EE UU retira definitivamente su firma de la Corte Penal Internacional
Washington ha tomado medidas que significan un boicoteo del tribunal
George W. Bush no quiere saber nada de la Corte Penal Internacional (CPI), un tribunal que juzgar¨¢ los cr¨ªmenes de genocidio, contra la humanidad, de guerra y de agresi¨®n. El Gobierno de Estados Unidos ha comunicado formalmente al secretario general de la ONU, Kofi Annan, depositario del tratado fundacional de la CPI, que no enviar¨¢ el texto firmado por Bill Clinton al Congreso y evitar¨¢ su ratificaci¨®n.
La posici¨®n estadounidense implica, hasta cierto punto, un boicoteo de la CPI. Estados Unidos no facilitar¨¢ informaci¨®n e impondr¨¢ a los pa¨ªses beneficiarios de algunos de sus programas de ayuda militar o econ¨®mica la condici¨®n de que no colaboren con el tribunal en casos que puedan implicar a ciudadanos estadounidenses. 'Creemos que la CPI se erige sobre unos fundamentos defectuosos, y puede ser manipulada y utilizada para procesos de motivaci¨®n pol¨ªtica', declar¨® el subsecretario de Estado, Marc Grossman, cuando anunci¨® de forma oficial una decisi¨®n prevista desde meses atr¨¢s.
Bush se niega en redondo a que ciudadanos de Estados Unidos de servicio en el exterior (diplom¨¢ticos, soldados, agentes de la CIA) e implicados en presuntos cr¨ªmenes de guerra sean juzgados por la Corte Penal Internacional.
El anuncio era esperado, pero supone un nuevo motivo de desaliento para los aliados de EE UU. La primera potencia mundial firm¨® el tratado bajo la presidencia de Clinton y particip¨® activamente en las negociaciones previas, imponiendo una reducci¨®n de las competencias inicialmente previstas y algunas cl¨¢usulas que otros pa¨ªses consideraban contraproducentes. Eso hace especialmente frustrante el hecho de que ahora se desentienda del resultado.
'Favorecemos una estrategia alternativa, basada en devolver las competencias a su nivel natural, que es el Estado', dijo Pierre Prosper, embajador de EE UU para asuntos relacionados con cr¨ªmenes de guerra. 'Queremos conseguir que todos los Estados del mundo tengan el nivel de democracia y la capacidad judicial necesarias para juzgar los cr¨ªmenes de guerra que puedan haber cometido sus ciudadanos', explic¨® el embajador.
Mientras tanto, Washington mantendr¨¢ su apoyo a tribunales espec¨ªficos, como los creados para juzgar los cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad cometidos en los conflictos de Ruanda, ex Yugoslavia o Sierra Leona.
Pero Estados Unidos no cooperar¨¢, en ning¨²n caso, con la Corte Penal Internacional. 'Ese tribunal deber¨¢ contar con sus propios recursos; no aportaremos la informaci¨®n que est¨¦ en nuestro poder, por importante que sea para la resoluci¨®n de un caso', declar¨® Prosper.
En cambio, reformar¨¢ sus leyes para evitar que los acusados de cr¨ªmenes de guerra se cobijen en territorio estadounidense y, en su caso, expulsar¨¢ a esos presuntos criminales (siempre que no sean ciudadanos de Estados Unidos) hacia pa¨ªses donde puedan ser entregados a la Corte internacional.
[La retirada estadounidense del CPI es una 'se?al muy peligrosa', estim¨® ayer Mary Robinson, Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. La decisi¨®n de Washington es 'muy lamentable y realmente preocupante', a?adi¨® Robinson en una entrevista con la emisora brit¨¢nica BBC. 'Sab¨ªamos que Estados Unidos no era favorable a la Corte Penal Internacional', declar¨®. 'Est¨¢n en su derecho, pero tomar la decisi¨®n de no firmar o de retirarse de una firma es una se?al muy peligrosa', agreg¨®. 'EE UU no sabe hasta qu¨¦ punto es importante para el mundo la Corte Penal Internacional', dijo Robinson].
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