Benedetti, del Nacional
Ha vuelto Mario Benedetti. No s¨®lo es Benedetti, sino tambi¨¦n Farrugia; entre todos sus parentescos hay un pariente lejano que era de Espa?a. Pero la mayor parte de sus ancestros son italianos. Su padre era en¨®logo. Y a ¨¦l tambi¨¦n le gusta el vino, aunque no lo conoce. Esta vez, Benedetti, que cumple 81 a?os ahora, trae consigo un libro de poemas (Insomnios y duermevelas, Visor en Espa?a, Seix Barral en Am¨¦rica Latina) que escribi¨® en circunstancias bien especiales, de las cuales ustedes tuvieron alguna noticia en estas cr¨®nicas. Benedetti lleva cincuenta a?os como asm¨¢tico. Se le nota, claro, en la respiraci¨®n y tambi¨¦n en su manera de andar, que es un modo de andar particular de los asm¨¢ticos: da la impresi¨®n de que siempre buscan un asidero, como esos p¨¢jaros delicados que tienen mucho cuidado al saltar de un lado al otro de la jaula, buscando agua, siempre buscando agua. Ese largo pasado de asm¨¢tico puro, ni un d¨ªa sin que esa respiraci¨®n endiablada se muestre esquiva, el aire que se pierde en la parte in¨²til de los pulmones, el asma esencial que nadie puede explicar pero se sufre, ha hecho que su coraz¨®n rompiera por los bordes del pecho e hiciera que Benedetti precisara de la asistencia de un marcapasos. A ¨¦l esa palabra, marcapasos, le hizo gracia; a otros les hubiera producido pavor, pero a ¨¦l le hizo gracia. Hasta que el m¨¦dico, del que luego se hizo amigo, le explic¨® que serv¨ªa para marcarle el paso a la vida, y para preservar ¨¦sta de los ataques del tiempo, y de la incidencia que el asma principal pudiera tener sobre su salud. As¨ª que se someti¨® a la operaci¨®n de la que sali¨®, como ¨¦l suele decir, 'de lo m¨¢s bien'. Pero estas cosas de la salud y de las m¨¢quinas se tuercen alguna vez, y el m¨¦dico tuvo que hurgar de nuevo en la experiencia de explorar el pecho y, en circunstancias extremadamente delicadas, Benedetti recibi¨® otra vez el implante. Fue, y esto lo dice ¨¦l ahora, que ha superado con creces el trance, a vida o muerte, y la vida gan¨®.
Entonces, en aquel momento, la operaci¨®n no s¨®lo quebrant¨® la fortaleza f¨ªsica sino que oper¨® -valga la redundancia- de mala manera sobre el ¨¢nimo. Para qu¨¦ escribir m¨¢s, se dijo el poeta, arrugado como los ni?os ante la orilla. El m¨¦dico entonces fue determinante: si usted fuera un arquitecto le dir¨ªa que siguiera haciendo casas, si supiera extraer vino de las vi?as, como su padre, le dir¨ªa que siguiera siendo cosechero, pero como usted es poeta le conmino a escribir otra vez, como una terapia. Y como terapia se impuso Mario Benedetti la escritura de los poemas de este libro nuevo, Insomnios y duermevelas, que surgi¨® como consecuencia de ese trance y que tiene dentro, escondida u obvia, la esencia del dolor, que ¨¦l describe con la asistencia de sus armas m¨¢s conocidas, la m¨²sica, la iron¨ªa y el humor.
As¨ª que aqu¨ª est¨¢ nuevo Benedetti. Los que le vieron en aquellos tiempos en que el insomnio y la duermevela no eran s¨®lo el material del t¨ªtulo de un libro, sino un drama verdadero, tangible, no dos palabras, no pod¨ªan imaginarse que ahora regresara, tan pronto, con estos poemas. 'Debajo de la nieve que me cubre / est¨¢n mi manta y mi capote / debajo de ese amparo / mi protecci¨®n de lana / y abajo m¨¢s abajo / est¨¢ al fin mi pellejo'. As¨ª est¨¢: su piel es la de esos europeos italianos de Umbr¨ªa, que se parecen todos a ¨¦l. Ha venido apenado por lo que le pasa a su pa¨ªs vecino, Argentina, donde se vive un drama que ¨¦l no acierta a definir ni con palabras ni con pesadillas, preocupado tambi¨¦n por los efectos que ese deterioro puede tener sobre su paisito uruguayo, y contento de asistir al sol que todas las primaveras le recibe en su tercer pa¨ªs, Espa?a, su pa¨ªs m¨¢s querido, con Cuba y con Uruguay. Sufri¨® mucho en Argentina, le tiene un gran amor, vive ah¨ª muchas veces al a?o, pero ese tr¨ªo de pa¨ªses (con Palma de Mallorca y Madrid como ciudades de preferencia) son los suyos.
Si le apuras mucho y le dejas tranquilo con pa¨ªses y con amores, Benedetti te dir¨¢ una verdad que tambi¨¦n est¨¢ en su coraz¨®n de irredento aficionado al f¨²tbol: 'De verdad, de verdad soy del Nacional de Montevideo'. Mario Benedetti. En realidad se llama Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farruggia. Con todos esos nombres viaja, sufre, r¨ªe y escribe.
Babelia
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