'Soy contrario a la Ley de Partidos por coherencia democr¨¢tica y por su ineficacia'
Desde la presidencia de la Fundaci¨®n Ramon Trias Fargas, el eurodiputado y ex secretario general de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica Pere Esteve (Barcelona, 1942) puede contemplar con m¨¢s sosiego la situaci¨®n pol¨ªtica. Ello no le impide expresar con determinaci¨®n su oposici¨®n a la Ley de Partidos pactada por el PP, el PSOE y CiU.
Pregunta. Usted fue uno de los impulsores en 1998 de la Declaraci¨®n de Barcelona, una plataforma que propugnaba el reconociento de la plurinacionalidad de Espa?a. Eso consagr¨® las hist¨®ricamente renqueantes relaciones entre CDC y el Partido Nacionalista Vasco, formaci¨®n firmante junto con ustedes y el Bloque Nacionalista Galego de la citada declaraci¨®n. ?C¨®mo ve ahora la grieta que la Ley de Partidos abre entre CiU y el PNV?
'Defiendo una estrategia basada en una mayor¨ªa integrada por todos los partidos excepto el PP'
'Los pol¨ªticos somos v¨ªctimas de poner la encuesta por delante del proyecto y debe ser al rev¨¦s'
Respuesta. La Declaraci¨®n de Barcelona no la defiendo s¨®lo como uno de sus padres, sino porque en su esp¨ªritu sigue plenamente vigente. La declaraci¨®n nunca ha significado la voluntad de copiar ning¨²n modelo, ni vasco ni gallego. Ha significado que, a nivel del Estado espa?ol, si se quiere impulsar un modelo plurinacional debemos hacerlo desde los nacionalismos.
P. Copia de modelos, no. Pero antagonismo entre partidos tampoco... Porque con la ilegalizaci¨®n de Batasuna, hay quien sostiene que se victimiza a esta fuerza pol¨ªtica, se destruye una de las pistas de aterrizaje de ETA para futuras conversaciones de paz y, en parte, se dinamita la estrategia del nacionalismo democr¨¢tico vasco.
R. Estoy en contra de la Ley de Partidos por coherencia democr¨¢tica, por oportunidad y porque resulta ineficaz. Lo dije al principio y no he cambiado de opini¨®n.
P. ?Incluso despu¨¦s de las enmiendas presentadas por Converg¨¨ncia i Uni¨®?
R. Las enmiendas mejorar¨ªan la ley; pero tal como ha sido dicho por juristas y por mi propio partido, la ley no es necesaria ni oportuna.
P. ?Cree que se puede votar la enmienda a la totalidad que ha presentado el PNV y tambi¨¦n las enmiendas parciales tal como sostienen algunos dirigentes de CiU?
R. Yo, desde luego, votar¨ªa la enmienda a la totalidad y no apoyar¨ªa la ley. Por tanto, no quiero entrar en el debate de si es o no contradictorio.
P. ?Intuye cu¨¢l ser¨¢ el desenlace final de esta historia en CiU?
R. Debemos esperar a la reuni¨®n de la ejecutiva de Converg¨¨ncia i Uni¨® de la semana pr¨®xima. Yo no podr¨¦ asistir porque estar¨¦ en Chipre, pero mi posici¨®n ya es conocida en los ¨®rganos del partido.
P. Desde que dej¨® la secretar¨ªa general, en 2000, CiU parece que tiende a acercarse m¨¢s al Partido Popular que a Esquerra Republicana, contrariamente a lo que usted suger¨ªa...
R. En su momento defend¨ª esta posici¨®n no ya por motivos ideol¨®gicos, sino estrat¨¦gicos. No he cambiado. Adem¨¢s la presi¨®n de la mayor¨ªa absoluta es muy evidente... Se trata de una presi¨®n pol¨ªtica, social y medi¨¢tica, y eso es preocupante. La sufren los partidos y tambi¨¦n la sociedad. Y aunque es imprescindible conocer la opini¨®n de la gente, si s¨®lo nos movemos por encuestas, caeremos en un c¨ªrculo vicioso.
Y falta capacidad cr¨ªtica. Por ejemplo, hablando de terrorismo, el a?o pasado el Defensor del Pueblo del Consejo de Europa redact¨® un informe sobre el terrorismo en el Pa¨ªs Vasco. En aquel texto atac¨® la ejecutoria de a?os del Gobierno nacionalista y nadie denunci¨® que el Defensor del Pueblo no dijera nada de que el Gobierno vasco era una coalici¨®n PNV-PSOE; nadie dijo nada del Gobierno franc¨¦s, cuando todos sab¨ªan que no ha hecho nada de lo que deb¨ªa, y nada del Gobierno espa?ol -con ministros condenados por la justicia-, que tiene una trayectoria m¨¢s denunciable que la del Gobierno vasco.
