Abuelos postizos
66 ancianos viven con familias de acogida a trav¨¦s de un programa regional66 ancianos viven con familias de acogida a trav¨¦s de un programa regional
Clemente Ceballos no tiene hijos ni tampoco nietos. Al menos eso es lo que dice su libro de familia. Pero este c¨¢ntabro de casi 102 a?os es un padre y un abuelo para Visitaci¨®n Guti¨¦rrez, su marido y sus dos hijos. Entre ellos no hay lazos de sangre. Simplemente llevan viviendo juntos desde 1968 cuando Visitaci¨®n, reci¨¦n casada, decidi¨® acoger en su hogar a Clemente y a su esposa, Petra, un matrimonio ya mayor que hab¨ªa sido vecino suyo en Aranzueque (Guadalajara).
El tipo de convivencia que ellos iniciaron de forma espont¨¢nea es similar al que el Gobierno regional institucionaliz¨® en 1991 con el programa de acogimiento familiar de mayores. En una d¨¦cada han pasado por ¨¦l 226 ancianos, el 70% mujeres. Ahora hay 66 abuelos acogidos.
'Si abrimos nuestro hogar a Clemente y a Petra fue por cari?o, porque yo les conoc¨ªa de toda la vida y ya se estaban haciendo muy mayores. Al principio viv¨ªan con nosotros en invierno y en verano volv¨ªan al pueblo. En 1979, Petra falleci¨® y ¨¦l se qued¨® ya como uno m¨¢s de la familia', explica Visitaci¨®n, de 58 a?os.
Raquel, la hija mayor, de 32 a?os, recuerda c¨®mo 'el abuelo', un hombre menudo tocado siempre con una boina, les esperaba a ella y a su hermano para echarles la bronca si llegaban tarde a casa y c¨®mo, cuando llevaban alguna visita, ¨¦l se esmeraba en preparar un cafecito y unos bollos.
Ahora este hombre, que ya ha visto pasar todo un siglo, apenas sale de casa porque s¨®lo puede moverse en silla de ruedas. 'Ya no tengo fuerzas', explica en voz muy bajita este norte?o que emigr¨® a Madrid con 14 a?os para establecerse despu¨¦s de la guerra en Aranzueque. All¨ª trabaj¨® de vaquero, granjero, practicante y peluquero. Dicen que de m¨¢s joven ten¨ªa un genio vivo, pero ahora se emociona y llora enseguida. Su mayor temor es que se lo lleven del hogar donde vive desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas.
Sus d¨ªas transcurren sentado en una mesa camilla desde la que otea el movimiento del barrio de Cuatro Caminos, donde vive. Tambi¨¦n charla con la familia y ve la tele, sobre todo las corridas de toros, mucho menos los informativos 'porque s¨®lo cuentan cosas tristes'. De vez en cuando ayuda a su 'nieto' de 30 a?os a cocinar. Como no puede moverse le va indicando desde su silla de ruedas qu¨¦ pasos tiene que dar para preparar un cordero o unos callos, dos platos que ¨¦l sabe cocinar muy bien.
A veces le visita alg¨²n sobrino y tambi¨¦n le van a ver los trabajadores sociales de Cruz Roja, la entidad a quien la Comunidad adjudic¨® este programa. 'Al abuelo le gusta que venga gente, pero siempre que estemos nosotros tambi¨¦n', explica su familia de adopci¨®n.
'S¨®lo toma una pastilla porque no tiene ninguna enfermedad y eso que nunca se ha vacunado porque dec¨ªa que cuando era granjero ve¨ªa que los pollos vacunados se mor¨ªan antes. Eso s¨ª, ha sido un hombre muy sano', explica Visitaci¨®n. 'Cada a?o que cumple nos dice que san Pedro le ha prorrogado el contrato', a?ade.
Hace un a?o, esta familia se enter¨® de que pod¨ªa recibir una ayuda econ¨®mica por el acogimiento de Clemente y decidi¨® pedirla. 'Nosotros no hacemos esto por dinero, pero bueno, si nos dan la ayuda, la cogemos', explican ella y su marido, que regentan la cafeter¨ªa de un colegio mayor universitario.
El objetivo de este programa de acogimiento familiar es ofrecer alternativas a la residencia a ancianos que ya no pueden seguir viviendo solos y que carecen de parientes directos que les atiendan. A cambio de cuidar del mayor, la familia de acogida recibe una ayuda de 583,39 euros (97.000 pesetas) al mes. Esa cantidad procede de la pensi¨®n del anciano y de un complemento de la Comunidad.
Para acogerse a esta iniciativa los mayores deben tener al menos 65 a?os o 60 si precisan ayuda para la vida diaria y sus ingresos mensuales no deben superar los 583, 39 euros. Otra de las exigencias es que entre el anciano y la familia de acogida no exista parentesco de primer grado (padre-hijo). Si existen lazos familiares deben ser, como m¨ªnimo, de segundo grado (t¨ªo-sobrino). El mayor paga a la familia el 70% de su pensi¨®n y luego la Comunidad pone el resto hasta llegar a los 583,89 euros.
La directora general del Mayor, Marisa Mu?oz-Caballero, hace un balance 'muy satisfactorio' de esta iniciativa. 'Es dif¨ªcil encontrar familias dispuestas a acoger en su hogar a un mayor necesitado de asistencia, pero los casos que tenemos se desarrollan muy bien porque suele ser gente muy motivada', explica.
Media de edad de 85 a?os
La media de edad de los mayores acogidos es de 85 a?os, y un 6% tiene m¨¢s de 95. Hay incluso un se?or de 104 a?os. En nueve de cada diez casos, los ancianos no viven m¨¢s de dos a?os con la familia de acogida. El 56% de las bajas se producen por fallecimientos y el resto porque el mayor llega a un nivel de deterioro que exige su ingreso en una residencia. S¨®lo un 7% de los acogimientos cesan por problemas de convivencia. La edad media de las familias de acogida es de unos 55 a?os, aunque hay tambi¨¦n algunos matrimonios treinta?eros. 'Los acogedores de m¨¢s edad suelen ser gente sin hijos que deciden abrir su casa a un anciano para tener alguien m¨¢s con quien compartir su vida; los treinta?eros, normalmente con hijos peque?os, buscan la figura del abuelo que no tienen. Lo que les motiva no es el dinero, porque si as¨ª fuera enseguida se cansar¨ªan, ya que un anciano da trabajo', asegura la directora del Mayor.
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