Don Quijote y Saviola
Ma?ana es el D¨ªa del Libro y el d¨ªa del partido del siglo. Literatura y f¨²tbol m¨¢s unidos que nunca, el no va m¨¢s. Tal vez por lo especial que se presenta el d¨ªa de ma?ana, estaba yo hace un rato leyendo al profesor Claudio Magris hablando del Quijote y, ustedes perdonen, he ido a parar a la cueva de Montesinos y all¨ª se me ha aparecido el presidente Gaspart.
Dice Magris que Don Quijote no tiene miedo. He recordado que Cruyff le ha recomendado a Rexach que no tenga su habitual canguelo -a nivel de t¨¢ctica, se vio en Vigo y me parece asombroso, el entrenador del Bar?a sigue estando en la pretemporada y, adem¨¢s, contin¨²a con sus apelmazados p¨¢nicos- y le juegue al Madrid sin miedo, teniendo la fe y la confianza del que sabe que puede ser superior. Precisamente los ¨¦xitos del dream team llegaron gracias a haberle perdido por completo el miedo, que no el respeto, al Madrid.
Dice Magris que Don Quijote se ofrece a la incertidumbre del vivir, que le trae desastres, palos, porquer¨ªas, humillaciones. Pero Don Quijote no tiene fe en la vida, que no sabe lo que hace, sino en los libros que no hablan de la vida, sino de aquello que le da sentido, sus ense?as. Por ellas Don Quijote se bate y recibe palizas, pero nunca duda de esas ense?as.
?Puede tener fe el socio del Bar?a en Rexach si ¨¦ste se ha pasado la (pre)temporada plagiando a Alexanko, quiero decir a H¨¦ctor C¨²per? ?Puede tener fe el socio del Bar?a en su presidente si ¨¦ste, que es una de sus m¨¢ximas ense?as, tiene canguelo en el palco y lo abandona cambi¨¢ndolo por el retrete a la primera de cambio? Ya se vio en el partido de la Champions con los mediocres griegos y lo hemos visto otras veces: de pronto, desaparece el presidente y con ¨¦l se evaporan, pues, tr¨¢gicamente todos los socios a los que ¨¦l representa. Es como si en las grandes batallas antiguas el general en jefe de un ej¨¦rcito de legendario prestigio cambiara sistem¨¢ticamente a sus soldados por las letrinas.
Se dir¨¢ que todo el mundo tiene derecho a estar enfermo, pero conviene recordar que el presidente no ha sido elegido para que haga de charlat¨¢n en la televisi¨®n, sino para que sea la encarnaci¨®n misma de la dignidad de un gran club. No es una cuesti¨®n est¨¦tica el asunto de las letrinas, sino ¨¦tica. Ya que no le reprende el entorno medi¨¢tico -c¨®mplice del miedo y m¨¢s ocupado en chorradas que en advertir, por ejemplo, a los socios de las pretensiones de la Junta de vender a ese futuro gran jugador que es Arteta a un club escoc¨¦s-, deber¨ªan reprenderle los socios pero ¨¦stos, en respetable mayor¨ªa, eligieron hace dos a?os el proyecto Riquelme -llamemos as¨ª a la ausencia de cualquier proyecto de futuro- y se merecen lo que est¨¢ pasando.
Hace tiempo que el gregarismo y la mezquindad de cierta parte de la afici¨®n est¨¢n alejando a muchos de su antigua identificaci¨®n con este gran club que no siempre ha tenido miedo, que tuvo etapas de valent¨ªa y arrojo.
En fin. Ojal¨¢ ma?ana sea el D¨ªa del Libro y el d¨ªa del Libro de Saviola -acaba de publicar uno, seguramente escrito en el tiempo que le ha sobrado todo el a?o cuando jugaba el Bar?a en campo contrario- y el equipo juegue sin miedo ofreci¨¦ndose como el Quijote a la incertidumbre del vivir y, como hicieron algunos inolvidables jugadores que forjaron la intensa leyenda de este club, a la maravillosa incertidumbre del f¨²tbol.
Ojal¨¢ el equipo, olvid¨¢ndose del canguelo esc¨¦nico de palco y banquillo, recupere la fe y, si es necesario, la fe en los libros y vea el partido como un libro abierto y acabe ganando por 6-2, que es un resultado que a los miedosos de Can Bar?a les har¨ªa decir que la eliminatoria a¨²n no estaba resuelta y a los valientes proclamar que hab¨ªa que ir de nuevo con todas las ense?as y la fe del mundo al Bernab¨¦u.
Enrique Vila-Matas,socio del Barcelona n¨²mero 7.933.
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