P. Ahora lo que dicen que hay, al menos desde el Parlament, es involuci¨®n auton¨®mica. Cuando se convocaron las auton¨®micas de 1999, CiU centr¨® su campa?a en dos ejes: mejor financiaci¨®n y m¨¢s autogobierno. La financiaci¨®n ha encontrado una f¨®rmula de acuerdo CiU- PP, pero ?qu¨¦ posibilidades tiene CiU de llevar adelante su compromiso electoral sobre autogobierno?
R. Las cosas est¨¢n muy claras. En esta legislatura no hay mucho que hacer. Pero debemos ver c¨®mo nos organizamos y en este sentido he defendido -incluso escrib¨ª un libro- una estrategia para Catalu?a basada en una mayor¨ªa de sensibilidad nacional y catalana que pasa por todos los partidos excepto por el Partido Popular.
P. Usted va a contracorriente, porque a ese frente anti-PP se ha opuesto claramente y desde el principio el mism¨ªsimo Jordi Pujol, quien a pesar de todo present¨® su libro Estrat¨¨gia per Catalunya...
R. Yo no cuestiono la negociaci¨®n bilateral entre gobiernos que ha sido nuestra norma desde 1980. No hago revisionismo. Pero las actuales circunstancias piden la configuraci¨®n, m¨¢s que de un frente, de una mayor¨ªa social. En el Pa¨ªs Vasco la sociedad est¨¢ polarizada casi al 50%. Pues bien, en Catalu?a eso no sucede. Hay una gran mayor¨ªa partidaria de aumentar el autogobierno y ese privilegio no deber¨ªamos despreciarlo. Es un gran activo.
P. Usted que construy¨® las relaciones CDC-PNV ?c¨®mo lleva ese giro de su partido, que reclama la centralidad pol¨ªtica desde la moderaci¨®n nacionalista que a veces parece imponerle el cors¨¦ del pacto con el PP?
R. Me preocupa. Siempre he combatido la centralidad pol¨ªtica buscada desde la pasividad, de la diluci¨®n del proyecto. En estos tiempos, a los partidos de derechas no les gusta que les digan que son de derechas, a los de izquierdas que son de izquierdas y a los nacionalistas no nos gusta que nos digan que lo somos en exceso. Y eso puede tener consecuencias. Ha pasado factura a Chirac y a Jospin, cuyo balance de gobierno no era en absoluto negativo. En Francia ha habido ruptura electoral total. No les han votado, en primera vuelta, ni sus electores fieles. Y es que los pol¨ªticos somos v¨ªctimas de poner la encuesta por delante del proyecto, la despolitizaci¨®n de la pol¨ªtica, cuando creo que debemos convencer a la sociedad con nuestro proyecto.
P. Como nacionalista catal¨¢n, ?qu¨¦ sensaci¨®n tendr¨¢ cuando en un futuro pa¨ªses como Malta o Chipre se sienten en la mesa del Consejo de Ministros de la Uni¨®n Europea?
R. Creo que la UE debe reconocer las realidades plurinacionales. O se da una soluci¨®n a realidades pol¨ªticas subestatales como Catalu?a, Escocia y Baviera o las cosas se est¨¢n haciendo mal. Entre 21 lenguas que habr¨¢ despu¨¦s de la ampliaci¨®n, el catal¨¢n es la novena. Algo debe arreglarse, porque algo no aguanta. Pero debe arreglarse como un planteamiento de Estado y resolverse en el Estado espa?ol. Si ¨¦ste aparece en Europa como plurinacional, le dir¨¢n que s¨ª, como le sucede a B¨¦lgica. El problema lo tenemos en Madrid, all¨ª debemos resolverlo.
P. Como parlamentario europeo asistir¨¢ a las elecciones que se celebrar¨¢n en Argelia. ?Qu¨¦ valoraci¨®n hace de la cumbre euromediterr¨¢nea celebrada en Valencia el pasado mes de abril?
R. El informe del Parlamento Europeo, del que fui ponente, fue aprobado por unanimidad y fue tenido en cuenta por el Consejo Europeo, especialmente en lo relativo a la creaci¨®n de una asamblea parlamentaria. En Valencia se aprob¨® un plan de acci¨®n, porque la UE est¨¢ convencida de que si en el mundo hay que hacer algo m¨¢s que acciones militares para mantener la paz, lo m¨¢s pr¨®ximo que puede hacer la Uni¨®n es la pol¨ªtica mediterr¨¢nea. El proceso de Barcelona tiene tres ¨¢mbitos; el pol¨ªtico, el social y el cultural. Y hay que trabajar con los tres. Ninguno podr¨¢ progresar sin los otros.
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