?Ireland, Ireland!
Los irlandeses olvidan bebiendo, y la prensa internacional destaca al portero de Espa?a
A las seis de la tarde de ayer, toda la prensa internacional, incluido el prestigioso diario The New York Times, abr¨ªa su edici¨®n electr¨®nica con la victoria de Espa?a. Antes, a la una y cuarto, las discusiones, bajo un descolorido mapa de la vieja Irlanda con los top¨®nimos escritos en ga¨¦lico, giraban en torno a la marca de cerveza m¨¢s id¨®nea para acomodar el cuerpo junto a la barra para ver un partido del Mundial. 'Yo prefiero Murphies, pues yo prefiero Guiness'. Dos horas m¨¢s tarde, fuera cual fuera la elecci¨®n de los cerca de 80 hinchas irlandeses, no hab¨ªa discusi¨®n: ?Ireland, Ireland! gritaban en una de las tabernas irlandesas de Madrid, mientras Casillas iba destrozando a fuerza de detener penaltis los sue?os alcoh¨®licos de un numeroso grupo de entusiastas enfundados en camisetas verdes y aferrados a un tr¨¦bol de la suerte. Sandalias en los pies y un fervor patri¨®tico a prueba de reveses, la colonia irlandesa en Madrid anim¨® a los suyos sin perder en ning¨²n momento el buen humor.
'Todas las leyendas de nuestro folclore siempre acaban de manera desgraciada. Creo que vamos a perder', sentenciaba un aficionado casi axfisiado por una bufanda verde y blanca mientras los jugadores se preparaban para lanzar los penaltis. Antes, cuando Irlanda empat¨® a falta de un minuto, todos los aficionados, menos una inglesa infiltrada y unos diez discretos espa?oles, saltaron de alegr¨ªa. Una pareja mixta, de espa?ola e irland¨¦s, se encar¨® mientras ¨¦l gritaba el tanto de los suyos, y agitando un gorrito, cantaba en un espa?ol deficiente: '?Espa?a, Espa?a, que prepare las maletas!
Patrick, un profesor con aire bohemio, se agitaba frente al televisor: 'Est¨¢n muertos'. Poco despu¨¦s, Mendieta marcaba el definitivo penalti. Irlanda hab¨ªa perdido. No importaba. Los irlandeses siguieron bebiendo y pensando que pod¨ªan haber ganado. 'No somos como los ingleses, tenemos buen perder', se jactaba Sean, un camarero bienhumorado.
Al tiempo, en la madrile?a plaza de Cibeles, los coches empezaban a circular con banderas de Espa?a. Un dispositivo policial digno de unas semifinales, a pesar de que el alcalde, ?lvarez del Manzano, asegur¨® ayer que no habr¨ªa un dispositivo especial hasta cuartos de final, les esperaba. Cinco coches patrulla y dos furgonetas esperaban una posible invasi¨®n de la diosa. Nada sucedi¨®, s¨®lo algunos aficionados cantando la victoria y muchos veh¨ªculos pitando la canci¨®n monorr¨ªtmica del triunfo: Pi- pi- pipipi- pipipipi- pipi.
Un comp¨¢s al que transitaron los coches, pero al que apenas se sumaron aficionados de a pie. Eso s¨ª, los pocos que lo festejaron, lo hicieron para aclamar a Casillas. Un reconocimiento, que comparti¨® la prensa internacional, como el diario franc¨¦s Liberation o el ingl¨¦s The Guardian. Tambi¨¦n los diarios colombianos, que otorgaban al portero el peso de la victoria: 'Casillas le dio la mano a Espa?a al cobrarse dos penales'.
Pasqual Maragall se vio obligado a retrasar un mitin hasta que se lanzara la ronda de penaltis por el inter¨¦s con el que el p¨²blico congregando para ver al l¨ªder catal¨¢n segu¨ªa el encuentro. En varios puntos de Espa?a se reunieron varias centenas de aficionados en la calle para agitar el triunfo. Bajo los letreros de trazo celta, la hinchada irlandesa se consolaba pensando en lo 'injusto del resultado' y en el vaso a¨²n casi lleno de cerveza.
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