'La conservaci¨®n del patrimonio habla de la inteligencia de un pa¨ªs'
Alberto Santana calcula que en el Pa¨ªs Vasco unos 5.000 elementos conforman el patrimonio cultural. M¨¢s all¨¢ de los grandes monumentos, fija su atenci¨®n en una peque?a ermita, una vivienda del casco medieval, una f¨¢brica obsoleta o un caser¨ªo. 'El patrimonio nos ense?a a conocernos a nosotros mismos, a ver c¨®mo hemos llegado a ser como somos. Es escuela de vida', asegura.
Pregunta. ?Cu¨¢l es la situaci¨®n del patrimonio cultural en el Pa¨ªs Vasco?
Respuesta. Est¨¢ en transici¨®n, camino de ser entendido como un elemento esencial de la identidad cultural y de la potencialidad de promoci¨®n econ¨®mica y social. El patrimonio ha pasado por una situaci¨®n de abandono y dejadez, pero se est¨¢ redescubriendo y apostando por ¨¦l cada vez m¨¢s. Es un patrimonio sin monumentos de primera fila, con un buen tono medio. No hay un monumento ¨²nico, el primero en algo; si tuviera que escoger forzosamente uno que cumpliera esas condiciones, ser¨ªa el puente colgante de Portugalete. Por no tener un hito destacado, ha estado en una situaci¨®n deplorable hasta hace unos 20 a?os.
P. ?Qui¨¦n ha impulsado el cambio?
R. Las instituciones han enfocado la linterna y han iluminado muchos hitos del patrimonio que parec¨ªan irrelevantes para la gente que viv¨ªa con ellos. El rescate de patrimonios olvidados tambi¨¦n se ha hecho desde la Universidad.
P. ?Ha fallado la difusi¨®n?
R. Unida a la difusi¨®n est¨¢ la educaci¨®n, que con los j¨®venes se puede realizar en las escuelas, pero tambi¨¦n hay que educar a los adultos. Hay que se?alizar e identificar los hitos culturales, los signos de la cultura del pasado, que parece muy f¨¢cil pero falta.
P. Incluidas las ruinas industriales.
R. Una f¨¢brica, cuya tecnolog¨ªa ha sido superada, es una referencia de la forma de vivir, producir y trabajar en el pasado.
P. ?Es una a?oranza del esplendor industrial?
R. No, no es nostalgia de la edad de oro, pero es verdad que el pasado industrial se puede utilizar como trampol¨ªn de la promoci¨®n econ¨®mica contempor¨¢nea. Antes hac¨ªamos barcos, ahora microchips. La conservaci¨®n del patrimonio industrial nos permite un conocimiento m¨¢s cr¨ªtico de ese supuesto esplendor. La iglesia o el Estado han construido a lo largo de la Historia edificios para que les representen; otros grupos sociales no han tenido esa oportunidad, pero han convivido en espacios creados para ellos, como la f¨¢brica y la mina, con los que se pueden identificar. Lo comparo con las celebarciones del orgullo gay o el black power. Se trata de reivindicar algo que en el pasado fue utilizado con desprecio; reivindicar ahora con orgullo elementos que no han sido reconocidos por la cultura acad¨¦mica.
P. ?Qu¨¦ dice de un pa¨ªs la conservaci¨®n de su patrimonio?
R. Revela su grado de cultura, de los valores universales que se pueden reconocer en el patrimonio acad¨¦mico y en el patrimonio popular. Habla de una sociedad inteligente, que utiliza su propio pasado para crecer en el futuro, que es consciente de s¨ª misma. Consciencia, inteligencia y cultura son los tres valores. Inteligencia incluso en el sentido del vivillo que usa el pasado como recurso. Se pueden rentabilizar las colosales inversiones que estamos haciendo. Es una apuesta europea com¨²n; Europa sabe que puede vivir de su patrimonio.
P. ?Es rentable?
R. Tenemos que avanzar a la conservaci¨®n y recuperaci¨®n de lo que est¨¢ en riesgo de desaparecer. Para nosotros mismos, tiene un car¨¢cter educativo, integrador y hacia el exterior puede tener una rentabilidad social y econ¨®mica: social, por ser capaces de ofrecer una imagen de equilibrio y madurez; cultural y econ¨®mica, porque la mayor industria del mundo es el turismo.
P. ?Qu¨¦ puede ofrecer el Pa¨ªs Vasco?
R. Un pa¨ªs que sin tener nada espectacular ofrece un paisaje culturalmente integrado, rico y variado, en el que cada elemento es susceptible de ser interpretado con una profunda carga hist¨®rica.
P. ?Qui¨¦n debe mantener el patrimonio en manos privadas?
R. Aqu¨ª quien invierte son las diputaciones. Siempre hay que colgarse de las tetas de la Diputaci¨®n, hasta el punto de que se le chantajea con que se va a dejar caer o destruir algunos restos si no reciben la asistencia econ¨®mica. Los propietarios deber¨ªan ser los primeros comprometidos. En Inglaterra, se aprecia en un 20 % la antig¨¹edad como un valor a?adido; aqu¨ª se deprecia.
P. ?Ser¨¢ porque las etapas de penuria econ¨®mica son recientes?
R. A la mayor¨ªa nos separan s¨®lo dos generaciones del arado. Y eso que podr¨ªa ser un valor para reconocer nuestras ra¨ªces, es un lastre.
PERFIL
Alberto Santana (Bilbao, 1960), licenciado en Historia por la Universidad de Barcelona, es profesor de la UNED. Volcado en el patrimonio cultural, sus actividades abarcan desde la pedagog¨ªa, la difusi¨®n, la rehabilitaci¨®n e incluso la comercializaci¨®n con programas de turismo especializado.
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