?El poder y la gloria o el ruido y la furia?
La profesi¨®n de informar tiene su grandeza y su miseria. Puede ser un rutilante camino de ascenso al poder y la gloria social, pero tambi¨¦n un atajo de descenso al dantesco mundo de las sombras, donde imperan el ruido de los fusiles y la furia de los asesinos, torturadores y carceleros de periodistas.
Han sido asesinados 513 periodistas en los ¨²ltimos 10 a?os. Y en el 95% de los casos, con total impunidad para los ejecutores o inductores, a los que no se ha encontrado ni, a menudo, buscado. Porque, en demasiadas ocasiones, en la c¨²spide del paraguas protector se encuentran el propio Estado o altos dignatarios protegidos por la inmunidad pol¨ªtica que garantiza su impunidad. ?sa es la otra cara, la cruz m¨¢s bien, de una moneda, la del periodismo, que en nuestros pa¨ªses occidentales y democr¨¢ticos es una profesi¨®n que puede conducir al poder y la gloria, no s¨®lo de informar, sino de hacer o deshacer Gobiernos, leyes y sentencias, suplantando a veces a los tres poderes cl¨¢sicos de la democracia. (Tambi¨¦n la moneda puede caer de canto: canto al Gobierno de turno o a intereses concretos).
Allende nuestras fronteras democr¨¢ticas occidentales est¨¢n esos 513 periodistas que perdieron la vida en el intento de gan¨¢rsela dignamente: 243 por informar sobre la barbarie de dirimir las diferencias por medio de conflictos armados, y 270 por denunciar la corrupci¨®n y el abuso de poder en pa¨ªses con conflictos todav¨ªa no armados.
En uno y otros casos, el periodista, el mensajero o taqu¨ªgrafo agorero de las malas o no gratas nuevas fue y es tomado como objetivo de guerra en las mil absurdas guerras calientes en que estall¨® la fallidamente apocal¨ªptica guerra fr¨ªa; o como testigo de cargo al que hab¨ªa y hay que amordazar, ensordecer o cegar para que los pueblos a los que intenta informar, al no ver ni o¨ªr y verse condenados por lo tanto a callar, no puedan ser libres.
Reporteros sin Fronteras (RSF) quiere rendir homenaje a esos periodistas -en el 86% de los casos informadores locales que calladamente, por fuerza y d¨ªa a d¨ªa, por necesidad profesional y ¨¦tica, caen en el mundo al intentar aplicar en condiciones altamente peligrosas los principios b¨¢sicos de la profesi¨®n period¨ªstica: transmitir la verdad, que hace libres a los pueblos, y el derecho de todos a la vida, aun a riesgo de la libertad y la vida propias.
Centenares de periodistas han perdido la vida estos ¨²ltimos 10 a?os, intentando informar en medio del ruido y la furia en Argelia (60), Ruanda (52), los Balcanes (49), Colombia (43), Sierra Leona (14), Chechenia (13), Afganist¨¢n (10)... Y, ?por qu¨¦ no decirlo?, en Espa?a, en su Pa¨ªs Vasco, donde dos trabajadores de la informaci¨®n han sido asesinados, por ETA en los ¨²ltimos dos a?os.
Esos 513 periodistas muertos, v¨ªctimas en alg¨²n caso del azar, pero, en la gran mayor¨ªa, de la necesidad de acallar al observador o testigo de cargo molesto, lo eran de agencias de prensa o peri¨®dicos (340, de ellos 31 gr¨¢ficos), de televisi¨®n (88), de radio (85). Y no representan sino el v¨¦rtice punzante de la pir¨¢mide represiva de la libertad de prensa, cuya base se sustenta, en dos tercios del mundo, sobre sillares de presiones, trabas, censura, amenazas, agresiones, detenciones, secuestros, torturas, desapariciones, c¨¢rcel (por la que en estos 10 a?os ¨²ltimos han pasado miles de periodistas y en la que siguen hoy 120), y, si es preciso, asesinatos disuasorios.
