Los filtros de la memoria pol¨ªtica
Los filtros selectivos de cualquier libro de memorias suelen ir acompa?ados, cuando los pol¨ªticos toman la pluma, por mecanismos de refuerzo orientados a magnificar los ¨¦xitos propios y a descargar sobre las espaldas ajenas los fracasos; en esa variante del g¨¦nero, el autor reivindica el monopolio de los buenos sentimientos, las motivaciones elevadas y los prop¨®sitos rectos, reservando para sus adversarios las pasiones torvas, los impulsos ego¨ªstas y las ambiciones incontroladas. Las Memorias pol¨ªticas de Carlos Garaikoetxea no son una excepci¨®n a la regla; una vez descontados los sesgos del relato, que afectan no s¨®lo a las historias contadas, sino tambi¨¦n a los episodios silenciados, el libro ser¨¢, empero, una obra de cita obligada para conocer el arranque de la transici¨®n en el Pa¨ªs Vasco. El desolado comentario de Marcelino Oreja (entonces delegado del Gobierno en Vitoria) a Garaikoetxea ante la llegada del Rey al aeropuerto de Foronda el 4 de febrero de 1981 ilustra la dureza de aquella ¨¦poca: 'Esta imagen me recuerda a los reyes llegando a un pa¨ªs escandinavo y siendo recibidos por la colonia espa?ola'.
EUSKADI: LA TRANSICI?N INACABADA. MEMORIAS POL?TICAS
Carlos Garaikoetxea Planeta. Barcelona, 2002 354 p¨¢ginas. 19 euros
El convencionalismo de la escritura de Garaikoetxea (cada sustantivo va acompa?ado de un predecible adjetivo) y su resbaladiza manera de hacer insinuaciones (a prop¨®sito, por ejemplo, de sus conversaciones con el Rey) no le impiden mostrar ocasionalmente de forma abierta sus sentimientos; as¨ª ocurre a la hora de ajustar cuentas con Xabier Arzalluz, Alfonso Guerra o Enrique M¨²gica. La historiograf¨ªa de cart¨®n-piedra (no demasiado diferente a la visi¨®n del pasado transmitida por las pel¨ªculas de Cifesa) sustentadora de su ideolog¨ªa nacionalista recurre exclusivamente al lenguaje esterotipado del 'expolio' foral o fiscal y a la a?oranza de los pactos con los buenos viejos reyes de anta?o.
Nacido en 1938 en el seno de
una familia 'cat¨®lica tradicionalista y razonablemente acomodada' de Pamplona, licenciado en la universidad de los jesuitas de Deusto, gerente de empresas y abogado en ejercicio, la buena acogida dada por el PNV a Garaikoetxea (cuya oposici¨®n a la dictadura franquista no ha dejado huella) se debi¨® no s¨®lo a sus m¨¦ritos personales sino tambi¨¦n a su identificaci¨®n con Navarra, el territorio irredento excluido tanto en 1936 como en 1979 del Estatuto de Autonom¨ªa del Pa¨ªs Vasco. De lengua materna castellana (algo habitual entre los dirigentes del PNV de la ¨¦poca), Garaikoetxea aprendi¨® el euskera para predicar con el ejemplo. Designado presidente del EEB (el Euskadi Buru Batzar es la Ejecutiva del partido) por la Asamblea Nacional del PNV en marzo de 1977 y elegido presidente del Consejo General Vasco en 1979, Garaikoetxea toc¨® el cielo con las manos al ser investido lehendakari, primero en 1980 y despu¨¦s en 1984. Pero sus desavenencias con las tres diputaciones forales en torno a la Ley de Territorios Hist¨®ricos y las maniobras desestabilizadoras puestas en marcha por Arzalluz para tumbarlo le forzaron a abandonar el cargo en enero de 1985. La posterior trayectoria de Garaikoetxea como fundador de Eusko Alkartasuna (EA), diputado auton¨®mico y europarlamentario, no ofrece el inter¨¦s de su vida p¨²blica anterior, que le permiti¨® participar en el debate constitucional, negociar el Estatuto de Gernika y protagonizar la construcci¨®n de las instituciones vascas de autogobierno.
Arzalluz sale muy malparado
del relato: guiado por una ambici¨®n narcisista y dispuesto a utilizar jesuiticamente cualquier medio a fin de satisfacerla, el actual presidente del PNV no es s¨®lo -seg¨²n Garaikoetxea- un hip¨®crita marrullero especializado en apu?alar por la espalda a sus correligionarios, sino tambi¨¦n un oportunista carente de principios y propenso a cambiar de opini¨®n como una veleta movida por el viento. La oscura conspiraci¨®n ornizada por Arzalluz para sustituir en 1979 a Ormaza al frente de la organizaci¨®n vizca¨ªna del PNV, la disoluci¨®n del PNV en Navarra en 1984 por haberse resistido a entregar la presidencia de la Comunidad foral al partido de Fraga y la campa?a contra Garaikoetxea antes y despu¨¦s de abandonar Ajuria-Enea (incluidas las supuestas exigencias regias de su cabeza y las escuchas telef¨®nicas de la Consejer¨ªa de Interior) son algunas de las trapacer¨ªas atribuidas en el libro al hoy presidente del PNV.
Si el apoyo inicial de Arzalluz
a la Declaraci¨®n Adicional Primera de la Constituci¨®n y sus propuestas para votar afirmativamente el texto completo dar¨ªan cuenta -seg¨²n Garaikoetxea- de sus d¨¦biles convicciones nacionalistas, el pacto con Batasuna (y con ETA) para modificar el trazado de la autov¨ªa de Leizar¨¢n a cambio de la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa mostrar¨ªa igualmente la insinceridad de sus compromisos contra el terrorismo.
Euskadi: la transici¨®n inacabada confirma, por lo dem¨¢s, la existencia de conversaciones y negociaciones nunca interrumpidas del nacionalismo moderado del PNV (acompa?ado a partir de 1985 por EA) con la banda terrorista ETA: desde la reuni¨®n celebrada en Xiberta en marzo de 1977 para debatir sobre la presentaci¨®n de candidaturas a las elecciones generales hasta las reuniones clandestinas celebradas en el sur de Francia el 30 de julio de 1998 y el 11 de julio de 1999 a fin de acordar la estrategia conjunta de ETA, PNV y EA para la creaci¨®n de una 'estructura institucional unitaria y soberana' con los territorios vascos actualmente bajo soberan¨ªa espa?ola y francesa. Al parecer, los aprendices de brujo han sido legi¨®n: en cualquier caso, la petici¨®n del ministro Belloch a Garaikoetxea para que sondeara al obispo Seti¨¦n (cosa que hizo con ¨¦xito) como mediador con ETA no deja de resultar sorprendente.
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