Brasil seg¨²n 'San' Marcos
El torneo reivindica por una vez al portero de una selecci¨®n 'canarinha'
Hace una semana, Brasil se entrenaba en Se¨²l un d¨ªa antes de su partido con Costa Rica y sucedi¨® un leve incidente. Scolari, el seleccionador, orden¨® a los diez titulares que remataran, fusilaran m¨¢s bien, a Marcos, el primer portero. Nada extra?o, puesto que es un ejercicio habitual en todos los equipos y adem¨¢s en Brasil nunca ha importado mucho lo que diga, piense o le pase al que se aloja bajo el larguero, que por lo general no sale ni en las colecciones de cromos de este pa¨ªs. Pero Marcos, al que le sobra personalidad, est¨¢ dispuesto a hacer un gui?o a la cruda historia de sus antepasados, as¨ª que cuando las megaestrellas brasile?as cargaron los ca?ones, ¨¦l se dio la vuelta y se cubri¨® el rostro con los dos pu?os, como Tyson ante Lewis, m¨¢s o menos. Scolari le increp¨®: '?Tienes miedo o qu¨¦?' Marcos contest¨® algo ininteligible desde la grada, pero el resultado de la conversaci¨®n fue elocuente. Scolari llam¨® a Dida, el suplente, para finalizar el ejercicio mientras el titular se fue camino de la ducha. No hubo represalias. Marcos no quer¨ªa que le ocurriera como a su capit¨¢n, Emerson, lesionado los primeros d¨ªas de Mundial al situarse bajo los palos en una prueba similar a la que repudi¨® el aut¨¦ntico guardameta. Scolari, que ya le dirigi¨® durante a?os en el Palmeiras, le mantuvo en el puesto, consciente de que en estos tiempos el portero tambi¨¦n cuenta, aunque sea brasile?o. Frente a B¨¦lgica fue el ¨¢ngel de la guarda.
Marcos es un tipo temperamental, directo, ¨¢cido, que no se muerde la lengua jam¨¢s y que no est¨¢ dispuesto a que el pelotazo de un ilustr¨ªsimo le aparte de este Mundial, donde tiene una misi¨®n que cumplir: seguir la estela de Tafarell, de los pocos porteros realmente respetados por sus compatriotas. No en vano, la historia de los dos ¨²ltimos Mundiales dicta que Brasil ha dependido m¨¢s que nunca de su guardameta. Qui¨¦n lo iba a decir, pero de no ser por Tafarell, en Estados Unidos 94 no hubiera sumado el cuarto t¨ªtulo y en Francia 98, tras eliminar a Holanda en semifinales por penaltis, tampoco hubiera alcanzado la final. Al igual que Tafarell, Marcos es otro atajapenaltis, como lo demostr¨® en la Copa Libertadores que el Palmeiras, su club desde 1993, gan¨® en el 99.
San Marcos, como le apodaron entonces los fan¨¢ticos de su club, fue decisivo en los lanzamientos de la final frente al Deportivo Cali. Un a?o despu¨¦s, Boca le birl¨® el t¨ªtulo al Palmeiras, pero de nuevo hubo penaltis y Marcos estuvo inmenso. Que es especialista en esa suerte en la que v¨ªctima y verdugo cambian de rol en un segundo, qued¨® constatado en uno de los primeros ensayos de Brasil en la primera fase, cuando los Rivaldo, Roberto Carlos, Ronaldo y compa?¨ªa fallaron hasta ocho lanzamientos. Marcos par¨® cuatro. 'Cuando me van a tirar un penalti yo estoy tranquilo y relajado; es una jugada muy clara de gol, as¨ª que la responsabilidad es del delantero, no del portero'. '?Que cu¨¢ntos penaltis he parado en mi carrera?; uf, no llevo la cuenta, pero muchos, muchos...'
Otra cosa es tirarlos. Scolari ha probado estos d¨ªas con distintas series de disparos y, por si acaso, quiso que Marcos, un portero bastante torpe con los pies, ensayara. 'Ni hablar, mejor que eso no ocurra, m¨ªster'. Llegado el caso, Felipao podr¨ªa echar mano de Rogelio Ceni, uno de los tres porteros, un chilavert, que lleva unos 30 goles marcados con faltas y penaltis.
Nacido un 4 de agosto de 1973, Marcos, una persona muy religiosa y supersticiosa, lo que le viene de familia, ha tenido muchos altibajos en su trayectoria. Si aquella Copa Libertadores con el Palmeiras le entroniz¨®, la final Intercontinental frente al Manchester United, jugada precisamente en Tokio, le sepult¨® durante meses. Una pifia suya origin¨® el gol de Giggs y provoc¨® la derrota del equipo brasile?o. Como Giggs es gal¨¦s, para desconsuelo ingl¨¦s, hoy no habr¨¢ problema. Con Beckham s¨ª, desde luego, pero Marcos lo agradece: 'Prefiero que me remate ¨¦l que otros, porque si paro sus disparos ser¨¢ m¨¢s glorioso'. Gloria, justamente, es lo que reivindica Marcos para todos los de su escalaf¨®n. 'En Brasil siempre se dice que ganan los jugadores y pierden los porteros, que incluso no hace falta que juguemos con portero, pero es una leyenda, y creo que hemos tenido porteros muy efectivos'. Tan en serio se lo toman ahora los brasile?os que desde hace ya varios a?os tienen hasta entrenadores espec¨ªficos, caso del actual, Carlos Pracidelli.
Marcos, que llega a los 193 cent¨ªmetros, es un portero potente, con buen salto para el juego a¨¦reo y aceptables reflejos, como demostr¨® ante los belgas. Lleg¨® a la selecci¨®n hace algo m¨¢s de tres a?os y tuvo un bautizo bien espa?ol. Su deb¨² se produjo el 13 de noviembre de 1999 frente a la selecci¨®n de Camacho (0-0). Desde entonces, Scolari siempre le ha tenido presente en su mesilla de noche. Quiz¨¢ porque sabe que los tiempos han cambiado. Hasta para Brasil, cuyos dirigentes prohibieron en Estados Unidos-94 la entrada de Moacyr Barbosa, el demonio del Maracanazo, a la concentraci¨®n del equipo. Ahora llegan las eliminatorias de la angustia y los penaltis han sido la tabla de salvaci¨®n de muchos. Incluso para los cuatro veces campeones del mundo. Quiz¨¢ por ello, ayer, tras el entrenamiento de Kakegawa, al sur de Tokio, tres de los casi 300 periodistas presentes hablaron con San Marcos, para asombro de Rivaldo, Ronaldo...
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