La hora de los gigantes
Inglaterra y Brasil se enfrentan por primera vez en el Mundial desde el c¨¦lebre partido de 1970 - El equipo de Eriksson recuerda punto por punto en su estructura a la selecci¨®n que gan¨® en 1966; el de Scolari no se parece al del 70, pero va sobrado de grandes jugadores
Ocurri¨® en 1970, en el Mundial de M¨¦xico, con Pel¨¦, Gerson, Rivelino, Tostao, Bobby Moore y Bobby Charlton como protagonistas de un partido inolvidable, uno que dej¨® una parada de Gordon Banks para la posteridad. Pel¨¦ se elev¨® como un cohete, cabece¨® con fiereza y grit¨® el gol. No lo fue.
En la raya de gol Banks se hizo goma para rechazar aquel remate picado y sacarlo a un costado de su porter¨ªa. Pel¨¦ no pudo evitar un gesto de asombro; los jugadores, tampoco. Esa parada presidi¨® el ¨²ltimo duelo en la Copa del Mundo de ingleses y brasile?os. Gan¨® Brasil con un gol del gran Jairzinho. Era la primera fase de un Mundial que aclam¨® al mejor equipo de todos los tiempos, un equipo que sirve como referencia para medir a todos los que le precedieron y todos los posteriores. Era Brasil en el c¨¦nit de su cultura futbol¨ªstica. Y era una Inglaterra probablemente mejor que la campeona de 1966. No se han vuelto a enfrentar en la Copa del Mundo. Hoy volver¨¢n a encontrarse.
Ocurri¨® en 1970, en el Mundial de M¨¦xico, con Pel¨¦, Gerson, Rivelino, Tostao, Bobby Moore y Bobby Charlton como protagonistas de un partido inolvidable, uno que dej¨® una parada de Gordon Banks para la posteridad. Pel¨¦ se elev¨® como un cohete, cabece¨® con fiereza y grit¨® el gol. No lo fue. En la raya de gol Banks se hizo goma para rechazar aquel remate picado y sacarlo a un costado de su porter¨ªa. Pel¨¦ no pudo evitar un gesto de asombro; los jugadores, tampoco. Esa parada presidi¨® el ¨²ltimo duelo en la Copa del Mundo de ingleses y brasile?os. Gan¨® Brasil con un gol del gran Jairzinho. Era la primera fase de un Mundial que aclam¨® al mejor equipo de todos los tiempos, un equipo que sirve como referencia para medir a todos los que le precedieron y todos los posteriores. Era Brasil en el c¨¦nit de su cultura futbol¨ªstica. Y era una Inglaterra probablemente mejor que la campeona de 1966. No se han vuelto a enfrentar en la Copa del Mundo. Hoy volver¨¢n a encontrarse.
Resulta sorprendente, pero Inglaterra se parece m¨¢s al equipo de los a?os sesenta que este Brasil indeciso. Alf Ramsey hizo del 4-4-2 la base de su ¨¦xito. No era habitual en aquella ¨¦poca y menos en Inglaterra, la tierra de los extremos y los dos delanteros centro. Ramsey convirti¨® a los extremos Ball y Martin Peters en interiores de largo recorrido, a Nobby Stiles le coloc¨® como medio centro para cortar y pegar. Un poco por delante, Bobby Charlton. ?sa es la Inglaterra que predica Eriksson. Parece mentira: han pasado 30 a?os y todo sigue igual. Butt es un Stiles con sentido de la decencia; Scholes es Charlton en escala menor; Beckham es menos generoso y h¨¢bil que Ball, pero con un toque perfecto; Sinclair hace de Peters, pero no se parece a aquel jugador espigado, inteligente y goleador que sorprend¨ªa a sus rivales en el ¨¢rea cuando no le esperaban. De ah¨ª que le llamaran El Fantasma.
Esencialmente es la misma estructura de equipo. Aquel era muy defensivo para su tiempo. Este tambi¨¦n. A Brasil le toca hincarle el diente. No es el Brasil del 70, no tiene la alegre estructura de un equipo que reuni¨® a cuatro incomparables n¨²meros diez -Pel¨¦, Tostao, Gerson y Rivelino- y logr¨® el c¨ªrculo perfecto: jugaron juntos y triunfaron. Ahora Scolari dice que el recuerdo de ese Brasil es da?ino porque funciona como freno a nuevas ideas. El caso es que desde hace tiempo los brasile?os sienten que hay dos fuerzas que tiran en direcci¨®n contraria: la que pregona un regreso a la naturaleza feliz y la que exige una protecci¨®n t¨¢ctica a tanta naturaleza. Si en algo se parece este Brasil a aquel inolvidable es en la extraordinaria n¨®mina de jugadores. Hoy, frente a Inglaterra, no estar¨¢n Pel¨¦ y compa?¨ªa. Estar¨¢n Ronaldo, Rivaldo, Caf¨², Roberto Carlos, Lucio... Los mejores del mundo.
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