Warnecke anda suelto
El neonazi que en 1998 dej¨® en coma a un polic¨ªa franc¨¦s ha cumplido sus cinco a?os de condena y tiene permiso para salir de Alemania
Pocos episodios relacionados con la violencia en el f¨²tbol han causado tanta conmoci¨®n y pesadumbre como la brutal agresi¨®n al gendarme Daniel Nivel por cuatro neonazis alemanes. Ocurri¨® en plena Copa del 98 en una calleja cercana a la estaci¨®n de Lens, en la cuenca minera del noroeste franc¨¦s. Sucedi¨® el 21 de junio y las im¨¢genes del agente desangr¨¢ndose en el suelo recorrieron el mundo, estupefacto ante el horror. Seis semanas permaneci¨® en coma Nivel.
Cinco a?os de prisi¨®n le cayeron a Mark Warnecke, el cabecilla del grupo de salvajes. Hab¨ªa acudido a Lens sin motivos declarados, probablemente sin otro ¨¢nimo que armar gresca con ocasi¨®n del partido Alemania-Yugoslavia. No presenci¨® el encuentro en el estadio porque prefiri¨® dedicarse a la caza del hombre en las calles. Su pandilla y ¨¦l atacaron a Nivel en un momento en el que se hab¨ªa desenganchado de sus compa?eros. Durante 15 minutos le golpearon con una sa?a imparable. Utilizaron los pu?os, las patadas y una barra de hierro para destrozarle la cabeza.
Utilizaron los pu?os, las patadas y una barra de hierro para destrozarle la cabeza
Cuatro a?os despu¨¦s, Nivel apenas puede pronunciar algunas palabras. Pero Warnecke, su agresor, sali¨® de la c¨¢rcel hace un mes y no tiene prohibici¨®n alguna de las autoridades alemanas para abandonar el pa¨ªs. ?Y para viajar al Mundial? Tampoco, si eso depende de Alemania, que considera que ha cumplido su condena y no tiene ninguna causa pendiente.
El caso tiene derivaciones humanas y pol¨ªticas. Nivel se salv¨® milagrosamente y comenz¨® una penosa recuperaci¨®n con dificultades motrices y verbales. Tres veces por semana acude a un fisioterapeuta y un ortofonista: las secuelas son tan evidentes como devastadoras. Su esposa, Lorette, ha declarado a Le Monde: 'Los agresores podr¨¢n disfrutar de la vida tras la prisi¨®n, pero para mi marido la condena es para siempre'.
Tatuador de profesi¨®n, Warnecke sali¨® el 23 de abril de una c¨¢rcel francesa y regres¨® a su pa¨ªs. La noticia pas¨® casi inadvertida. Cuatro a?os antes hab¨ªa cometido una brutalidad que provoc¨® verg¨¹enza en Alemania. Su selecci¨®n ofreci¨® retirarse del torneo y el entonces canciller, Helmuth Kohl, se refiri¨® al suceso como 'una desgracia nacional' y encabez¨® una colecta de ayuda al agente que recaud¨® cerca de 275.000 euros.
Warnecke, con numerosos antecedentes delictivos, muchos de ellos relacionados con su actividad como neonazi, no tuvo empacho en declarar que la paliza s¨®lo era una 'celebraci¨®n' del empate (2-2) con Yugoslavia. Ahora ha vuelto en libertad a su peque?a ciudad de Hildesteim, cerca de Hannover, pero en medio de la indignaci¨®n de algunos pa¨ªses, especialmente del Reino Unido, en el que el azote de la violencia ha tenido momentos end¨¦micos.
La diputada Marsha Singh incluso elev¨® una pregunta al Gobierno por un caso que 'prueba la falta de unidad en la pol¨ªtica de prevenci¨®n de la violencia en el f¨²tbol': 'Nosotros [las autoridades] negamos la salida a nuestros peores hooligans y ellos [Alemania] les dejan salir sin m¨¢s'. Sus comentarios se refieren a la prohibici¨®n que tienen 1.100 ingleses de abandonar las islas durante la Copa.
No se tiene conocimiento de que Warnecke haya abandonado Alemania y tampoco de que haya intentado entrar en Jap¨®n, pero su puesta en libertad ha generado un temor justificado.
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