Mar¨ªa Canalla
Hay dos formas de cerrar bares. Primera: aposent¨¢ndose en la barra hasta que termina la jornada de los camareros, y luego ir por ah¨ª con ellos a sopesar la noche (a veces, las rondas no son buenas y se acaba por pagar, previa confesi¨®n con el cajero autom¨¢tico). Segunda: precintando el local por orden de la autoridad, que con frecuencia es un tanque, una apisonadora inmisericorde y desfasada. A quienes cierran en la primera modalidad se les denomina golfos, dicho sea en masculino para no emponzo?ar a se?oritas y otros g¨¦neros gramaticales. Los que cierran conforme a la otra alternativa son conocidos como sicarios de las ordenanzas.
Un elevado porcentaje de bares madrile?os carece de licencia de apertura definitiva; algunos, desde hace m¨¢s de quince a?os. Todos ellos est¨¢n entre la espada y la pared, al albur de ventoleras c¨ªclicas que aquejan a diversas jerarqu¨ªas. Es evidente que la legislaci¨®n municipal al respecto est¨¢ obsoleta y es m¨¢s lenta que la madre que la pari¨®. No se puede machacar as¨ª a peque?os empresarios, j¨®venes en su gran mayor¨ªa, agobiados por la kafkiana tela de ara?a de la burocracia, esa madrastra tan necesaria como abominable.
En un bar del centro, amenazado de clausura, estaban el otro d¨ªa unos cuantos parroquianos d¨¢ndole al coloquio cuando, de repente, aparece Mar¨ªa Jim¨¦nez vestida de pavo real y dando besos al viento. Estaba grabando el videoclip de su reciente disco, en el que mete en rumba lo m¨¢s canalla de Sabina. La gente, alucinada. Y Mar¨ªa, la Jim¨¦nez, la Canalla, incitando al personal al desparrame en toda la mitad del medio de Madrid, en presencia de ancianos, lumis, alguna monja, macarras, turistas y trileros.
Mar¨ªa Jim¨¦nez ha echado el cerrojo a muchas tabernas en la primera modalidad antes se?alada. Y se lamenta: 'Ya no cierro los bares/ ni hago tantos excesos. / Cada vez son m¨¢s tristes / las canciones de amor' (Con dos camas vac¨ªas). Se va a forrar de fama y de melancol¨ªa cantando rumbas que tambi¨¦n son rancheras, casi todas ellas referidas al desamor en esta ciudad, Madrid. Ave, Mar¨ªa Jim¨¦nez, los que van a cerrar te saludan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.