?Existe el Forum Babel?
Con cierta frecuencia algunos amigos suelen preguntarme si existe todav¨ªa el Forum Babel. Tambi¨¦n peri¨®dicamente algunos analistas advierten tendencias bab¨¦licas en la sociedad catalana. En ocasiones, aparecen carteles o pancartas insultantes para algunos miembros del Foro Babel. Hace pocos meses, un diputado de CiU formul¨® en el Congreso una rid¨ªcula pregunta parlamentaria sobre las subvenciones que hab¨ªa recibido el F¨°rum Babel del Gobierno del PP, cuya obvia respuesta fue que nunca le hab¨ªa pedido subvenci¨®n alguna. Hace dos semanas, el se?or Huguet, diputado de ERC, en un debate en el Parlament de Catalunya se invent¨® la extra?a historia de que miembros del Foro Babel se hab¨ªan entrevistado con el se?or Mayor Oreja con objeto de proponerle que desviara hacia Catalu?a m¨¢s inmigrantes extranjeros que hacia el resto de Espa?a.
Todo ello indica que Babel sigue vivo en el recuerdo de muchos, aunque si bien unos lo querr¨ªan m¨¢s activo, otros lo ven como un fantasma oculto que perpetra oscuras maniobras. Pero ?existe el Forum Babel?
Quiz¨¢ para poder contestar a esta pregunta hayamos de remontarnos a unos a?os atr¨¢s. Babel surgi¨® exactamente por una ¨²nica causa: para tratar a la luz p¨²blica, con total libertad y abiertamente, el tema del nacionalismo catal¨¢n desde una posici¨®n discrepante de la oficial. Hasta entonces, s¨®lo algunas voces aisladas desde el campo intelectual y una sola voz desde el campo pol¨ªtico se hab¨ªan atrevido a discrepar en p¨²blico del nacionalismo dominante. Por el contrario, en privado eran muchos los que consideraban aberrante que en una sociedad plural como la nuestra no surgieran posiciones distintas a este pensamiento ¨²nico. Todav¨ªa sin nombre, por tanto, el babelismo como corriente de fondo ya exist¨ªa en la sociedad catalana antes de aparecer Babel. S¨®lo hab¨ªa que darle un cauce apropiado para que se diera a conocer en p¨²blico.
Tras un intento frustrado de di¨¢logo con sectores del nacionalismo catal¨¢n, un grupo de amigos decidi¨® elaborar dos manifiestos para que fueran debidamente firmados por personas de peso en el mundo literario, art¨ªstico, intelectual y profesional de Catalu?a. En cierto modo, estos dos manifiestos hechos p¨²blicos en 1997 y 1998 son el principal bagaje del Foro Babel.
En la Catalu?a de aquella ¨¦poca, un pl¨¢cido balneario, los dos manifiestos tuvieron el efecto de una piedra arrojada a un estanque quieto como una l¨¢mina de plata. ?sta era, en realidad, nuestra principal intenci¨®n, plenamente conseguida. En el fondo, lo que quer¨ªamos era algo muy simple: discrepar del pensamiento oficial sin pedir permiso a nadie, romper el tab¨² de un silencio forzado y artificial para decir, muy sencillamente pero con contundencia, que no todos comulg¨¢bamos en esta materia con las mismas ideas, dejar claro ante la opini¨®n p¨²blica que algunos disent¨ªamos y no pod¨ªamos estar por m¨¢s tiempo callados. En definitiva, lo que pretend¨ªamos era que, con la autoridad que nos daban muchas de las firmas m¨¢s conocidas de los manifiestos, se evidenciara que una posici¨®n no nacionalista en Catalu?a estaba perfectamente legitimada y era una voz que deb¨ªa ser escuchada porque reflejaba el pensamiento de una parte muy numerosa de nuestra sociedad.
En los manifiestos expresamos algunas ideas claras y sensatas. En esta ¨²ltima semana, sin ir m¨¢s lejos, cuatro personas me han dicho por separado que las ideas del Foro Babel eran de puro sentido com¨²n. Estas ideas son las siguientes: primera, la condici¨®n de catal¨¢n est¨¢ determinada por la condici¨®n de ciudadano, no por una determinada adscripci¨®n nacional; segunda, Catalu?a es una sociedad culturalmente plural; tercera, Catalu?a es una comunidad biling¨¹e, lo cual no es perjudicial sino positivo; cuarta, la mejor forma de organizar territorialmente Espa?a es el federalismo y la Espa?a de las autonom¨ªas ya es de hecho un Estado federal. ?sta era nuestra propuesta b¨¢sica, que somet¨ªamos a un debate libre, sin complejos ni temores. Sab¨ªamos que hab¨ªamos entrado en un terreno peligroso, hasta entonces prohibido, que ser¨ªamos atacados duramente y que nuestras posiciones ser¨ªan deformadas y tergiversadas. Lo sab¨ªamos perfectamente y no nos importaba. La peque?a piedra hab¨ªa sido lanzada al pl¨¢cido estanque: ¨¦ste era el principal objetivo.
Cuatro a?os despu¨¦s, se tiene la sensaci¨®n de que el objetivo fue alcanzado. El debate en la sociedad, en los medios de comunicaci¨®n, en las asociaciones, en las conversaciones privadas, se ha producido. El tema se trata ya sin complejos y son muchos los que, sin restricci¨®n mental alguna, se declaran no nacionalistas con la misma tranquilidad que otros se declaran lo contrario, de un signo o de otro. Reducir el nacionalismo a una simple ideolog¨ªa, tan leg¨ªtima como cualquier otra, pero no de obligado cumplimiento como se cre¨ªa hace unos a?os, era una de nuestras finalidades principales.
Menos satisfechos -o nada satisfechos, seg¨²n se mire- estamos de nuestra influencia en los partidos pol¨ªticos catalanes. Pretend¨ªamos influir en los partidos de izquierda, especialmente en el PSC. En privado, muchos socialistas -tanto dirigentes como militantes de base- muestran su acuerdo con nosotros. Tambi¨¦n en IC y, todav¨ªa m¨¢s, en IUiA, tenemos partidarios. Pero las posiciones oficiales de los partidos, sobre todo cuando no son meras declaraciones sino decisiones concretas, todav¨ªa muestran un temor reverencial ante el stablishment nacionalista. El miedo a que les llamen anticatalanes todav¨ªa les acompleja.
Respondamos, por fin, a la pregunta del t¨ªtulo: ?sigue existiendo el F¨°rum Babel? Como corriente de fondo, ya exist¨ªa en la sociedad catalana, como hemos dicho, antes de los manifiestos, ha seguido existiendo despu¨¦s y existe, mucho m¨¢s todav¨ªa, en la actualidad. Si se piensa en muchas de las cosas que han sucedido en los ¨²ltimos a?os, se puede apreciar su influencia. Respecto al grupo de amigos que impulsamos el Foro Babel, puedo asegurarles que lo seguimos siendo. Y aunque algunos individualmente ejerzamos de bab¨¦licos con una cierta persistencia, no ser¨ªa extra?o, sino normal en un pa¨ªs democr¨¢tico como el nuestro, que sobre algunas materias que nos preocupan volvi¨¦ramos alg¨²n d¨ªa a hacer o¨ªr nuestra voz de forma colectiva.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la UAB
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