Le Pen acusa de 'escandalosa injerencia' a Aznar, Blair y Berlusconi por apoyar a Chirac
Movilizaciones masivas en toda Francia en contra el candidato de la extrema derecha
El ultraderechista Jean-Marie Le Pen contin¨²a estremeciendo a los dem¨®cratas de su pa¨ªs a medida que desvela c¨®mo ser¨¢ Francia si ¨¦l gana. Ayer les anunci¨® que organizar¨¢ campos de internamiento donde los inmigrantes irregulares 'aguardar¨¢n confortablemente hasta que puedan regresar a sus casas' y de paso acus¨® de injerencia a los jefes de Gobierno de Espa?a, Italia y Reino Unido por haber rechazado el extremismo, lo cual calific¨® de 'grave afrenta a la naci¨®n francesa entera'. El l¨ªder ultraderechista acaricia ahora el objetivo de alcanzar 'el 30% o m¨¢s de los votos' el 5 de mayo pr¨®ximo.
De un golpe atac¨® ayer Le Pen a tres jefes de gobierno europeos, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, Silvio Berlusconi y Tony Blair, asegur¨¢ndose as¨ª el adecuado eco internacional de cada d¨ªa. Les acusa de 'haber manifestado clara y p¨²blicamente sus preferencias por Jacques Chirac', les recuerda que si ¨¦l est¨¢ en la segunda vuelta es por 'la libre elecci¨®n del pueblo soberano', y les imputa complicidad en la 'campa?a de odio' contra su persona, adem¨¢s de remover todos los rescoldos chovinistas con su condena a jefes de gobiernos extranjeros que 'afrentan a la naci¨®n francesa entera'.
Es un extremista, pero no es tonto. En su discurso cerradamente nacionalista se observan ciertas concesiones: pretende restablecer el franco, la antigua moneda nacional, pero se declara dispuesto a tolerar el euro, 'quiz¨¢ con una paridad fija'. Si la Uni¨®n de Estudiantes Jud¨ªos de Francia cree encontrar en Hitler la frase que inspira una de sus declaraciones -'me siento econ¨®micamente a la derecha, socialmente de izquierda y nacionalmente franc¨¦s'-, Le Pen les ridiculiza asegurando que sac¨® esa referencia 'de la revista de Air France' y que su autor intelectual es 'el jud¨ªo Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York', cuando dijo que se sent¨ªa 'socialmente dem¨®crata y fiscalmente republicano'.
El gran demagogo se encuentra a sus anchas en el enorme escenario que le proporciona la campa?a. Pero, esta vez, una parte de la sociedad francesa le ha visto las orejas al lobo. Un s¨ªntoma: los numerosos sitios de Internet creados contra Jacques Chirac en la primera vuelta han dejado de cachondearse del presidente y de sus esc¨¢ndalos; ahora se pide desde esas p¨¢ginas un voto masivo contra Le Pen. Y esos j¨®venes que se olvidaron de las urnas el 21 de abril -40% de abstenci¨®n entre los menores de 25 a?os- salen todas las tardes a manifestarse en Par¨ªs, Lyon, Toulouse y sobre todo en las ciudades del oeste de Francia, la zona m¨¢s resistente a la penetraci¨®n lepenista.
Frente a la actuaci¨®n de la prima donna ultraderechista y a la protesta juvenil en la calle, Jacques Chirac conduce una campa?a de corte cl¨¢sico, en la que se erige en campe¨®n de la democracia. Se sumerge en la historia para recordar a los televidentes, mirando fijamente a la c¨¢mara: 'Cuando la extrema derecha llega al poder por las urnas, esto siempre termina muy, muy, muy mal'. Busca acentos de grandeur, oponiendo a la cerraz¨®n casi aut¨¢rquica del adversario el argumento de que 'Francia no es un peque?o pa¨ªs atrincherado en sus fronteras, sino una gran naci¨®n'; y remacha que el 5 de mayo est¨¢ en juego 'apartar los viejos demonios de la tentaci¨®n extremista, que tanto da?o ha hecho a los pueblos del mundo'.
Futbolistas en huelga
El f¨²tbol, un juego casi tan popular en Francia como en Espa?a, no escapa a la onda de choque. Un ejemplo es el equipo de Dirac, un pueblo de 1.375 habitantes, cerca de Angulema, que se niega a defender los colores de la localidad porque Le Pen sac¨® m¨¢s votos que nadie. 'Al igual que el equipo de Francia con Zidane, nosotros somos un grupo con jugadores de origen magreb¨ª', argumentan.
Pero ese sentimiento se extiende a todo el f¨²tbol profesional, asociado desde 1998 a esa Francia multiracial que triunfa, y en el que Karembeu, por ejemplo, arenga ahora a la gente para que vote contra Le Pen. Todo en v¨ªsperas de una manifestaci¨®n del 1 de Mayo, que en Par¨ªs ser¨¢ muy arriesgada, porque Le Pen ha convocado otra.
Con muchas m¨¢s dudas, porque gran parte de ellos no tragan con Chirac, los intelectuales comienzan a moverse. Los fil¨®sofos Andr¨¦ Glucksman y Bernard-Henri L¨¦vy han firmado un manifiesto encabezado por Daniel Cohn-Bendit -presidente de Los Verdes en el Parlamento Europeo- que pide el voto para Chirac como 'un inmenso plebiscito por la democracia'.
'As¨ª, Le Pen ser¨¢ reconducido a lo que es: poca cosa', se lee en el texto, que recuerda a los franceses que el porvenir de su pa¨ªs y de Europa 'pertenece al 90% de no lepenistas: deben emanciparse y hacerlo saber'. Muchas personas comienzan a inquietarse del silencio que mantiene Lionel Jospin, todav¨ªa primer ministro, que no ha dicho una sola palabra en p¨²blico despu¨¦s de asumir la derrota del 21 de abril y anunciar su abandono de la vida pol¨ªtica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.