Votar en Palestina
La abrupta situaci¨®n sobre el terreno hab¨ªa servido para demorar la renovaci¨®n de personal pol¨ªtico de la Autoridad Palestina, cuyo presidente, Yasir Arafat, junto con la C¨¢mara, recibieron su mandato en 1996. Y, ahora, no el que se haya aliviado el panorama, sino, precisamente, su empeoramiento es lo que podr¨ªa llevar en unos meses a votar de nuevo en Palestina.
El presidente Arafat, incapaz de poner fin a la racha de atentados suicidas -uno m¨¢s ensangrent¨® ayer Netania causando al menos tres muertos- con una libertad de movimientos para la que ha tenido que hacer alg¨²n pago a cuenta a Jerusal¨¦n, notablemente el exilio de 13 de los palestinos refugiados en la bas¨ªlica de Bel¨¦n, todos ellos buscados por Israel, que ser¨¢n repartidos en pa¨ªses de la UE y de los que tres vendr¨¢n a Espa?a, ha anunciado que hacia fin de a?o se votar¨¢ C¨¢mara y seguramente tambi¨¦n, presidencia, as¨ª como, en respuesta al clamor de su opini¨®n p¨²blica, a reformar su corrupto, in¨²til y desp¨®tico Gobierno. Lleva Arafat, sin embargo, demasiadas d¨¦cadas viviendo en el despilfarro y la inoperatividad de una clientela af¨ªn para que ahora quepa dar cr¨¦dito por anticipado a tan loables prop¨®sitos.
Parece sensato pensar que a las elecciones hay que ir con algunas garant¨ªas y Arafat, razonablemente, exige para ello una retirada israel¨ª a las posiciones anteriores al comienzo de la Intifada de las Mezquitas, el 28 de septiembre de 2000, pero, al mismo tiempo, el Gobierno israel¨ª de Ariel Sharon puede argumentar que mientras haya atentados se ve obligado a ocupar posiciones adelantadas para tratar de impedirlos. Y as¨ª, la paralizaci¨®n es total. Ni Arafat puede, si es que quiere, ni Israel puede ni quiere. Y la situaci¨®n vuelve con ello a un punto de partida, que es el ¨²nico que, quiz¨¢, a¨²n puede calmar la situaci¨®n, y que Jerusal¨¦n no menciona ni por asomo: la colonizaci¨®n nunca interrumpida, d¨ªa a d¨ªa, de los territorios, y la necesidad de enviar fuerzas internacionales para cuidar del cumplimiento de un aut¨¦ntico alto el fuego.
S¨®lo as¨ª cabe que la opini¨®n palestina pueda exigir de manera efectiva la reforma por medio del sufragio, le guste ello poco o mucho al rais. Pero ni Israel deja de colonizar, ni consiente que ojos forasteros vean lo que hoy pasa en los territorios ocupados.
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