Investigaci¨®n con preembriones y arbitrariedad
El autor manifiesta su preocupaci¨®n por el nombramiento de cat¨®licos 'aguerridos' para el comit¨¦ de ¨¦tica en la investigaci¨®n cient¨ªfica.
Hace cosa de un par de semanas fui invitado a participar en un congreso sobre bio¨¦tica organizado por estudiantes de la Universidad de Alicante. El t¨ªtulo de mi ponencia era Bio¨¦tica y argumentaci¨®n, y mi intervenci¨®n se centr¨® en el problema (¨¦tico) de la investigaci¨®n con preembriones. Lo hice as¨ª, impulsado b¨¢sicamente por dos motivos.
Uno era -es- la manifiesta actualidad del asunto. Durante estos ¨²ltimos meses quiz¨¢s no haya habido d¨ªa en que la prensa no haya publicado alguna noticia o alg¨²n comentario relativo a la investigaci¨®n (a las posibilidades m¨¦dicas o a las imposibilidades ¨¦ticas) con c¨¦lulas madre procedentes de preembriones humanos. Adem¨¢s, el tema ha estado especialmente presente en Alicante, porque la supuesta ilicitud moral y jur¨ªdica de esas investigaciones afectaba al trabajo sobre la diabetes que dirige el profesor Bernat Soria en la Facultad de Medicina que perteneci¨® a la Universidad de Alicante (mi universidad), hasta que una arbitraria decisi¨®n del presidente Zaplana la segreg¨® de esa instituci¨®n para integrarla en la Universidad Miguel Hern¨¢ndez de Elche.
'Es como si a la Iglesia cat¨®lica se le pidiera asesorar un programa en favor de la mujer'
'La funci¨®n de la bio¨¦tica ser¨ªa luchar contra el prejuicio, casi siempre religioso'
El otro motivo tiene que ver con que, desde hace algunos a?os, pertenezco (quiz¨¢s deber¨ªa decir mejor: pertenec¨ªa) a la Comisi¨®n Nacional de Reproducci¨®n Humana Asistida, creada al amparo de la ley del mismo nombre y a impulsos del Ministerio de Sanidad (durante el primer Gobierno del Partido Popular). Durante aproximadamente un a?o (el a?o 2000), los 20 miembros de la Comisi¨®n estuvimos discutiendo el problema de qu¨¦ deber¨ªa hacerse con los preembriones congelados sobrantes de tratamientos de fertilidad; seg¨²n se cree, en nuestro pa¨ªs hay unos 30.000 en ese estado. La ley espa?ola (de 1988) s¨®lo permite (en su art¨ªculo 15) investigar con preembriones no viables, pero no dice espec¨ªficamente nada sobre qu¨¦ hacer con los preembriones sobrantes.
Tras much¨ªsimas horas de discusi¨®n (transcurridas -como dec¨ªa- a lo largo de unos 12 meses), una mayor¨ªa de los integrantes de la Comisi¨®n lleg¨® a la conclusi¨®n de que no exist¨ªan obst¨¢culos ¨¦ticos para llevar a cabo investigaciones con preembriones sobrantes que no fueran a destinarse a la procreaci¨®n, y siempre que se cumplieran ciertos requisitos como la autorizaci¨®n por parte de un comit¨¦ de ¨¦tica, la seriedad de la investigaci¨®n, o la necesidad -para los fines de la investigaci¨®n- de utilizar c¨¦lulas madre procedentes de preembriones humanos. Pero la Comisi¨®n entendi¨® que la ley en su actual redacci¨®n no permit¨ªa ese tipo de investigaci¨®n, y de ah¨ª que propusiera al Gobierno la modificaci¨®n de la normativa en tal sentido.
Esa postura, sin embargo, no cont¨® con un respaldo un¨¢nime. Algunos de los miembros de la Comisi¨®n consideraron que, por razones ¨¦ticas, ese tipo de investigaci¨®n no deb¨ªa autorizarse legalmente. Y dos de sus miembros defendimos que la ley espa?ola deb¨ªa interpretarse en sentido permisivo; lo que sostuvimos, fundamentalmente, era que los preembriones sobrantes cuyo destino fuese la destrucci¨®n deb¨ªan considerarse 'no viables': era, nos parec¨ªa, una interpretaci¨®n constructiva que no vulneraba la letra de la ley y que se ajustaba a los fines y valores que la propia ley trataba de promover, pues evitaba que se diera prioridad a la destrucci¨®n de los preembriones frente a su uso para fines de investigaci¨®n serios.
Pero ese informe de la Comisi¨®n (hubiese sido su segundo informe) nunca se public¨®. Durante el transcurso de los trabajos, el Ministerio de Sanidad cambi¨® de titular, y la nueva ministra dej¨® simplemente de convocarla, haciendo de esta manera imposible que el informe se hiciera p¨²blico. A esa arbitraria decisi¨®n del Gobierno (o de uno de sus miembros) le ha seguido, hace pocos d¨ªas, la de crear un comit¨¦ de ¨¦tica en la investigaci¨®n cient¨ªfica cuyo objetivo inmediato, al parecer, es el de asesorar al Gobierno respecto a la licitud o ilicitud moral de la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre procedentes de preembriones. O sea, volver a hacer lo que la otra comisi¨®n ya hab¨ªa hecho, aunque en forma -es de suponer- no satisfactoria para el Gobierno (otra interpretaci¨®n es que el Gobierno est¨¦ simplemente tratando de ganar tiempo o, mejor dicho, de perderlo).
La elecci¨®n de los miembros de un organismo de este tipo supone inevitablemente actuar con discrecionalidad, y no hay nada que criticar por ese lado... si no fuera porque hay razones para sospechar que a la discrecionalidad se ha a?adido aqu¨ª alguna dosis de arbitrariedad. No tengo ning¨²n motivo para dudar de la competencia de todos sus integrantes y me consta incluso la de algunos de ellos (compa?eros en la anterior comisi¨®n). Sin embargo, da la impresi¨®n de que lo que se ha buscado en este caso no ha sido simplemente personas competentes en la materia, sino cat¨®licos m¨¢s o menos aguerridos, lo que ciertamente resulta preocupante. Mi experiencia en la extinta comisi¨®n y en otros foros de discusi¨®n sobre estos temas me ha llevado desde hace alg¨²n tiempo a pensar que la funci¨®n fundamental de la bio¨¦tica deber¨ªa ser la de luchar contra el prejuicio, que en esta materia tiene casi siempre un origen religioso. De manera que, desde mi punto de vista, es como si a la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica (quiz¨¢s la ¨²nica instituci¨®n que, en nuestro Estado de derecho, est¨¢ organizada sobre la base de la discriminaci¨®n sexual) se le hubiese pedido que asesorase sobre un programa de acci¨®n afirmativa en favor de la mujer.
Manuel Atienza es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho en la Universidad de Alicante.
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