Zine
Los amantes del v¨¦rtigo tienen que estar contentos con la semana que finaliza. Todav¨ªa permanecen en la retina ese impresionante gol de Zine y esas garras ¨¦picas de Iker. Y luego, los v¨¢ndalos de siempre. Y luego, el maltrato a Cibeles. Y luego, la llegada de mandatarios latinoamericanos y europeos a la cumbre. Y las huestes contraculturales del Foro Social Trasatl¨¢ntico poniendo a caldo a los pol¨ªticos y animando a reclamar las calles y reinventar la ciudad. Y el caos de Barajas por una aver¨ªa inform¨¢tica en Bruselas. Y Kubala muere en Barcelona. Y se abre la puerta grande de Las Ventas. Y hay amago de huelga general. Y verbenas por doquier. Mucha tela.
Al margen de discursos oficiales y alguna que otra berlusconada, en los pasillos de la cumbre se ha hablado mucho de balompi¨¦ y del Real Madrid, cuyo presidente, por cierto, fue aclamado con fervor en el congreso de UGT. La capital vuelve a ser una de las poqu¨ªsimas ciudades europeas con tres equipos en la divisi¨®n de honor. Guste o no guste, el f¨²tbol conforma nuestra existencia terrenal, la televisi¨®n es un bal¨®n eterno, la ilusi¨®n es una bota, el amor es un penalti, el sexo es un gol, y a veces hay que salir chutando. Por otra parte, da la impresi¨®n de que el alcalde est¨¢ fuera de juego.
El Mundial de f¨²tbol nos depara una bonita ocasi¨®n para meditar seriamente acerca de la fugacidad de las cosas de este mundo. Hay algunas verdades eternas que no supieron captar ni san Juan de la Cruz ni santa Teresa. Las verdades, como todo el mundo sospecha, son redondas. De lo cual se colige que, a lo mejor, lo m¨¢s importante de la cultura son las pelotas. Valdano debiera dar ejercicios espirituales, utilizando a algunos jugadores para transmitir buenas nuevas referentes al sentimiento redondo de la existencia.
Aunque hay personas reacias a la inspiraci¨®n divina, todos los ciudadanos debieran tener derecho a disfrutar de las ventajas que el balompi¨¦ propicia a los devotos. Eso s¨ª, habr¨ªa que pensar ya en eliminar las tarjetas rojas, que suenan a marxismo, y las amarillas, que suenan a prensa asilvestrada. Como homenaje al Madrid, todas las tarjetas debieran ser blancas de ahora en adelante. Esto parece de Zine.
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