Un faro olvidado al sur de Madrid

El enhiesto campanile perteneciente al Pante¨®n de Hombres Ilustres, separado de ¨¦l y enclavado entre las avenidas de la Reina Cristina y de la Ciudad de Barcelona, volver¨¢ a ser el faro que durante treinta a?os del siglo XX iluminara el sur de la ciudad con su belleza. Acaban de comenzar las obras de limpieza de su interior, hoy feudo infecto de miles de palomas que a ¨¦l se adentran por sus ventanales, desprovistas de carpinter¨ªa alguna. Desde poco despu¨¦s de la guerra civil y por decisi¨®n de Franco, el campanile fue aislado en medio de un colegio y separado del Pante¨®n. Quer¨ªa, as¨ª, castigar la memoria c¨ªvica all¨ª atesorada. Ahora, Patrimonio Nacional estudia su integraci¨®n en los circuitos art¨ªsticos de la ciudad.

El campanile es una torre elegante y solitaria, de unos setenta metros de altura, que alberga un campanario sin campanas. De estilo neog¨®tico v¨¦neto-toscano y sabor bizantino, signa con su estatura el l¨ªmite meridional de la ciudad. Su contemplaci¨®n traslada el pensamiento hacia el Oriente, a las cimas de iglesias florentinas y venecianas, tambi¨¦n hasta los orgullosos minaretes de Estambul.

S¨®lo algunos pin¨¢culos de la iglesia de San Manuel y San Benito, en el madrile?o barrio de Salamanca, se le asemejan un poco. Pero el campanile presenta la particularidad de que no se halla integrado directamente en ning¨²n edificio, sino que surge a solas en medio de los pabellones y aularios del colegio Virgen de Atocha, regido por dominicos, en el que estudia millar y medio de chicos y chicas. El proyecto de ampliaci¨®n del eje Prado-Recoletos prev¨¦ el traslado de este centro escolar, si bien un convenio previo estipula su permanencia sobre el lugar una d¨¦cada m¨¢s.

El campanile form¨® parte org¨¢nica del Pante¨®n de Hombres Ilustres, un recinto sacro, pero civil, ideado al calor del fervor ciudadano de la revoluci¨®n de 1836. ?ste fue concebido como mausoleo donde hallara honra la memoria de los pr¨®ceres de la patria, pero no encontrar¨ªa remate hasta setenta a?os despu¨¦s, bajo la regencia de la reina Mar¨ªa Cristina. Fue inaugurado el 5 de julio de 1902. Hoy contiene los sepulcros de Sagasta, Canalejas, Dato y C¨¢novas del Castillo, fulgores de Benlliure, Ponzano y Querol, excelsas joyas del arte funerario espa?ol. Todo el conjunto evoca aquella etapa, tan desconocida, de la vida c¨ªvica madrile?a. Su dise?o fue obra del arquitecto Fernando Arb¨®s, que gan¨® el concurso convocado al efecto, bajo el lema latino Nigra sum sed formosa, seg¨²n Carlos Saugar Quer, experto en arte funerario. Recobrados recientemente aquellos planos, han servido ahora para dirigir la limpieza del aislado campanile, en cuyas escaleras hab¨ªa depositados hasta 30 cent¨ªmetros de detritus y excrementos de palomas, seg¨²n los limpiadores.