'El poeta espera, su lugar es la esquina, como las prostitutas'
Francisco Pino cumpli¨® 92 a?os el 18 de enero. Los celebr¨® en su casa de El Pinar de Antequera, en Valladolid, en donde ha vivido y escrito durante m¨¢s de cincuenta a?os. Pino no concibe la vida sin su cuaderno y su pluma, sin la tarea jubilosa e incesante que ha sido siempre para ¨¦l la poes¨ªa. Mientras conversaba con ¨¦l sobre su trayectoria po¨¦tica, una de las m¨¢s singulares en la Espa?a del siglo XX, me ofreci¨®, con la generosidad de siempre, un lugar en su jaula.
PREGUNTA. En su obra hay muchos poetas: el vanguardista y el tradicional, el religioso y el revolucionario. ?A cu¨¢l de ellos se siente hoy m¨¢s pr¨®ximo?
RESPUESTA. Con todos me identifico, porque todos son el mismo. Y este poeta que anhelo ser -yo no digo que soy poeta, ser poeta es mi vocaci¨®n-, este poeta es siempre religioso. Religioso en el sentido de religar, de recoger, de ensamblar. Mi poes¨ªa, en ese sentido, es devoci¨®n, toda ella. Da igual que escriba sonetos, canciones, que haga poes¨ªa sin palabras.
P. Ha afirmado que escucha los poemas en sue?os, que El p¨¢jaro enjaulado, lo escuch¨® durante toda una noche. ?Cu¨¢l es el sentido de ese sue?o? ?Es, como para los surrealistas, la expresi¨®n del subconsciente?
R. No, mi sue?o no tiene nada que ver con el surrealismo, no es el sue?o que sobreviene cuando te quedas dormido. Yo duermo poqu¨ªsimo. Desde hace a?os no duermo por la noche. Pero sue?o. Y en mi sue?o estoy hilando, uno con el verso una palabra a otra palabra. En sue?os, el poeta hace un surco, como el labrador, tiene que hacer un surco, profundizar en la tierra, en la vida. Y ¨¦sta es una actitud consciente, po¨¦ticamente consciente. El hundirte, el profundizar en el sue?o, te lleva a la verdad, a la vida. En el sue?o, la palabra se hace emblema, aunque tampoco es palabra revelada. Dios no le revela al poeta el poema, no, el poeta tiene que urdir su hilo, con cuidado.
P. ?Necesita tambi¨¦n la oscuridad para hacer ese surco, para profundizar? En un soneto de Claro decir insiste en que no le abran la ventana.
R. No es exactamente que quiera vivir en la oscuridad, donde quiero vivir es en mi almohada, en el sitio m¨¢s dulce, donde nada me perjudica, donde me encuentro tranquilo. Quiero recostar la cabeza en la almohada del verso, no quiero que la luz me enfrente a lo que me perjudica, a lo que no es poes¨ªa. Claro decir es un libro tranquilo en el sentido de que en ¨¦l, escribiendo sus versos, encuentro yo la tranquilidad y la claridad. El verso tiene su dificultad, pero es aquietador, te introduce en el sue?o. Es esa luz, la de la claridad del verso, la que puede hacerte ver con la ventana cerrada, la que te har¨ªa ver aunque estuvieras ciego.
P. Al hablar de Castilla ha nombrado su invisibilidad, ?qu¨¦ lugar ocupa lo invisible en su poes¨ªa?
R. Aunque sea una paradoja, yo me refer¨ªa a la visibilidad absoluta. Castilla es eso, pura visibilidad, es toda ella cielo, horizonte, no hay monta?as que la limiten. Nada te impide ver el cielo cuando andas por el campo. Todo flota, est¨¢s t¨² con ello rodeado de cielo. Es aire, limpieza, es visibilidad, se ve la verdad. Y el aire es transparente, propicia una visi¨®n largu¨ªsima de la que no ves el fin. Por eso digo que Castilla es invisible, que no existe, porque no es un obst¨¢culo para ver, como otros paisajes. Se puede ver a trav¨¦s de Castilla, yo todos mis versos los he visto a trav¨¦s de ella. Aunque Castilla se expresa tambi¨¦n en sus noches. All¨ª se ve con claridad, en esa oscuridad intens¨ªsima. Digo que se ve con claridad di¨¢fana lo abismal, el vac¨ªo. De ah¨ª salieron mis libros de agujeros, que tienen un significado religioso, en ellos he intentado representar ese infinito, la gran interrogaci¨®n, la gran pregunta.
P. Pero tambi¨¦n se ha ocupado de la vida que transcurre al margen de esa pregunta, ha usado la iron¨ªa, se ha re¨ªdo de todo.