La situaci¨®n de la libertad de prensa se degrad¨® gravemente en 2001, a?o en el que si s¨®lo 31 periodistas fueron asesinados (uno menos que en 2000), 498 fueron detenidos (50% m¨¢s que en 2000), 716 agredidos o amenazados (40% m¨¢s que en 2000) y 110 (50% m¨¢s que los 74 de 2000) terminaron el a?o en prisi¨®n, mientras 378 medios sufrieron censuras oficiales (28% m¨¢s que en 2000). Se trata de una doble espiral ascendente represiva, oficial y paralela, como de reparto del trabajo sucio, trazada a menudo por los aparatos del Estado o privatizada, y ejecutada por bandas paramilitares, polic¨ªas paralelas, matones a sueldo de pol¨ªticos o empresarios corruptos, mafias, narcotraficantes, bandas terroristas, guerrillas y ej¨¦rcitos.
El periodista, el mensajero, se ha convertido en objetivo de guerra, testigo de cargo desprotegido, pim-pam-pum de todos los contendientes en la lucha generalizada por el poder pol¨ªtico, econ¨®mico, mafioso, nacionalista, racial, ¨¦tnico, religioso...
RsF ha aceptado como encomienda defender a los periodistas y medios de comunicaci¨®n, porque con ello estima proteger el derecho de los pueblos a ser informados para ser libres. Porque sin libertad de prensa no hay libertad a secas, y, sin libertad, no hay desarrollo humano posible ni sostenible. Para ello, ha creado la Red Damocles. Si hasta ahora RsF, en una actitud meramente defensiva de la libertad de prensa, se limitaba a denunciar los hechos atentatorios contra esa libertad de libertades, sin la cual no pueden existir ni subsistir las dem¨¢s, ante la opini¨®n p¨²blica, los organismos internacionales y los Gobiernos democr¨¢ticos, hoy ha pasado a la contraofensiva.
La Red Damocles, que cuenta con el apoyo de la UE, pretende, tras lanzar la red mundial de Reporteros sin Fronteras, que abarca m¨¢s de 100 pa¨ªses, hacer caer sobre los asesinos y depredadores de periodistas la espada de la justicia, por muy altamente situados, incluso en la c¨²spide del Estado, que est¨¦n. Y lo est¨¢n (en Bielorrusia, en Hait¨ª, Burkina Faso, Birmania, Libia, Kalmukia, Uzbekist¨¢n, Congo, Ucrania...) algunos de los 38 depredadores de la libertad de prensa en el mundo censados por RsF y que podr¨ªan ser responsables ¨²ltimos, o primeros, de asesinatos, torturas y desapariciones oportunas de los periodistas inoportunos.
Presidida honor¨ªficamente por el juez espa?ol Baltasar Garz¨®n, la Red Damocles se propone llevar ante la justicia, nacional o internacional, a asesinos, secuestradores y torturadores de periodistas, es decir, a todos aquellos que cometen los m¨¢s abominables cr¨ªmenes contra los informadores. Para ello aplicaremos el principio de competencia universal de la justicia y el derecho de injerencia humanitaria all¨ª donde se atenta contra derechos humanos internacionalmente protegidos o nacionalmente suscritos, uno de los principales, condici¨®n sine qua non de los dem¨¢s, es el de la libertad de expresi¨®n y de prensa.
Contamos con la colaboraci¨®n de jueces y juristas, que son los nudos gordianos de nuestra Red para atrapar jur¨ªdicamente e intentar llevar a la c¨¢rcel a los autores o inductores de atentados graves contra la prensa; atentados que, en opini¨®n fundamentada del juez Garz¨®n, deber¨ªan ser juzgados por la flamante Corte Penal Internacional como cr¨ªmenes de lesa humanidad, por afectar a un derecho humano primordial como es el de la libre expresi¨®n de los dem¨¢s.
Informar puede no s¨®lo dar poder y gloria: tambi¨¦n puede llevar a la c¨¢rcel o la fosa. Ser periodista es tambi¨¦n ser como el loco macbethiano y atreverse a desvelar y denunciar la no tan absurda f¨¢bula llena de ruido y de furia que padecen dos tercios de los habitantes del mundo, dando as¨ª sentido a sus vidas. Y a la suya propia.
Fernando Castell¨® es presidente de la organizaci¨®n internacional Reporteros sin Fronteras y directivo de la Red Damocles.
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