La novela del M¨¦xico excesivo
A Rodrigo Fres¨¢n (Buenos Aires, 1963) le encargaron un libro sobre M¨¦xico, y ¨¦l renunci¨® al diario de viaje en favor de la novela; y de una novela experimental, con una compleja elaboraci¨®n formal. En una ¨¦poca de irritante insistencia costumbrista, Fres¨¢n se arriesga a entender el g¨¦nero narrativo como un campo a¨²n abierto al experimento, convirtiendo un libro sobre una ciudad en un relato sobre el laberinto del aprendizaje. M¨¦xico, megal¨®polis narc¨®tica, criadora de escrituras de vanguardia, es aqu¨ª 'una ciudad desarticulada y sin mapa, una novela sin v¨¦rtebras que la sostengan'. El libro, entonces, se desenvuelve en un estrat¨¦gico desmembramiento: su parte sustancial es una secuencia de cap¨ªtulos dispuestos por orden alfab¨¦tico; el narrador habla desde la ultratumba, el itinerario es el de un grupo de ex¨®ticos personajes enmascarados -que recuerdan a los poetas-detectives salvajes de Bola?o- por los s¨®rdidos cuadril¨¢teros de lucha libre del Distrito Federal.
MANTRA
Rodrigo Fres¨¢n Mondadori. Barcelona, 2001 539 p¨¢ginas. 15,63 euros
La primera secci¨®n, el 'antes' de la historia, se desarrolla en una nunca nombrada Buenos Aires, donde el narrador, entonces un ni?o, se deja fascinar por un nuevo compa?ero de escuela, el enigm¨¢tico mexicano Mart¨ªn Mantra, que cambiar¨¢ por completo su destino. El tono es all¨ª generacional, incrustado de 'part¨ªculas elementales' de resentimiento al estilo de Michel Houellebecq, con tiros por elevaci¨®n a los padres sesentayochistas, que hac¨ªan la revoluci¨®n mientras alimentaban a sus hijos a base de hamburguesas y pur¨¦ en polvo, y los somet¨ªan a una neur¨®tica mezcla de matrimonio y divorcio. La segunda parte, la m¨¢s importante, es el 'durante', que acontece ya en ese M¨¦xico superpoblado de fantasmas. En este largo repertorio alfab¨¦tico es evidente la influencia del Cort¨¢zar vanguardista de Rayuela y, se dir¨ªa tambi¨¦n -en cuanto al personaje de Mar¨ªa-Marie, la amada siempre lejana- de la ominosa mujer huidiza de El pa¨ªs de la dama el¨¦ctrica, de Marcelo Cohen. Significativas marcas rioplatenses, ya que, ocupado en borronear sus propias ra¨ªces nacionales (se refiere siempre a 'mi hoy inexistente pa¨ªs de origen'), el narrador acaba por protagonizar una novela de aprendizaje inequ¨ªvocamente argentina: la del europeo nacido en el exilio que descubre, mucho m¨¢s al norte de Buenos Aires, el verdadero rostro de Am¨¦rica. Adem¨¢s, ya como expl¨ªcita marca mexicana, est¨¢ el cut-up de Burroughs, est¨¢n Artaud, Lowry, Sam Peckinpah, Eisenstein, Bu?uel: el cine es siempre referencia esencial, tanto o m¨¢s que la literatura. El breve apartado final, el 'despu¨¦s', juega con una de las obsesiones mexicanas por excelencia: la perenne amenaza del terremoto.
Para ce?ir el espacio, la novela fractura la l¨®gica temporal. Con lo que, lejos de recargarla, le agrega un efectivo juego de espejos, cuya intriga incide sobre la construcci¨®n del relato m¨¢s que sobre su argumento. La prol¨ªfica inventiva de Fres¨¢n es esencial en esa construcci¨®n, por ejemplo cuando resume la historia de M¨¦xico hacia atr¨¢s, como un v¨ªdeo visto en rewind. Pero esa misma riqueza de recursos lo abisma a una cierta autocomplacencia, como si el autor no controlara del todo su ansiedad por estar siempre en primer plano: citas de p¨¢ginas enteras, disquisiciones de tono period¨ªstico, ocurrencias que traicionan las propias consignas: 'No describir¨¦ aqu¨ª un aeropuerto internacional porque todos los aeropuertos internacionales son m¨¢s o menos lo mismo', anota con sensatez, pero acto seguido ofrece su ingeniosa visi¨®n. Parece un cierto desajuste entre esa 'novela sin v¨¦rtebras que la sostengan' y la necesidad de estructurar una masa que asciende a m¨¢s de quinientas p¨¢ginas. Las po¨¦ticas del exceso son las que necesitan una aplicaci¨®n m¨¢s rigurosa de su propia legalidad formal: a pesar de esas licencias, Fres¨¢n lo sabe, y por eso Mantra es una novela contundente, peculiar, capaz de crear un campo magn¨¦tico nuevo refundiendo la extensa materia mexicana.
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