A su manera
Una infame Alemania, fiel a su tradici¨®n, gana en el pen¨²ltimo minuto a Paraguay
Alemania gan¨® a su manera un partido f¨¦tido, el peor del Mundial de punta a punta, resuelto en el pen¨²ltimo minuto, como es de rigor cuando se trata de ellos. Todo lo que sucedi¨® antes del gol de Neuville fue perfectamente prescindible. O no, se deber¨ªa emitir el v¨ªdeo como mensaje de lo que significa la renuncia a cualquier signo de habilidad o inteligencia en el f¨²tbol. A los planos alemanes respondieron los cicateros paraguayos con su f¨²tbol doblemente defensivo: el que practican de toda la vida y el que les ha incubado Maldini, un as del catenaccio puro y duro.
A los alemanes les queda alguna excusa. Primero no atraviesan un momento de esplendor. O est¨¢n en una dura transici¨®n, o el futuro de su f¨²tbol est¨¢ en peligro. Es cierto que el Bayer Leverkusen ha emitido potentes se?ales de vida, pero su base est¨¢ integrada por brasile?os, argentinos, turcos, Ballack y Schneider, los dos jugadores m¨¢s potables de la selecci¨®n alemana. Y adem¨¢s su entrenador, Topmoeller, es una rareza: no s¨®lo juega al ataque, sino que trabaja la posesi¨®n de la pelota hasta extremos impensables en su pa¨ªs. Si el Bayer se convierte en una referencia de estilo, est¨¢ por ver. Mientras tanto, Alemania le pega duro al tambor. Es un f¨²tbol de pelotazo y percusi¨®n.
Tampoco parece mala la excusa de las ausencias. El equipo estaba tan parcheado que por el partido pasaron jugadores como Baumann o Kehl, casi desconocidos en la esfera internacional. No hab¨ªa m¨¢s remedio tras la escabechina de L¨®pez Nieto en el duelo con Camer¨²n. Hamann, Ziege y Ramelow estaban sancionados. Por lo visto no tienen recambio. Sus sustitutos fracasaron en una tarde donde nadie regate¨® a nadie, nadie sorprendi¨® con un detalle de futbolista, nadie fue digno de jugar esta fase de la Copa del Mundo. Ni Ballack. Excelente futbolista como es, le sali¨® lo peor que lleva dentro, una intermitencia de tal calibre que acab¨® por hacerle salir de escena. O quiz¨¢ estaba desanimado por la compa?¨ªa, gente incapaz de dar un pase. Eso deprime a cualquiera.
El ¨²nico jugador del partido fue Schneider. No hizo gran cosa, pero tuvo una presencia masiva en el juego, una constancia que acab¨® por disuadir a los paraguayos de cualquier maniobra de ataque. Tampoco es que lo quisieran antes. Y lo pagaron, porque Alemania era un cad¨¢ver, una l¨¢stima de equipo que ofrec¨ªa concesiones en todas sus l¨ªneas. Paraguay no lo aprovech¨® por su querencia a la racaner¨ªa. Se li¨® a pelotazos para no desarmarse atr¨¢s, con la intenci¨®n de sacar petr¨®leo de alguna oportunidad. La tuvieron en una volea de Ayala que sali¨® a un dedo del palo. No hubo m¨¢s. Ni de ellos ni de los alemanes.
Con decir que no pusieron a prueba a Chilavert, es suficiente. A Chilavert se le est¨¢ poniendo la pinta de Marlon Brando en Apocalipsis Now. Es toda una presencia, pero como portero ya no vale. Le sobran kilos, le falta agilidad, no puede levantarse dos cent¨ªmetros del suelo. Eso se sabe por los partidos anteriores. Por el de ayer no se supo nada del portero paraguayo, que estuvo de espectador. Se luci¨® para los fot¨®grafos en una palomita sin mayor m¨¦rito y no pudo disfrutar de su momento de gloria en un tiro libre que provoc¨® el p¨¢nico en los alemanes. Lo lanz¨® mal y regres¨® a su porter¨ªa murmurando.
Los alemanes terminaron por confiar en su destino hist¨®rico, que es ganar partidos a ¨²ltima hora. Fue un p¨¦simo d¨ªa de Klose, un fenomenal cabeceador, con una detente prodigiosa, pero nada m¨¢s. Sin Ballack, sin Klose, con una gr¨²a como Bode: no hab¨ªa nada que hacer hasta que lleg¨® un bal¨®n a¨¦reo, aparentemente sin trascedencia, que Klose pein¨® hacia Schneider, r¨¢pido para ganar el sitio al lateral y para tirar un buen centro que Neuville remat¨® de primera, una hermosura de jugada en comparaci¨®n con el p¨¢ramo de f¨²tbol que presidi¨® todo el encuentro. Finalmente ocurri¨® lo de toda la vida, Alemania gan¨® y el otro perdi¨®. As¨ª se han escrito incontables partidos en la historia de la Copa del Mundo.
Maldini regresa de ojeador al Milan
El entrenador m¨¢s veterano del Mundial, el italiano Cesare Maldini, de 70 a?os, dijo ayer adi¨®s a su aventura paraguaya y regresa a su club, el Milan, para volver a ejercer de ojeador. 'Dirigir a Paraguay ha sido un trabajo excelente y estoy feliz de haber llegado a la segunda ronda', dijo el que fuera ayudante de Enzo Bearzot en la Italia campeona del Mundo, en 1982, y m¨¢ximo responsable de los azzurri en el Mundial de 1998. La prensa paraguaya ha cargado contra Maldini, sobre todo por los escasos minutos que le dio ayer a Cuevas, el que fuera la estrella ante Eslovenia. El portero y capit¨¢n Chilavert asegur¨® ayer que no piensa en dejar el f¨²tbol ni la selecci¨®n. 'Si el pr¨®ximo t¨¦cnico me quiere, veremos lo que pasa', afirm¨®. 'Ahora la selecci¨®n no tiene compromisos, as¨ª que ir¨¦ a Francia a seguir con mi club [el Estrasburgo franc¨¦s]', coment¨® el portero, que el 27 de julio cumple 37 a?os. Orgulloso apareci¨® tambi¨¦n el delantero paraguayo del Bayern de M¨²nich Santa Cruz. 'Nos vamos con la frente muy alta', afirm¨®. 'Jugamos muy bien. Hemos jugado de igual a igual con un grande del f¨²tbol, que es Alemania. Paraguay es un grande entre los grandes', a?adi¨®. 'Ellos son un equipo muy f¨ªsico y nosotros no pudimos sobreponernos a eso. Nos vamos pensando que hicimos lo mejor', concluy¨®. Santa Cruz no quiso evaluar los cambios de Maldini, ni opin¨® sobre la tard¨ªa salida del delantero Cuevas. 'Cuevas ha hecho m¨¦ritos para ganarse m¨¢s tiempo y demostrar lo que sabe por el equipo, que en ciertos momento pudo necesitarlo'. Por su lado, el portero y capit¨¢n de Alemania, Oliver Kahn, se mostr¨® tajante: 'Habr¨ªa sido un desastre, algo est¨²pido, perder y abandonar el Mundial' precisamente el d¨ªa en que cumpl¨ªa 33 a?os. El capit¨¢n alem¨¢n explic¨® que su equipo increment¨® el ritmo de juego cuando vio que los paraguayos 'empezaban a estar un poco cansados'. 'Fue un partido muy dif¨ªcil', coment¨® Kahn, 'con el sol calentando en lo alto. La sensaci¨®n no era la que cabe esperar de un partido de octavos de final de un Mundial'.
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