Vuelve el cl¨¢sico eterno
El Barcelona y el Madrid vuelven a encontrarse en la Copa de Europa en una eliminatoria que, al igual que las de 1959-60 y 1960-61, expresa la buena salud del f¨²tbol espa?ol, una referencia mundial
Paren m¨¢quinas, y quien no tenga asiento o un amigo que le cuele en el campo, pues que se acomode, que lo podr¨¢ ver de mil maneras por la tele. En ¨¦poca de bonanza, al f¨²tbol de este pa¨ªs le faltaba el punto sobre la i, el reencuentro en formato europeo con el cl¨¢sico de toda la vida para hacerse llamar 's¨ª, se?or', y que le rindieran pleites¨ªa desde la Premier League hasta el calcio pasando por la Bundesliga. Pocos enfrentamientos como el Bar?a-Madrid capitalizan la mirada del aficionado, motivan y exigen tomar partido. En juego no est¨¢ ¨²nicamente el acceso a una final europea, como si fuera poca cosa, sino una cuesti¨®n de honor y jerarqu¨ªa, una rivalidad que genera pasiones hasta la irracionalidad, una cuita que va m¨¢s all¨¢ de un partido.
Por la tradici¨®n oral del f¨²tbol, desde siempre se viene hablando en los corrillos de los Bar?a-Madrid de finales de los 50. Hay una generaci¨®n aguardando la cita, de manera que la espera se ha hecho eterna: 41 a?os han pasado desde el ¨²ltimo choque europeo entre los dos trenes espa?oles. Volver a cruzarse significa remitirse a una ¨¦poca igualmente generosa con el f¨²tbol, tanto o m¨¢s hermosa, muy pasional. La contienda de ma?ana en el Camp Nou y la del 1 de mayo en Chamart¨ªn evocan la imagen de un Madrid omnipotente, ganador de las cinco primeras Copas de Europa (1956-1960), presidido por un todopoderoso, Santiago Bernab¨¦u, y liderado por un jugador ¨²nico, Di St¨¦fano. Un club al que detuvo un cabezazo de Evaristo (23 noviembre de 1960), s¨ªmbolo de la vitalidad que le quedaba al Bar?a de les Cinc Copes (1951-1952) armado alrededor de Kubala, el futbolista al que el barcelonismo debe el Camp Nou de tan peque?o como se qued¨® Les Corts con su juego revolucionario.
Recuerdos que hacen m¨¢s entendibles a los personajes de hoy y ayudan a desplegar a cada uno la historia seg¨²n le convenga. El Madrid desprende soberan¨ªa y arbitrio, complicidad con la administraci¨®n, como si Florentino P¨¦rez fuera el nuevo Bernab¨¦u, Ra¨²l se pareciera a Di St¨¦fano y la complicidad de Cruyff con el blanco fuera la misma que por entonces ten¨ªa Samitier. Nada nuevo para el Barcelona, que siempre encontr¨® en el poder pol¨ªtico del Madrid los motivos para explicar por qu¨¦ cedi¨® la bandera del f¨²tbol y nunca la del club que ayud¨® a vertebrar un pa¨ªs. Para el cul¨¦, Figo es hoy la versi¨®n de Di St¨¦fano, un jugador que expresa el traspaso de poderes del Bar?a del dream team al Madriz de Zidane. P¨¦rez se sac¨® 10.000 millones del bolsillo y a partir de Figo edific¨® una iglesia llena de iconos azulgrana. Ya lo dijo Valdano al comprar mil ejemplares del libro de Cruyff: 'Cuando las ideas son muy buenas hay que robarlas porque haber hay pocas'. Desorientado, el Bar?a ha acabado por calcar los gestos del Madrid de hoy e imitar el laisser faire del Madrid de ayer, aqu¨¦l de la s¨¦ptima, as¨ª que lleva ya tiempo estrell¨¢ndose contra la pared de Chamart¨ªn. Aun sin enfrentarse al Real, a Van Gaal le pas¨® lo que a HH en 1960; Joan Gaspart anda tan turbado como en su d¨ªa Mir¨® Sans; al igual que entonces, no se sabe si queda dinero en la caja, y, llegados a compararlo todo, a Rivaldo y Saviola se les enfrenta como a Kubala y Su¨¢rez, al que vendieron por 25 millones de pesetas, una decisi¨®n tan dif¨ªcil de entender como el acuerdo que el club ha alcanzado con la NFL teniendo como tiene rugby desde 1924.
La marca Bar?a pierde peso y al Barcelona le cuesta reconocerse en el espejo por una cuesti¨®n de imagen. A diferencia de lo que ocurre en el Madrid, en el Camp Nou es el equipo el que aguanta al club, as¨ª que nada mejor que reencontrase con el cl¨¢sico y jugarse el curso en la cancha, en una eliminatoria de ida y vuelta, en la que interviene el azar y el f¨²tbol pasional se torna incontrolable incluso para el Madrid del Centenario, al que todo parece pertenecer. Unidos por el enemigo -'tots units fem for?a'-, los barcelonistas se api?an para detenerle de nuevo. For?a Bar?a contra Hala Madrid. Vuelve el Bar?a-Madrid y, en se?al de gratitud, incluso se ha vuelto a ver el gol del cojo, el de Rivaldo al Celta, de cuando no se permit¨ªan cambios. Bendito revival.
De Luis Enrique a Juanito
Ya que las directivas se dan el pico y, en una junta mal montada, Joan Gaspart ha pasado de malo a bueno con la bendici¨®n de Florentino P¨¦rez, la vigilia del cl¨¢sico queda a expensas de las hinchadas y de cuantos futbolistas anteponen a¨²n el escudo a la marca de sus botas. De cuanto se ha dicho queda constancia sobre todo de Luis Enrique, que no se reconoce como ex madridista y ejerce de barcelonista: 'Me gustar¨ªa que todos nuestros aficionados acudieran al Camp Nou vestidos con la zamarra azulgrana y le dieran al partido la coreograf¨ªa de los argentinos'. Los veteranos (Luis Enrique, Abelardo...) se han juntado con los j¨®venes (Puyol, Xavi, Gabri, Saviola...) y aportan al Bar?a el esp¨ªritu combativo del que adolecen los holandeses, ausentes del equipo, en Vigo, por vez primera. La afici¨®n est¨¢ muy puesta en el partido, aun cuando se habla de la ida como un ejercicio de resistencia para despu¨¦s decidir en el Bernab¨¦u, donde m¨¢s le doler¨ªa al Madrid, a?orando quiz¨¢ un triunfo de tanto impacto como el que se logr¨® en los tiempos del Cruyff jugador. El Madrid no responde. Parece m¨¢s sereno, asumiendo de alguna manera su condici¨®n de favorito y un curr¨ªculo que le sit¨²a por encima de su rival, antes con Di St¨¦fano y ahora con Zidane. Pese a que frente al Bayern apel¨® al esp¨ªritu de Juanito, quiz¨¢ para tocar la fibra madridista, hoy entiende que su autoridad es incuestionable, aun cuando sabe que en una eliminatoria el Bar?a es m¨¢s dif¨ªcil que en la Liga, y m¨¢s cuando le estimulan el aniversario de Wembley, donde gan¨® la Copa de Europa hace justamente diez a?os, y las ganas de que Kubala sane de una enfermedad que tiene muy mala pinta. Por la v¨ªa an¨ªmica, el Bar?a ha igualado la eliminatoria con el Madrid.
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