Una mina no explotada
Casi seis kil¨®metros de documentos sobre la Guerra Civil se almacenan en desorden en la F¨¢brica de Artiller¨ªa de Sevilla
Muchas veces, los episodios con los que se conforma el rompecabezas de la historia est¨¢n condenados a un triste destino de abandono y deterioro, ocultos y hurtados, por inter¨¦s o simple desidia, al patrimonio colectivo. As¨ª ocurre con los casi seis kil¨®metros de legajos del Archivo Hist¨®rico del Tribunal Militar Territorial Segundo, con sede en Sevilla: unos fondos de incalculable valor para el estudio y conocimiento de la II Rep¨²blica y la Guerra Civil que permanecen sin catalogar, en desorden y sin que ninguna administraci¨®n, excepto la Diputaci¨®n, se haya interesado por esta enorme riqueza documental. Apenas un pu?ado de historiadores ha accedido a sus fondos desde que se abri¨® a la investigaci¨®n, con permisos especiales, en 1997.
'Es uno de los grandes archivos para el estudio del siglo XX en Andaluc¨ªa', sostiene el historiador Francisco Espinosa, el que m¨¢s se ha adentrado en la mara?a de legajos y expedientes que alberga la antigua F¨¢brica de Artiller¨ªa de la capital andaluza. El Archivo Hist¨®rico de la Segunda Regi¨®n Militar (ahora Regi¨®n Militar Sur) depende administrativamente del Ministerio de Defensa, pero su titular es el Ministerio de Justicia. Como no existe un inventario, no se sabe a ciencia cierta cu¨¢l es su contenido, pero Espinosa, que elabor¨® un informe sobre su estado, afirma que existen documentos desde la d¨¦cada de los diez del siglo pasado hasta los a?os setenta.
La historia del siglo XX
'Es la historia del siglo XX, all¨ª est¨¢ desde la huelga general de 1917 a los conflictos sociales de la dictadura de Primo de Rivera, la II Rep¨²blica, el golpe de Sanjurjo en el 32, los sucesos de Casas Viejas y, por supuesto, la guerra civil. Puede estar la guerra de Marruecos', dice. En su opini¨®n, se modificar¨ªa profundamente el panorama de los estudios sobre la Rep¨²blica y la Guerra Civil si se ordenara. El grueso del archivo, que ocupa 5.807 metros lineales distribuidos en tres salas, se sit¨²a entre 1930 y 1950, especialmente a partir del golpe militar de 1936. 'Existe abundant¨ªsima irformaci¨®n sobre los consejos de guerra celebrados hasta ya entrados los a?os 50', a?ade.
Los campos de concentraci¨®n, la guerra de guerrillas y los miles de presos de la posguerra tambi¨¦n originan miles de expedientes. El informe se?ala que muchos documentos est¨¢n da?ados por la humedad y los roedores, 'con hojas pegadas que se deshacen al abrirlas y m¨¢rgenes de p¨¢ginas que los peque?os animales que habitan los archivos han devorado con letras incluidas'.
Hubo un primer arreglo de las naves. 'Lo limpiaron, arreglaron las goteras que ca¨ªan sobre los legajos y lo desinsectaron', agrega Espinosa, que sac¨® la informaci¨®n para su libro La justicia de Queipo del archivo. Localizar un documento es una tarea ardua. Los archivadores que existen est¨¢n ordenados fon¨¦ticamente. 'La V y la B es lo mismo, la S, la C y Z tambi¨¦n. La H no existe. Hay referencias que no coinciden con las cajas. Pr¨¢cticamente el 70 % de los legajos est¨¢n desordenados. Es una mina por descubrir', a?ade Manuel Velasco, otro de los investigadores.
Un grupo de investigadores propuso a la Diputaci¨®n un proyecto de intervenci¨®n. 'Ni la Consejer¨ªa de Cultura, ni el Ayuntamiento ni la Universidad se interesaron por el asunto', afirma Laureano Rodr¨ªguez, profesor de Archiv¨ªstica de la Hispalense. Tras un acuerdo con Defensa (en julio de 2001) para la firma de un convenio para la organizaci¨®n del archivo, ¨¦sta dej¨® pendiente la firma. 'Llevamos meses esperando y el ministerio no contesta', dice Jos¨¦ Luis Gir¨®n, director del ?rea de Cultura de la Diputaci¨®n.
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