Concentrado de masajes en el valle del Pas

Las aguas vivificantes manan junto al r¨ªo Pas, en el norte peninsular, donde un a?ejo balneario de estampa palaciega sigue remediando la obesidad, el re¨²ma o el estr¨¦s a miles de curistas cada a?o, incluida la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol, que lo utiliza ocasionalmente en sus concentraciones. Modernizado el hotel seg¨²n las expectativas creadas por el nuevo turismo de salud, en boga con la etiqueta ex¨®tica de wellness, ya no existe ning¨²n obst¨¢culo para reservar una habitaci¨®n bajo el cielo amable de Cantabria y dejarse agasajar a modo con todo tipo de masajes, pediluvios, envolvimientos fangosos y ba?os anestesiantes. Urge un vistazo al calendario, por si acaso la zona spa cuelga el cartel de completo.

El balneario vive los meses de primavera y verano atestado de hu¨¦spedes en albornoz yendo de una instalaci¨®n a otra con el af¨¢n de quien aguarda el turno de un sobe prometedor, epic¨²reo, ing¨¦nito a la cultura ancestral del culto al cuerpo y no solamente como terapia frente a una dolencia. Atendidos por verdaderos facultativos, se someten a los m¨¢s gozosos tratamientos bajo unas b¨®vedas rezumantes de humedad, de vapores fragantes y salut¨ªferos, desde las cuales se filtra una delicada luz cenital. Cada sesi¨®n tiene su recetario, supervisado por un personal sanitario encantador: termarium, 60,10 euros; cromoterapia, 60,10 euros; ba?o de Poppaea, 39,07 euros; bio-relax, 48,08 euros.

El alojamiento, pese al bullicio reinante en d¨ªas de boda o convenci¨®n, exalta el romanticismo del paisaje en sus jardines interiores, ordenados con pulcritud y algarab¨ªa multicolor. Sin ser muy amplias, las habitaciones ofrecen una decoraci¨®n cuidada, igualmente colorista, juvenil. Los suelos, bien enmoquetados, invitan a descalzarse. Las paredes se conservan sin tacha ni rasgu?os. El mobiliario, a prueba de humedades, resulta c¨®modo para la lectura o el sesteo despu¨¦s del hidromasaje. Algunas habitaciones orientan sus balcones a los arriates y luminarias del jard¨ªn, a la piscina azul turquesa y a la pista de tenis que se columbra detr¨¢s. Otras dan a los montes acharolados que delimitan el entorno natural de Puente Viesgo.

Sorprende, por ello, que el kit cosm¨¦tico sea tan modesto y de estuchado industrial, cuando en la recepci¨®n del balneario existen a la venta unos tarros de gel, champ¨² y crema de manos con propiedades terap¨¦uticas. Tampoco los desayunos parecen muy diet¨¦ticos: bandejas de mortadela, jam¨®n asado, lonchas de queso, boller¨ªa en serie, caf¨¦ de m¨¢quina expendedora y zumos con sabor a botica.