R. S¨ª, me gusta vivir al lado de la iron¨ªa, y lo econ¨®mico, lo militar, siempre me ha parecido irrisorio: las bolsas, lo comercial, el mundo que est¨¢ detr¨¢s del mostrador. Yo conozco muy bien ese mundo, he estado detr¨¢s de ese mostrador. Mi familia ten¨ªa empresas de tejidos y yo he tenido que trabajar en ellas. Pero en mi vida nunca fue eso esencial, fue un accidente, algo irrelevante. De ello no he hablado nunca en serio. Siempre hay que mirar al otro lado cuando est¨¢s detr¨¢s del mostrador. El mostrador es una frontera, del otro lado est¨¢ la vida, la poes¨ªa. La poes¨ªa es el cauce para internarte en la vida, hay que seguir por ese cauce.
P. Pero ese mundo al que se refiere como 'lo econ¨®mico' tiene cada d¨ªa m¨¢s poder, m¨¢s relevancia.
R. S¨ª, eso parece. Pero los que est¨¢n detr¨¢s del mostrador est¨¢n equivocados, est¨¢n perdiendo la vida. Le ponen n¨²mero a todo y no ganan nada importante, pierden la vida, lo pierden todo. No es verdad que tengan tanta fuerza, en ese mundo no te puedes remontar, no desemboca en nada. Nuestras vidas van a dar a la mar, como dec¨ªa Jorge Manrique, pero lo econ¨®mico no va a dar a nada. Hay que oponer lo po¨¦tico, lo religioso, y remontarse, huir de la vulgaridad. Yo no soy pesimista. Me he re¨ªdo de todo eso para quitarle valor, porque lo que deseaba era lo vivo, all¨ª est¨¢ la esperanza. Y siempre hay esperanza, detr¨¢s, al otro lado. El mundo no est¨¢ perdido, la vida no est¨¢ perdida.
P. Tambi¨¦n ha ironizado sobre la figura del poeta, uno de sus sonetos se titula Soy de los idiotas. ?Cree que el poeta es tambi¨¦n un personaje irrisorio?
R. Del pota no me r¨ªo, me apeno. Me da pena, porque se habla de ¨¦l con desprecio. En el fondo, en la verdad del poeta no hay nadie, y en ese nadie est¨¢ su potencia, en no ser nadie, en carecer de valor en la sociedad de lo econ¨®mico. En no tener nombre, en no dejar huellas. Pero el poeta espera, su lugar es la esquina, como las prostitutas, esperar, esperar avanzando, como el agua, ¨¦se es su oficio. Y transcurrir sin ser nadie, reflejando, siendo el eco de lo ef¨ªmero. Yo he elegido estar siempre dentro de esa efimeridad, recogiendo lo inservible, lo in¨²til, lo que no aspira a ser eterno, lo que no es de nadie. Y eso me ha ido transformando, me ha ido acercando a la poes¨ªa, vestido con esas ropas me he presentado en la vida, he transcurrido por el cauce del verso, de lo que no cesa de pasar. Siempre es arriesgado seguir ese camino, siempre hay el peligro de caerse, de perder la apuesta, de hacer el rid¨ªculo. Pero nunca me he cansado, y sigo estando ah¨ª, esperando. Salirme, abandonar ese ¨¢ngulo, esa esquina, ser¨ªa dejar de existir, renunciar a la vida.
P. Claro decir termina con un Himno a la vejez. La vejez aparece en este libro como un estado de esperanza, algo que merece la pena vivirse y cantarse. ?Qu¨¦ es entonces la vejez, el final o el comienzo de un camino?
R. Yo veo a la vejez como una puerta, una puerta ante la que est¨¢s, sin saber lo que hay detr¨¢s; la entrada al desconocimiento, a algo nuevo, que renace, que amanece. La vejez es el ¨²ltimo amanecer de la vida, da a otro sentir, a otro ver. Otra vez vuelves a empezar.
P. No hay en su poes¨ªa lugar para la nostalgia. ?No cree que la escritura es una forma de encontrar el tiempo perdido, de revivirlo a trav¨¦s del recuerdo?
R. No, en absoluto. El tiempo, en poes¨ªa, no es perdido, es hallado. El poeta no pierde el tiempo, lo consuma al convertirlo en verso, lo hace presente continuo, ef¨ªmero y durable a la vez. Recordar es hermoso, como dice el tango de Sep¨²lveda, pero al recordar el poeta hace presente el recuerdo y ya no hay nostalgia. Me interesa mucho m¨¢s lo que est¨¢ sucediendo ahora, lo que pende de las agujas del reloj, lo que pasa por las venas del tiempo, lo que sucede. Y tambi¨¦n me afecta lo que sucede en el mundo, pero eso me afecta de costado, de soslayo, como dir¨ªa Cervantes, no me llega directamente al coraz¨®n. Vive conmigo, da vueltas conmigo.
P. ?Da vueltas alrededor de su jaula? ?Por qu¨¦ su ¨²ltimo libro se llama El p¨¢jaro enjaulado? ?Se siente quiz¨¢ preso, limitado?
R. S¨ª, todos somos p¨¢jaros enjaulados. Estamos enjaulados en la vida. La jaula, la vida, est¨¢ colgada en un espacio que llamo Dios, un espacio que represento con el color azul. Por eso el p¨¢jaro es infeliz, porque tiene l¨ªmites, porque est¨¢ preso. Pero canta y con su trino es feliz; al final es feliz en la vida, a trav¨¦s de la poes¨ªa, del canto.
