Sue?o mediterr¨¢neo a espaldas de Cabo Cope

Un balc¨®n abierto al mar y las horas perdidas viendo barcos rayar el horizonte. Molicie de verano con la que Sonsoles Paradinas -ex mujer del chef vasco Ram¨®n Roteta- obsequia a quien recala en Calabardina en su viaje inici¨¢tico al sur. Al Sur es una casa blanca y azul desde la cual se domina gran parte de la costa murciana, con el parque natural de Cabo Cope a sus espaldas. Una alegr¨ªa de casa mediterr¨¢nea so?ada en la cocina del restaurante que el matrimonio Roteta-Paradinas regentaba en Hondarribia, a la luz del chirimiri y la bravura del Cant¨¢brico.

Dos m¨®dulos con muros enjalbegados, balcones de forja, contraventanas de madera y canalillos en un patio lleno de flores, con la mirada extendida hacia el azul profundo. El primero encierra los dormitorios, no m¨¢s de ocho, todos con inigualables vistas al mar. El segundo est¨¢ dedicado a zonas comunes donde leer, conversar o simplemente holgar, placeres a?adidos a los de una cena con ra¨ªces vascas y corola ar¨¢biga ofrecida al aire libre o bajo el porche, seg¨²n obligue la temperatura nocturna. Arriba tiene la due?a su vivienda particular, un Shangri-La que hasta el momento ha salido indemne de las urbanizaciones de adosados que asfixian otros tramos de este mismo litoral. Abajo, al sol de verano, emerge un jard¨ªn de cactus en plenitud.

La imperfecci¨®n de los arcos; las ventanas, que est¨¢n telonadas de gasas; el queso feta de los desayunos; los tayines marroqu¨ªes en las cenas... Todo contribuye al bienestar del hu¨¦sped, de la mano de Sonsoles Paradinas, quien cuenta con la ayuda de Francis Navarro, una murciana cuya sensibilidad y exquisitas maneras con el cliente infunden alma a la casa.

Colores meridionales

Cada habitaci¨®n tiene un aroma peculiar, una tonalidad diferente. Lavanda y albero. Pistacho y a?il. Ambientes ex¨®ticos para un estado de ¨¢nimo definido gracias a la calidez del mobiliario, ecl¨¦ctico en su dise?o, evocador de Las mil y una noches.

Entre los elementos decorativos, jarapas, sillas de enea, mesitas tintadas, l¨¢mparas de rafia y metal, estrellas de mar, jaulas de cristal. Y contraventanas dobladas al mar, como las que ornamentan las fachadas de T¨¢nger, Asilah o Sidi Bou Said, en el litoral norteafricano. Un refinamiento est¨¦tico basado en la vieja cultura mediterr¨¢nea, puesta al d¨ªa con el confort y utilidades dom¨¦sticas que cualquier viajero echar¨ªa de menos en su peregrinaje hacia el sur.