'A pesar del olor de la guerra, creo que un tiempo espiritual est¨¢ a las puertas'
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En 1964, el escritor argentino Ernesto S¨¢bato public¨® El t¨²nel. 'Que el mundo es horrible es una verdad que no necesita demostraci¨®n', escrib¨ªa en aquella novela que lo proyect¨® al mundo y le dio celebridad. La profunda angustia del hombre contempor¨¢neo, los confusos laberintos a los que conducen los celos, la b¨²squeda de la verdad y del amor absoluto eran, entre otros, algunos de los temas que trataba aquel libro que fascin¨® a autores como Albert Camus o Graham Greene.
Desde entonces ha llovido mucho. S¨¢bato ha seguido retratando el paisaje de horror que rodea a la criatura humana, pero tambi¨¦n ha ara?ado los muros de su desolaci¨®n para encontrarle algunos caminos a la esperanza.
'No sabemos d¨®nde nos hundiremos con inventos como el de la clonaci¨®n'
'Nunca me han gustado los artistas que se a¨ªslan y se lavan las manos'
Ernesto S¨¢bato volvi¨® a Espa?a despu¨¦s de mucho tiempo, y tambi¨¦n visit¨® Par¨ªs. All¨ª estuvo con el escritor H¨¦ctor Bianciotti y con el artista Fran?ois Marie Banier. Con este ¨²ltimo recorri¨® la exposici¨®n que el Pompidou dedica al surrealismo. Se emocion¨® delante de las obras de otro viejo amigo, ?scar Dom¨ªnguez. Viejas complicidades renovadas, m¨¢s all¨¢ del paso de los a?os.
En Espa?a, S¨¢bato tambi¨¦n se emocion¨® en distintos momentos. Son 91 a?os los que trajina de un lado a otro, y ha estado en un mont¨®n de sitios. Madrid -donde recibi¨® la medalla de oro del C¨ªrculo de Bellas Artes y la de honor de la Universidad Carlos III-, Oviedo, Valladolid, Santiago de Compostela -all¨ª le dieron el Premio Rosal¨ªa de Castro y la universidad lo nombr¨® doctor honoris causa-, Sevilla, Alicante, Santander. Y termin¨® de nuevo en Madrid. El jueves pasado habl¨® de su idea del periodismo durante la entrega de los Premios Ortega y Gasset y el domingo volvi¨® a Argentina.
Un mont¨®n de viajes, un goteo interminable de encuentros, actos, palabras y homenajes. S¨¢bato fue diciendo de las cosas que le importan -Argentina, la idea del exilio, la situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo- y a veces se le rompi¨® la voz. Durante ese tiempo encontr¨® un hueco para contestar unas cuantas preguntas a trav¨¦s de un cuestionario.
Pregunta. Abandon¨® usted la ciencia para dedicarse a la literatura. ?C¨®mo ve ahora aquella decisi¨®n y qu¨¦ se llev¨® de una actividad a la otra (unos conceptos, el rigor de una mirada, la disciplina por el detalle)?
Respuesta. Nunca me he arrepentido de aquel lejano abandono de la ciencia. Es verdad que ¨¦sta dio un salto espectacular y en muchos casos ha ayudado a la humanidad, especialmente a trav¨¦s de la medicina. Pero, a pesar de los horrores que tenemos ya a la vista, a¨²n no sabemos cu¨¢l es la profundidad infernal en la que nos hundiremos con otros inventos que hoy parecen llenar de entusiasmo a algunos, como la clonaci¨®n. S¨ª, ha habido una permanente influencia en m¨ª de ciertos atributos esenciales en las ciencias como el rigor, aunque creo que ya estuvieron presentes en mi infancia.
P. Usted ha escrito: 'Y pienso si no ser¨¢ siempre as¨ª, que el arte de nuestro tiempo, ese arte tenso y desgarrado, nazca invariablemente de nuestro desajuste, de nuestra ansiedad y de nuestro desconsuelo'. ?Sigue pensando que el hombre est¨¢ desconsolado y desgarrado el arte de nuestro tiempo?
