Despu¨¦s, ?Alemania?
Despu¨¦s de Francia, ?va a ser Alemania el siguiente pa¨ªs en girar, el 22 de septiembre, a la derecha? La coalici¨®n rojiverde que encabeza el actual canciller, el socialdem¨®crata Gerhard Schr?der, va por detr¨¢s de los democristianos de la CDU-CSU y de su candidato, el b¨¢varo Edmund Stoiber. Ser¨ªa una novedad que un l¨ªder b¨¢varo llegara a la canciller¨ªa. Salvando las distancias, ser¨ªa como si Jordi Pujol hubiese llegado a presidente del Gobierno espa?ol, lo que no hubiera estado mal. La cuesti¨®n es si los ciudadanos de los otros l?nder seguir¨¢n. Hoy por hoy, Stoiber le saca entre dos y ocho puntos en intenciones de voto a Schr?der, al que, con el verano por medio y el paro creciendo, puede resultarle dif¨ªcil acortar distancias. Pero faltan dos elementos: los esc¨¢ndalos de financiaci¨®n oculta que pueden acabar salpicando a Stoiber y el debate televisivo entre los dos candidatos, pues ante las c¨¢maras Schr?der suele brillar mientras que el ministro-presidente de Baviera da mal.
Europa vive tiempos atormentados que se reflejan en una gran volatilidad electoral
Europa est¨¢ viviendo tiempos atormentados que se reflejan en una gran volatilidad de los electorados. En Alemania, el panorama pol¨ªtico puede cambiar el 22 de septiembre si los verdes confirman su ca¨ªda -tras haber triunfado, pues todos los partidos prestan hoy una atenci¨®n central a la ecolog¨ªa-; los liberales se han metido en una pol¨¦mica antisemita que no les puede reportar ning¨²n beneficio, salvo para atraer el voto de una extrema derecha en principio baja en este pa¨ªs, y los poscomunistas del PDS ven aumentar su base electoral del antiguo Este a zonas occidentales, aunque, en principio, nadie querr¨¢ entrar con ellos en un Gobierno de coalici¨®n.
En cualquier caso, hay que prestar atenci¨®n a Stoiber, un pol¨ªtico de ideas claras, a menudo duras, pero no un demagogo. Se present¨® como 'el hombre de los tres 40': bajada del tipo m¨¢ximo del IRPF a un 40%; reducci¨®n del gasto p¨²blico a un 40% del PIB (lo que Thatcher se propuso, mas nunca logr¨®), y reducci¨®n similar de los pagos a la Seguridad Social. Pero, mientras Schr?der ha decidido salir en defensa de los servicios p¨²blicos, Stoiber ha ido moderando sus promesas a medida que abre su horizonte de victoria. Su visi¨®n de Europa, tal como la expuso en el Foro Econ¨®mico de M¨²nich, organizado por la Fundaci¨®n Herbert Quandt y el Instituto CESifo, choca con otras de la nueva derecha europea, incluida, en parte, la de Aznar o la de Chirac. Aboga por otra Europa. Considera que las reformas institucionales del Tratado de Niza son insuficientes para una Uni¨®n ampliada. Pero se opone, no sin raz¨®n, a la idea que se va a plantear, en contra de la Comisi¨®n y del Parlamento Europeo, en el cierre sevillano de la presidencia espa?ola, de crear la figura de un presidente del Consejo Europeo que, nombrado por los jefes de Estado y de Gobierno, no ser¨ªa responsable m¨¢s que ante ellos y se convertir¨ªa en el eje de un directorio de unos pocos en detrimento del control democr¨¢tico del Consejo Europeo.
Stoiber propone reforzar la figura del presidente de la Comisi¨®n: que lo elija el Parlamento Europeo, con consentimiento de los jefes de Estado y de Gobierno, y que, a su vez, pueda formar libremente su equipo. Pide adem¨¢s que el Parlamento y el Consejo colegislen plenamente y se le quite a la Comisi¨®n el monopolio de la iniciativa legislativa, con lo que el Consejo y el Parlamento tendr¨ªan capacidad de propuesta. Quiere definir los intereses de Europa de una forma m¨¢s restrictiva ante el aumento de heterogeneidad que representar¨¢ la pr¨®xima ampliaci¨®n de la UE: 'Si Europa no se centra, se perder¨¢'. Aboga por comunitarizar la Pol¨ªtica Exterior, de Seguridad y de Defensa Com¨²n (PESDC), pero abrir la v¨ªa a las subvenciones nacionales o regionales en diversos ¨¢mbitos, incluido el agr¨ªcola, aunque proponga crear un fondo de solidaridad para ayudar a los miembros m¨¢s atrasados.
Como ocurri¨® con los socialdem¨®cratas, que la derecha acabe dominando el Consejo Europeo no significa que Europa ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil de gobernar. Quiz¨¢s incluso m¨¢s dif¨ªcil si, adem¨¢s, otra Europa lleva a menos Europa.
aortega@elpais.es
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