La tradici¨®n gran¨ªtica de la sierra invade El Berrueco
El Museo de la Canter¨ªa rinde homenaje, al aire libre, a los maestros que labraban la piedra a golpe de maza
'La canter¨ªa se ha perdido', asegura convencido Eusebio, un antiguo cantero de El Berrueco que, a sus m¨¢s de 80 a?os, recorre a paso vivo las calles de este peque?o municipio de la sierra, situado a 60 kil¨®metros de Madrid, sin prestar atenci¨®n a las piezas de granito que forman el reci¨¦n estrenado Museo de La Canter¨ªa. Hoy, Eusebio s¨®lo tiene tiempo para atender al se?or del banco que viene una vez al mes desde el cercano pueblo de La Cabrera. Antes de seguir su rumbo recuerda que fue ¨¦l quien construy¨®, 'a golpe de maza, y sin ayuda de ning¨²n tipo de maquinaria', una de las piezas destacadas de la exposici¨®n: un rulo de era, que se utilizaba para dejar preparado el suelo antes de trillar. 'Me parece muy bien que se haya recuperado y sirva para algo', a?ade antes de despedirse.
El Museo de La Canter¨ªa de El Berrueco, inaugurado el pasado 29 de abril, pretende recuperar para los vecinos y visitantes del pueblo las olvidadas tradiciones de labranza de la sierra madrile?a, que tan bien recuerdan, sin embargo, algunos de sus habitantes. 'Qu¨¦ mejor forma para conseguir nuestro prop¨®sito que mostrar a lo largo de las calles piezas que hace a?os eran habituales en todos los hogares de El Berrueco y que han desaparecido con el paso del tiempo', explica el alcalde de la localidad, el independiente Jaime Sanz Lozano.
'Cuando llegu¨¦ a la alcald¨ªa se me ocurri¨® la idea', rememora el regidor. Desde entonces han pasado tres a?os, en los que ha conseguido levantar la primera fase de la muestra con la ayuda del Gobierno regional y de una inversi¨®n de 25.245 euros. Una gran piedra de granito, situada frente a la casa consistorial, en la calle de los Huertos, indica al visitante que se halla en el punto de partida de la exposici¨®n. Una vez en la entrada s¨®lo hay que andar, 'porque la peculiaridad del museo es que las piezas est¨¢n expuestas al aire libre', subraya Sanz.
El itinerario ense?a poco a poco sus sorpresas: pilas de lavar fabricadas por los habitantes de la localidad para sus mujeres en piedra dura y que sol¨ªan estar situadas en las entradas de las casas; una pila de fragua; un brocal de pozo... Entre ellas, una piedra de molino a medio hacer porque, seg¨²n cuenta el alcalde, 'el cantero no la termin¨®, la encontramos en una cantera antigua y la compramos'. Un poco m¨¢s alejada aparece una pila de pesebre con tres senos (agujeros redondos) que antiguamente se situaba en el pajar a una determinada altura para que se alimentaran los animales.
En la confluencia de dos calles est¨¢ expuesto un brocal de pozo, y a un lado, el rulo de la era, obra de Eusebio. Es un cilindro de granito, muy pesado, que se enganchaba a los bueyes y se pasaba por la era dej¨¢ndola dispuesta para la posterior trilla. Le sigue, en una plazuela, un potro de herrar, hecho con pilares de granito, que es considerado uno de los m¨¢s antiguos de la sierra, debido a que en su fabricaci¨®n se utilizaron cu?as de madera (y no de hierro) para cortar las piedras.
El museo toca a su fin en la iglesia del pueblo, que se ha convertido en un magn¨ªfico mirador desde el que se divisa el embalse del Atazar. All¨ª se muestra la pila de una antigua fragua que se demoli¨® 'por desgracia', puntualiza el alcalde.
El Ayuntamiento ha dedicado un a?o a la recolecci¨®n de los instrumentos de labranza, y otros 12 meses a urbanizar las calles con hormig¨®n y granito. Empezaron recogiendo las piezas que exist¨ªan en El Berrueco, como las pilas empleadas en las casas, tanto para fregar como para dar de comer a los animales, y que estaban distribuidas por las calles.
'Aqu¨ª decimos de siempre que estas obras se hac¨ªan por zenderas, es decir, una persona de cada casa estaba obligada a trabajar un d¨ªa determinado para el Ayuntamiento', apunta el alcalde. Tradici¨®n que todav¨ªa se conserva: al aproximarse las fiestas del mes de mayo se celebra la zendera, en la que participan los vecinos para sacar lustre al pueblo y dejarlo brillante.
De encargo
Aunque los m¨¦todos tradicionales de trabajar la piedra est¨¢n en desuso, todav¨ªa existen canteros que han mantenido los conocimientos transmitidos generaci¨®n tras generaci¨®n. 'De encargo, se pueden conseguir piezas de granito hechas como antes', comenta Eduardo, con dos hijos que trabajan en las canteras de la zona. El gusto por mantener la costumbre asoma tambi¨¦n en el concurso regional de canter¨ªa de El Berrueco, que se celebra durante las fiestas de mayo y en el que se premia con 300 euros al mejor de dos modalidades: despiece de bloques para chapado y labrado de piedra, realizado siguiendo los c¨¢nones de anta?o.
El alcalde comenta que el pueblo se est¨¢ esforzando para mantener la arquitectura popular. Ya no se puede levantar una casa atendiendo a las preferencias particulares de cada vecino: los constructores est¨¢n obligados a hacer las fachadas que dan a la v¨ªa p¨²blica en piedra, y la cubierta en teja roja. Para igualar los inmuebles que no utilizaron este material, el Ayuntamiento regala pintura de color ocre, y as¨ª va unificando la est¨¦tica del pueblo.
'Habr¨ªa preferido una fuente'
El Museo de la Canter¨ªa no sorprende a los vecinos de El Berrueco, que desear¨ªan encontrar en ¨¦l algo que les resultara menos habitual que las piedras que acoge. 'A m¨ª me hubiera gustado m¨¢s que el pueblo tuviera una escultura o una fuente; en fin, algo que yo no haya visto nunca', comenta Eduardo Mart¨ªn, un cantero de 87 a?os, padre de dos hijos que tambi¨¦n trabajan de canteros. 'Uno lo tiene como profesi¨®n y el otro se dedica a ello de vez en cuando', aclara Eduardo. Para este vecino de El Berrueco, crear un museo con pilas de lavar, rulos de era o ruedas de molino no pasa de ser una mera an¨¦cdota. 'Lo que de verdad tiene m¨¦rito es el esfuerzo que hac¨ªamos para sacar de un bloque de granito esas piezas', recalca el cantero. La escultura que ans¨ªa Eduardo llegar¨¢ cuando el museo emprenda la construcci¨®n de su segunda fase. El alcalde del pueblo, Jaime Sanz Lozano, tambi¨¦n con familiares canteros y mamposteros, como la mayor¨ªa de los habitantes del pueblo, tiene previsto, adem¨¢s de aumentar la exposici¨®n de piezas antiguas, levantar una estatua al cantero y una fuente, que se construir¨¢ con diferentes tipos de piedra. 'Quiero que cada calle del casco antiguo del pueblo est¨¦ adornada con una pieza de canter¨ªa', puntualiza el regidor.
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