R. La deshumanizaci¨®n del hombre no s¨®lo ha continuado, sino que se acent¨²a tr¨¢gicamente d¨ªa a d¨ªa. C¨®mo no va a estar el hombre desconsolado, y, si no lo est¨¢, tanto peor, porque o no sabe lo que est¨¢ siendo la vida de los hombres o no le importa.
P. ?Qu¨¦ camino piensa que seguir¨¢ la literatura para lograr describir en el siglo XXI, 'la profunda e inexplicable relaci¨®n que existe entre yo y el mundo'?
R. No lo s¨¦; el mundo est¨¢ frente a una encrucijada de la que depende la vida sobre la Tierra. ?sta es una responsabilidad hist¨®rica que pesa sobre todo hombre, y a la vez en ella se encuentra su m¨¢s genuina grandeza. Por otro lado, hoy d¨ªa el individualismo no s¨®lo es inmoral, sino que tampoco alcanza, y esto ha modificado esencialmente la relaci¨®n entre el yo y el mundo.
P. Tuvo viejas simpat¨ªas anarquistas, estuvo pr¨®ximo al comunismo, lo agarraron las resacas del existencialismo. Sigue en la batalla cotidiana por la dignidad.
R. Yo dej¨¦ mis estudios por el anarquismo, no fueron meras simpat¨ªas; en cuanto al comunismo, yo milit¨¦ durante muchos a?os y llegu¨¦ a desempe?arme como secretario de la Juventud del Partido Comunista, y tampoco es como usted dice, que me agarraron las resacas del existencialismo. Tuve un v¨ªnculo personal con Camus, y fui un apasionado lector de Kierkegaard, Jaspers, Sartre, Heidegger. Por otro lado, el existencialismo fue y sigue siendo un movimiento filos¨®fico de tal envergadura que no le cabe la palabra resaca. El hombre es una unidad en la que luchan y germinan ideas, modalidades, pasiones.
P. 'No somos ni Europa ni Am¨¦rica, sino una regi¨®n fracturada, un inestable, tr¨¢gico, turbio lugar de fractura y desgarramiento'. Son palabras que usted escribi¨® sobre Argentina hace casi medio siglo. Parece que est¨¢ hablando de lo que ocurre ahora.
R. Es tal como lo escrib¨ª entonces. Hoy la situaci¨®n de la Argentina la vivo con el sentimiento angustioso de ver c¨®mo hemos da?ado al pa¨ªs de nuestros nietos, pero a la vez mantengo la esperanza de que precisamente desde esa fractura pueda germinar un tipo de vida diferente, m¨¢s comunitaria.
P. Le han rendido homenajes por su obra literaria, su lucha por los derechos humanos y su batalla por la justicia. ?C¨®mo conserva la energ¨ªa para luchar en tantos frentes?
R. Creo que la vida me ha ido llevando, de alg¨²n modo exigiendo. Nunca me han gustado los artistas que se a¨ªslan y se lavan las manos de lo que acontece en el mundo. Eso es una porquer¨ªa. Tampoco hubiera sobrevivido sin el arte. A¨²n hoy, y para decir mejor, en esos mismos d¨ªas en que recib¨ª los homenajes que el gran amigo y poeta C¨¦sar Antonio Molina me ha organizado, por las ma?anas pint¨¦ en el cuarto del hotel, claro, cartones chicos. No puedo vivir aisl¨¢ndome, pero tampoco sin el arte, como le dec¨ªa.
P. ?C¨®mo ve los derroteros que seguir¨¢ nuestro mundo, el que se est¨¢ insinuando despu¨¦s de los atentados del 11 de septiembre, que parece tomado ya por el infatigable olor de la guerra?
R. Que estamos frente a una de las crisis m¨¢s graves por las que ha pasado la humanidad es una evidencia que no necesita demostraci¨®n. El ser humano siente que todos aquellos valores que albergaron la vida durante generaciones hoy ya no cuentan, como bien vaticin¨® Nietzsche; y en su lugar sufrimos una sociedad donde lo ¨²nico que parece contar es la eficiencia y el dinero, ?le parece poco abismo? Y, sin embargo, creo, a pesar del como usted bien dice infatigable olor de la guerra, que un tiempo predominantemente espiritual puede estar a las puertas, porque de lo contrario estamos irremediablemente perdidos.
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