P. ?Y por qu¨¦ lleva el subt¨ªtulo de Poema en treinta y dos cantos y una poetura del lorito en su jaula? En un poema de Vuela pluma (1957) identificaba al poeta con un loro, que repet¨ªa sin cesar un mensaje que ni ¨¦l mismo entend¨ªa.
R. S¨ª, el poeta se parece al loro en que repite y repite palabras que sabe y no sabe lo que quieren decir. Sabe qu¨¦ es poes¨ªa, pero no puede explicarlo, porque no entiende enteramente lo que hace. Por eso sigo y sigo repitiendo, en mi jaula. Sin saber.
P. Sobre su obra han volado muchos p¨¢jaros, pero con el que se ha identificado m¨¢s es con el 'p¨¢jaro equivocado'. ?Qu¨¦ sentido tiene la equivocaci¨®n en su vida?
R. S¨ª, me afirmo en ese p¨¢jaro equivocado, porque en su vuelo equivocado encuentra la direcci¨®n que le lleva a su verdad. Siempre me he salido del camino correcto, para encontrar el m¨ªo, mi propia direcci¨®n. Y esa direcci¨®n me ha empujado a descender a la profundidad, al silencio, porque el p¨¢jaro equivocado vuela en el agua y nada en el firmamento. No sabe lo que es, pero se adentra en la materia, se confunde con el aire y con el agua. Vuela en lo profundo y nada en la altura, ¨¦sa es la paradoja en la que siempre he vivido.
P. ?Persiste en esa naturaleza, en su equivocaci¨®n, aunque eso le cueste el ser menos reconocido, aunque le condene a la soledad? ?No concibe a la poes¨ªa como comunicaci¨®n?
R. Es que la poes¨ªa no es comunicaci¨®n. El poeta no mete el poema en una carta, no pone un sello, no escribe una direcci¨®n, no comunica nada. El poeta se manifiesta, brota, crece, en la direcci¨®n de su propia naturaleza, que ¨¦l mismo desconoce. La poes¨ªa no comunica, no sirve para nada. Se dirige a cualquiera que pase por all¨ª y la mire. Y en eso est¨¢ lo po¨¦tico, en no servir para nada, sirve para no servir para nada. El sitio de la nada es el sitio de la poes¨ªa. El mundo necesita lo que no sirve para nada, yo tengo esa ¨ªntima certeza. Es lo contrario de lo econ¨®mico, el lenguaje po¨¦tico no sirve para nada, no se puede contabilizar como el n¨²mero, pero puede hacer que disfrutemos de la vida, devolverle a la vida lo que es de ella.
P. Ya s¨¦ que no establece jerarqu¨ªas entre los poetas, que no cree que haya poetas menores y mayores, pero ?cu¨¢les son, ahora, sus poetas esenciales?
R. No, entre los poetas no se pueden establecer jerarqu¨ªas. No hay menores ni mayores. La poes¨ªa entera puede estar en un solo verso. Lope, por ejemplo, es un gran poeta, un poeta inmenso, pero no porque escribiera much¨ªsimo, no. Vallejo es poeta por Trilce, en esta palabra est¨¢ toda su poes¨ªa, es imaginaci¨®n, es invenci¨®n, crea su propio lenguaje, algo que no exist¨ªa antes de ¨¦l. Y entre los castellanos prefiero a los m¨ªsticos, a san Juan de la Cruz. Porque lo que m¨¢s me hace disfrutar de la poes¨ªa es lo que desconozco, en estos poetas siempre he encontrado sorpresas, imprevistos. Pasa igual en el amor hacia la mujer, s¨®lo amas a la que guarda alg¨²n secreto, a la que tiene algo que no conoces del todo. Y a estos poetas no acabas de conocerles nunca. Cuanto m¨¢s les lees m¨¢s te sorprenden. En san Juan de la Cruz siempre encuentras 'un no s¨¦ qu¨¦ que queda balbuciendo', eso es la poes¨ªa. Pero vamos a dejarlo ya. Estoy cansado. No me cansa la poes¨ªa, en ella descanso, pero me cansa hablar de poes¨ªa. Las palabras van formando un laberinto, luego no sabemos salir. Uno se pierde por esos caminos, no llevan a ninguna parte. La ¨²nica manera de encontrar la salida es el verso, el verso es el bast¨®n, en ¨¦l me he apoyado, prefiero hacer versos que hablar de poes¨ªa.
P. En un poema de Cuaderno salvaje dec¨ªa que la poes¨ªa hab¨ªa sido su lazarillo, que ella le hab¨ªa guiado en la vida.
R. S¨ª. Dec¨ªa: 'Pero fue el lazarillo de este ciego'. Yo he andado siempre ciego, dando tumbos, pero ella me ha guiado hasta aqu¨ª, hasta este presente en el que estamos hablando, dentro de la vida, dentro de la jaula. Y aqu¨ª sigo tranquilo, persiguiendo, esperando.
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