Los litigantes del templo 'ilegal' dicen que la Iglesia ha puesto al barrio en su contra

Mientras los feligreses de la parroquia de Nuestra Se?ora de las Fuentes, en el barrio del Pilar (Fuencarral), rezan para que no sea demolida la parte ilegal de la iglesia, dos personas se sienten se?aladas por un dedo inquisidor. Son los dos vecinos que denunciaron, hace 13 a?os, que el templo estaba demasiado cerca de sus casas. Estos dos ciudadanos dicen que les ha dado fuerza tener la raz¨®n, avalada ahora por una sentencia del Tribunal Superior que obliga a derruir 100 metros de la parroquia porque no cumple las leyes urban¨ªsticas. Pero han dejado de vivir tranquilos porque se sienten presionados por sus convecinos. Por eso piden a la Iglesia que llame a la calma y no 'enardezca' los ¨¢nimos.

Mar¨ªa T. llevaba cuatro a?os viviendo en la calle de Villa de Mar¨ªn, en el barrio del Pilar, cuando comenzaron los trabajos para construir una iglesia muy cerca de su vivienda. Eso fue en enero de 1988. Cuando volvi¨® de vacaciones, a finales de agosto de ese a?o, y vio c¨®mo iban las obras, se le cayeron las maletas del susto. 'Regres¨¦ de las vacaciones y me encontr¨¦ con el muro. Tard¨¦ en subir a mi casa de la impresi¨®n', recuerda ahora. Desde entonces, ese muro, perteneciente a la iglesia de Nuestra Se?ora de las Fuentes, le ha tapado 'la luz, la vista y el aire'.

El Tribunal Superior de Justicia orden¨® ya en 1993, cuatro a?os despu¨¦s de la denuncia interpuesta por Mar¨ªa T. y por otro vecino afectado, la demolici¨®n de parte del templo por no cumplir con las leyes urban¨ªsticas: ¨¦stas fijan una distancia m¨ªnima de 12,6 metros entre ese tipo de construcciones y cualquier bloque de viviendas, mientras que Nuestra Se?ora de las Fuentes estaba a s¨®lo 7,22 metros del n¨²mero 41 de la calle de Villa de Mar¨ªn.

Los recursos que ha presentado el arzobispado desde entonces han logrado retrasar en sucesivas ocasiones la ejecuci¨®n de aquella orden de demolici¨®n. Pero el pasado enero el Tribunal Superior conmin¨® al Ayuntamiento a derribar al fin los 100 metros de iglesia que invaden la zona de viviendas, y en abril confirm¨® la orden.

Impotencia y miedo

A lo largo de tantos a?os, Mar¨ªa ha sentido emociones muy diferentes: 'Impotencia, inquietud, miedo, perplejidad e indignaci¨®n'. Tanto ella como su vecino Abd¨®n R., el otro denunciante, afirman que la tensi¨®n que se vive en el vecindario resulta insoportable. 'Ha habido presiones por parte de los vecinos. No estamos tranquilos. Nosotros s¨®lo somos ciudadanos normales que compramos nuestra vivienda con mucha ilusi¨®n. Los vecinos nos miran mal, no nos comprenden. Y no estamos exentos de que alg¨²n d¨ªa nos pueda pasar algo', teme Mar¨ªa. Y a?ade: 'Pensaba que era una persona an¨®nima, pero estamos se?alados. No es agradable vivir as¨ª'.

Su compa?ero de litigio precisa que les han 'injuriado' llam¨¢ndoles 'peseteros y muchas cosas m¨¢s'.

Mar¨ªa y Abd¨®n piensan que el arzobispado est¨¢ manipulando a los feligreses. Nada m¨¢s dictar sentencia el Tribunal Superior, el arzobispo de Madrid, Antonio Mar¨ªa Rouco Varela, llam¨® a los fieles a la oraci¨®n para que Dios 'cambie corazones y formas de actuar', y afirm¨® que espera que un milagro impida el derribo. La fachada de la parroquia est¨¢ llena de pancartas en contra de la decisi¨®n de los jueces. 'Todo esto ha creado un conflicto de vecindario. La Iglesia ha desplegado todos sus medios, ha instigado a los feligreses desde el p¨²lpito, les ha malmetido', asegura indignada Mar¨ªa.

El abogado de los dos vecinos, Javier Dorca, a?ade que, aunque ambos retiraran ahora la denuncia, la sentencia debe cumplirse porque 'el tipo de acci¨®n judicial iniciado en su d¨ªa [acci¨®n p¨²blica urban¨ªstica] no admite ning¨²n tipo de transacci¨®n o acuerdo y la ejecuci¨®n debe seguir de oficio. As¨ª lo establece la ley', subraya.

Mar¨ªa T. cree, adem¨¢s, que todo este conflicto se podr¨ªa haber evitado. 'Por eso no estoy contenta, porque es una destrucci¨®n que adem¨¢s no tendr¨ªa por qu¨¦ haber ocurrido', dice. La comunidad de vecinos, cuando se dio cuenta de que la parroquia se estaba construyendo demasiado cerca de la vivienda, fue a hablar con el p¨¢rroco. 'Pero no nos hizo caso, y las obras siguieron adelante', cuentan los dos litigantes.

Mar¨ªa y Abd¨®n recuerdan que la sentencia les ha dado la raz¨®n, y con ella, tambi¨¦n la fuerza. 'Si el tribunal emite una sentencia, hay que acatarla', remarcan. 'Todo esto es mucho m¨¢s simple. Yo no voy contra una iglesia, sino contra un muro', a?ade Mar¨ªa. Ahora s¨®lo quieren vivir tranquilos. Por eso han pedido al cardenal Rouco Varela y al p¨¢rroco de Nuestra Se?ora de las Fuentes, Eusebio Ca?a, que 'llamen a los feligreses a la calma'.