Azofra fuerza el quinto partido

Dec¨ªa Scariolo que, por primera vez en siete meses, el Madrid contaba con todos sus efectivos, lo que parec¨ªa una aviso para navegantes. O sea, para Estudiantes. Pues pod¨ªa no haber contado con Tarlac, que igual le hubiera ido mejor. Como le hubiera ido mejor si Azofra hubiera descansado m¨¢s rato del debido. Visto lo de ayer, cuesta creer que Tarlac haya sido jugador de la NBA, aunque fuera un a?o y en un equipo menor como es el Chicago Bulls. Que uno se gaste un dineral en un jugador que se supone determinante y ¨¦ste vea el tramo decisivo del partido desde el banquillo, tras perpetrar un atentado contra el baloncesto, suena fuerte. Eso le pas¨® a Tarlac. Dos canastas de 12 intentos, incluidos los tiros libres, fue su aportaci¨®n durante los primeros 20 minutos. Y al banquillo se fue, claro.

No sobrevivi¨® el Madrid a semejante r¨¦mora, pese a que en su plantilla hay tipos como Djordjevic o Alberto Angulo, que se toman estos asuntos como algo personal. La fuerza interior del conjunto blanco se fue por el desag¨¹e merced al disparate ejecutado por Tarlac -indolente, distra¨ªdo, devorado por Alfonso Reyes, a la saz¨®n 10 cent¨ªmetros m¨¢s peque?o- y a la m¨ªnima aportaci¨®n de otros que bajo el aro se mov¨ªan, con la excepci¨®n de Tabak.

Resueltos los problemas que acosan a Estudiantes en el rebote, donde super¨® al Madrid en buena medida porque ayer se descubri¨® que Patterson es h¨¢bil en esa faceta del juego, el asunto qued¨® en manos de la inspiraci¨®n de Jim¨¦nez, a quien ni Iturbe, ni Lucio Angulo, ni nadie detuvo ayer, y, sobre todo, de Azofra, hasta el momento el jugador m¨¢s determinante de esta eliminatoria. Con diferencia, adem¨¢s.

El base estudiantil firm¨® otra exhibici¨®n. Pocos jugadores como ¨¦l para escarbar en las miserias de cualquier rival. Ayer puso colorado al Madrid. No ya por aquel canast¨®n que se sac¨® no se sabe de d¨®nde al inicio del segundo cuarto, cuando rob¨® el bal¨®n en su campo, corri¨®, dribl¨® a un rival y ante las torres madridistas se dio la vuelta sobre s¨ª mismo y encest¨® de espaldas. ?se fue un lance m¨¢s, el que redondeaba aquel magisterio, aquel curso de velocidad, de visi¨®n de juego, de acierto en el lanzamiento, de gobierno del partido.

Le hizo un roto Azofra a Ra¨²l L¨®pez, que pareci¨® m¨¢s fuera que dentro del partido, y cerca estuvo de hac¨¦rselo a Djordjevic. Pero ¨¦l fue el ¨²nico que le dio al Madrid algunos momentos de desahogo. Pero como la posibilidad de que un equipo tire m¨¢s y peor que el Madrid en el primer cuarto (7 de 24 lanzamientos) est¨¢ descartada, de nada sirvi¨® que la entrada en escena de Djordjevic, que acab¨® abandonando por lesi¨®n, le sacara del agujero en el segundo cuarto. El Madrid hab¨ªa cerrado el tramo inicial con una desventaja de 12 puntos (32-20), y con Djordjevic en acci¨®n consigui¨® reducirla de forma radical (46-44). Coincid¨® que por entonces Azofra y Jim¨¦nez descansaban. Tocaba esperar, porque aquel marcador parec¨ªa dejar el conflicto abierto.

Nada de nada. A la vuelta del descanso, Azofra -16 puntos y seis asistencias- puso a volar a los suyos y el asunto qued¨® resuelto. S¨®lo la verg¨¹enza de Herrero, Tabak o Alberto Angulo evit¨® una paliza hist¨®rica, que amenaz¨® con llegar cuando a siete minutos del final el marcador ense?aba un demoledor 82-65. Se redujeron finalmente las diferencias, pero a la postre un Estudiantes enorme llev¨® la eliminatoria al quinto partido, que se disputar¨¢ el domingo en el Saporta. Dicen las estad¨ªsticas que el cuadro colegial jam¨¢s gan¨® en casa del Madrid en una fase final de la Liga, algo que a Azofra, tal y como est¨¢, le debe importar bien poco.