Mary y Russel Wright
El Cooper-Hewitt de Nueva York ha abierto una exposici¨®n que, con una aparente modestia -sin las escenograf¨ªas de montaje que disimulan a menudo una carencia de contenido-, analiza un fen¨®meno cultural y social importante: la aparici¨®n en EE UU de una propia l¨ªnea de modernidad funcional y est¨¦tica en el dise?o de los objetos dom¨¦sticos de una clase media que cambi¨® sus formas de vida a partir de 1930, con la triple sacudida del inicio de la depresi¨®n, el final de la prohibici¨®n y las perspectivas del new deal. La exposici¨®n es una antolog¨ªa de la obra de Russel Wright (1904-1976) que, en el periodo de mayor producci¨®n, colabor¨® con su mujer, Mary Einstein, fallecida en 1952.
La trascendencia social de los productos dise?ados por Wright es consecuencia directa de los objetivos que ¨¦l mismo se impuso: transformar los gustos dom¨¦sticos de una clase media todav¨ªa anquilosada, propiciar la producci¨®n en serie para lograr precios asequibles a ese grupo social emergente y proponer una nueva forma de vida moderna y, sobre todo, americana, que para ellos quer¨ªa decir desprejuiciada, libre e incluso democr¨¢tica. Es l¨®gico, por lo tanto, que la mayor¨ªa de los dise?os correspondiesen a los instrumentos m¨¢s habituales en el uso diario de las casas suburbanas peque?oburguesas, es decir, la cocina y el comedor y sus habituales entornos.
Los sucesivos proyectos para un American modern dinnerware se introdujeron con gran ¨¦xito comercial en miles de hogares americanos con una pl¨¢stica nueva, una simplificaci¨®n formal influida sin duda por las vanguardias europeas, pero con una voluntad de autonom¨ªa cultural. No se trata de derivaciones directas, ni del art d¨¦co, ni de la Bauhaus, sino de un proceso de simplificaci¨®n estil¨ªstica que quer¨ªa reconocer incluso alguna tradici¨®n colonial -escogida con beligerancia moderna- y que ofrec¨ªa una nueva base publicitaria a los ideales democr¨¢ticos y nacionalistas. No quer¨ªan ser rupturas radicales como las que ofrec¨ªan con poco ¨¦xito los dise?adores de la vanguardia incipiente -Charles y Ray Eames, George Nelson, Eero Saarinen, etc¨¦tera-, sino cambios asimilables por el gran p¨²blico, no s¨®lo por su discreci¨®n formal -y por su reducido precio gracias a la fabricaci¨®n en serie por grandes firmas, como General Electric, Samsonite, Du Pont-, sino sobre todo por unas ofertas funcionales que reduc¨ªan el trabajo dom¨¦stico y el n¨²mero de instrumentos necesarios gracias al intercambio de usos cocina-comedor, de manera que una misma cacerola bien dise?ada pod¨ªa servirse en la mesa y un plato de cer¨¢mica pod¨ªa pasar directamente al horno o a la nevera. La supresi¨®n de fronteras entre instrumentos de mesa y de cocina -el primer ensayo fue la generalizaci¨®n del aluminio- era, adem¨¢s, un paso en contra de las viejas etiquetas convencionales en el comer y el cocinar, un paso hacia una nueva American way of life moderna y democr¨¢tica, asentada en las clases medias, aquellas a las que hab¨ªa que incitar hacia un consumo intenso aunque adecuado a su econom¨ªa para salir de la depresi¨®n y, despu¨¦s, encarar con conciencia nacional una propia identidad. Cuando apareci¨® en el mercado la revoluci¨®n del pl¨¢stico, Wright tampoco intent¨® grandes cambios formales y logr¨® introducirlo sin interrumpir el tono evolutivo de su American modern dinnerware con las extens¨ªsimas series de Cyanamid, que se prodigaron por todo el mundo como la imagen m¨¢s genuinamente americana. Una imagen que, incluso en Europa, acab¨® siendo una de las caracter¨ªsticas de lo que a menudo se llama 'estilo a?os cincuenta'.
Precisamente en 1950 los Wright publicaron un libro dirigido al gran p¨²blico -Guide to easier living- que resume sus propuestas para el cambio de formas de vida con nuevas pr¨¢cticas cotidianas. Por ejemplo, ya que el pic-nic se consideraba el mejor sistema para una comida entre amigos porque el trabajo se convierte en una diversi¨®n de convivencia, sugieren que la misma f¨®rmula se aplique a una vivienda con comedor y cocina dise?ados a prop¨®sito. 'Everyone help to prepare and serve the meal and make the entertainment' y as¨ª, con el 'cleanup with guests' -representado en el libro con el humor del cartoon-, se evita lo que ocurre siempre despu¨¦s de una de esas comidas formales que dan tanto trabajo: acabamos odiando a los amigos que hab¨ªamos querido tanto cuando los invitamos. Otras propuestas se refieren a las experiencias de las cafeter¨ªas y los self-services y hasta se sugieren los men¨²s m¨¢s apropiados para facilitar las operaciones y reducir el n¨²mero de instrumentos en una cena: los 82 que requieren 4 comensales sentados convencionalmente se reducen a 36, pero, naturalmente, con los nuevos instrumentos de la modernidad burguesa suburbana: los productos Wright.
Esta exposici¨®n del Cooper-Hewitt tiene, por lo tanto, un doble inter¨¦s: el de documento hist¨®rico sobre un dise?ador clave en la historia americana y el de llamar la atenci¨®n hacia aquel dise?o pionero que logr¨® transformar la sociedad, el que invent¨® no s¨®lo una nueva pl¨¢stica dom¨¦stica, sino los instrumentos de una nueva manera de vivir. Wright no fue el ¨²nico ni siquiera el m¨¢s relevante de su generaci¨®n, en la cual prosperaron personajes tan significativos como Raymond Loewy, que inici¨® su labor americana en 1929 y que alcanz¨® unos ¨¦xitos clamorosos, desde la cajetilla del Lucky Strike hasta las nuevas locomotoras. Hace unos a?os una exposici¨®n en el Pompidou de Par¨ªs resumi¨® su inmenso trabajo, que hab¨ªa quedado ya explicado en su famoso libro Never leave well enough alone, publicado un a?o despu¨¦s de Guide of easier living y que se tradujo al espa?ol con un t¨ªtulo muy expl¨ªcito: Lo feo no se vende. Belleza, utilidad, comercializaci¨®n, industrializaci¨®n seriada, econom¨ªa: unos par¨¢metros que quiz¨¢ los dise?adores m¨¢s j¨®venes ya han olvidado.
Oriol Bohigas es arquitecto.
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