimos a hablar de Picasso. 'Yo tambi¨¦n iba a ver a Jacqueline Roque a Vauvenargues. Cuando muri¨® Picasso, a veces Jacqueline me llamaba a las cuatro de la ma?ana. 'Soy yo, Jacqueline...', dec¨ªa. Y m¨¢s de una vez a?ad¨ªa: 'Tengo miedo...'. Y Jacqueline le hizo esa curiosa revelaci¨®n: cada mes, ella hac¨ªa un cheque para las ex amantes de Picasso. De este modo les pasaba una especie de pensi¨®n no oficial'.
Para m¨ª, esto fue un descubrimiento. ?Estaba Dora Maar dentro del cupo de las ex amantes a las que se les pagaba el cheque? ?De qu¨¦ viv¨ªa Dora Maar? Su familia se arruin¨® durante la II Guerra Mundial y ella vendi¨® unos pocos picassos para poder sobrevivir. Cuando los vend¨ªa, ella ten¨ªa la buena educaci¨®n de pedir permiso cada vez al maestro.
Ahora, en sus recuerdos sobre Picasso, el gran marchante Heinz Berggruen cuenta c¨®mo, en la primavera de 1997, Dora Maar lo llam¨®: necesitaba dinero urgentemente para pagar la electricidad y el tel¨¦fono. Berggruen le compr¨® un fascinante dibujo de 1934 que representa a un grupo de ba?istas. La fot¨®grafa muri¨® muy poco despu¨¦s.
La generosidad econ¨®mica de Picasso me fue confirmada tambi¨¦n por la se?ora Elvira Gaspar, que le conoci¨® tan bien, a ¨¦l y a su secretario, Sabart¨¦s. 'Sabart¨¦s siempre nos dijo que si Paulo [el hijo de Picasso] ven¨ªa a Barcelona y nos ped¨ªa dinero, que se lo di¨¦ramos'. 'As¨ª que no es del todo cierto que la nieta de Picasso se muriera de hambre, como dice en su libro; o en todo caso, es un poco exagerado', a?ade la se?ora Gaspar. Tambi¨¦n nos confirm¨® el desprendimiento de Picasso: 'De dinero, hablan con Sabart¨¦s, yo no me ocupo de esto', dec¨ªa siempre el pintor malague?o.
Vict¨°ria Combalia es cr¨ªtica de arte.
Vict¨°ria Combalia es cr¨ªtica de arte.
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