Belgrado y La Haya
La entrega voluntaria a los jueces de La Haya del m¨¢ximo jefe del Ej¨¦rcito yugoslavo, que dirigi¨® la represi¨®n en Kosovo, Dragolnub Ojdanic, premiado despu¨¦s por Milosevic con el Ministerio de Defensa, marca el inicio de la cooperaci¨®n formal de Belgrado con el alto tribunal para los cr¨ªmenes de guerra. Yugoslavia aprob¨® hace dos semanas una ley que permite la extradici¨®n urgente de los acusados por la fiscal¨ªa del tribunal de la ONU; su primer efecto dram¨¢tico fue el suicidio del ex ministro del Interior, Vlajko Stojiljkovic, responsable de las atrocidades de la polic¨ªa serbia en Kosovo.
Ojdanic, la primera y hasta ahora ¨²nica figura relevante serbia que decide entregarse, ocupa desde ayer una celda pr¨®xima a la de Milosevic en la c¨¢rcel de Scheveningen. Acusado de cr¨ªmenes de guerra, comparecer¨¢ hoy ante los jueces para ser informado de los cargos. Otros cinco notables han anunciado que seguir¨¢n sus pasos. Para el resto, hasta una lista de 23, ha expirado el martes el plazo de capitulaci¨®n otorgado por el Gobierno y est¨¢n ya bajo orden de busca y captura.
El gesto del ex ministro de Defensa es alentador, pero de momento s¨®lo simb¨®lico. La ley de cooperaci¨®n con La Haya, tras m¨¢s de un a?o de ninguneo parlamentario, no ha sido aprobada porque los serbios hayan asumido finalmente su obligaci¨®n moral de apoyar a la justicia internacional para esclarecer los terribles cr¨ªmenes cometidos en su nombre. El motivo es m¨¢s prosaico y responde al anuncio estadounidense, en cumplimiento de un mandato del Congreso, de no desembolsar 40 millones de d¨®lares en ayuda, necesitada desesperadamente, si Belgrado no despeja el camino de sus criminales hacia La Haya. El argumento ha sido suficiente para que retardatarios como el presidente Kostunica hayan coincidido con los reformistas del Gobierno de Djindjic en la necesidad de dar algo a un tribunal odiado por la gran mayor¨ªa de los serbios.
La fiscal Del Ponte reiter¨® ayer en Madrid la insuficiente colaboraci¨®n yugoslava. El alcance real del compromiso con La Haya se ir¨¢ desvelando a medida que vayan siendo entregados los integrantes de la lista del tribunal de la ONU, en la que figuran prominentes personalidades pol¨ªticas a¨²n en ejercicio. Pero su definitiva prueba de fuego ser¨¢ la suerte que corran Radovan Karadzic y Ratko Mladic, m¨¢ximos responsables de delitos de genocidio en Bosnia y sobre los que Belgrado pretende carecer de responsabilidad. El primero se mueve entre la zona serbia de Bosnia y Montenegro (parte de Yugoslavia) y acaba de anunciar por escrito su intenci¨®n de no entregarse. El general carnicero de Srebrenica gozaba hasta hace semanas de la protecci¨®n armada del Ej¨¦rcito serbio. El caso del suicida Stojilkovic, convertido ya en m¨¢rtir por los ultranacionalistas, sugiere que algunas citas con la justicia no se har¨¢n sin sangre.
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