La Ca?ada de los P¨¢jaros
Aquella criatura daba la impresi¨®n de estar deprimida. Apenas ergu¨ªa el largo y hermoso cuello. Com¨ªa poco y sin ganas. Estaba como aletargada, encerrada en s¨ª misma. Los ojos hab¨ªan perdido su brillo.
Un d¨ªa cambi¨® todo. Nadie elige su amor, como nos recuerda el poeta de Campos de Castilla. Y cuando con la primavera apareci¨® por la casa una tierna holandesa, la pasi¨®n prendi¨® como una llamarada en el coraz¨®n de la garza imperial. Tan fue as¨ª que dentro de una semana no s¨®lo hubo cabeza nuevamente erecta sino nido y tres hermosos huevos. Y si alguien que no fuera la extranjera se atrev¨ªa a penetrar en el territorio de la rejuvenecida Ardea Purpurea, ¨¦sta se convert¨ªa en una aut¨¦ntica fiera y se lanzaba al ataque.
Con frecuencia pasan cosas as¨ª en La Ca?ada de los P¨¢jaros, ubicada en el kil¨®metro ocho de la carretera de Puebla del R¨ªo a Isla Mayor. Cuando Pl¨¢cido Rodr¨ªguez y Maribel Adri¨¢n compraron la finca, que tiene unas siete hect¨¢reas, en 1987, no pod¨ªan prever lo que les esperaba. Eso s¨ª, eran amantes de la Naturaleza y llevaban tiempo trabajando en la recuperaci¨®n de aves enfermas o accidentadas, y colaborando con la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana. Pero nunca se hab¨ªan propuesto ir creando un refugio ornitol¨®gico que a la vez sirviera para aproximar a la gente al maravilloso mundo de los p¨¢jaros. Cuando ello empez¨® a ocurrir, eran los primeros sorprendidos. Y, claro, hubo que replantear las cosas. Entretanto hab¨ªan emprendido la onerosa tarea de quitar los escombros y la mayor¨ªa de los eucaliptos, traer vegetaci¨®n m¨¢s id¨®nea y limpiar la laguna. En 1990 se instalaron para vivir en la finca y dos a?os despu¨¦s abrieron al p¨²blico.
La mezcla de aves que hoy alberga La Ca?ada de los P¨¢jaros es asombrosa. Adem¨¢s de los patos, cig¨¹e?as, ¨¢nsares, fochas cornudas y otras especies que habitan o frecuentan la laguna, es posible admirar, en amplias jaulas, distintas variedades de lim¨ªcolas. Yo jam¨¢s hab¨ªa visto tan de cerca un ostrero, un chorlitejo o una avoceta.
Luego, al poco tiempo, viaje rel¨¢mpago a Londres. Y all¨ª, bajo el cielo encapotado de rigor, me acuerdo del refugio andaluz. Porque en el distrito de Barnes, a orillas del T¨¢mesis, se ha llevado a cabo una haza?a af¨ªn al convertir en humedales, carrizales y otros h¨¢bitats propicios cuatro vetustos embalses ca¨ªdos en desuso. Se trata del Wetland Centre -de 50 hect¨¢reas de extensi¨®n- donde viven, anidan o reponen fuerzas m¨¢s de 140 especies de aves. El p¨²blico que acude hasta all¨ª apenas se lo puede creer. ?Un lugar as¨ª en pleno Londres? Por algo el Centro est¨¢ dedicado al recuerdo del gran naturalista Peter Scott, el F¨¦lix Rodriguez de la Fuente de Gran Breta?a.
Iniciativas como ¨¦stas animan a seguir luchando contra la degradaci¨®n medioambiental que nos asola. Vale la pena echar un vistazo a la p¨¢gina web del Wetland Centre: www.wwt.org.uk. En cuanto a La Ca?ada de los P¨¢jaros -que adem¨¢s tiene una cafeter¨ªa muy amena- no se la pierdan. Se trata de una de las excursiones m¨¢s agradables que nos ofrece Andaluc¨ªa en los tiempos que corren. Una gozada.
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