Por una vez, Inglaterra sabe perder
Seaman volvi¨® a conocer ayer la amargura del f¨²tbol. Su error garrafal dio la victoria a Brasil y baj¨® a Inglaterra de la nube en la que viv¨ªa desde que, al ganar a Argentina, se ve¨ªa ya campeona. En 1995 fue un hispano-marroqu¨ª apenas conocido al norte de los Pirineos, Nayim, quien destroz¨® por primera vez la moral de Seaman con un gol que le dio la Recopa al Zaragoza en perjuicio del Arsenal. Ayer fue Ronaldinho, el m¨¢s modesto y sonriente componente de la triple R, quien convirti¨® en pa?o de l¨¢grimas a Seaman y a Inglaterra toda. Todo el pa¨ªs se qued¨® mudo de tristeza. Los aficionados sab¨ªan que pod¨ªa ocurrir, pero no lo esperaban. Jaleados por una prensa euf¨®rica sin m¨¢s motivo que unos minutos de buen juego ante Argentina, dos discretos empates y un f¨¢cil triunfo ante una Dinamarca con tendencias suicidas, los ingleses se cre¨ªan ya campeones. Treinta millones de ellos se agolparon ante los televisores, una audiencia nunca vista desde que en 1990 Alemania se llev¨® la partida desde el punto de penalti. Cuatro millones llegaron tarde al trabajo y cinco se acercaron al pub de la esquina para desayunar con goles y cerveza.
Pero Seaman les rompi¨® el coraz¨®n. 'Lo siento, lo siento', dec¨ªa, inconsolable, el veterano portero. Todos fueron a consolarle al acabar el partido, a acabar con sus sollozos. El primero, su rival, Marcos, pero tambi¨¦n Keown, su compa?ero en el Arsenal; el capit¨¢n, Beckham; el entrenador, Ericsson. 'Me siento como si hubiera dejado caer a la gente', se lament¨®. ?ste ha sido, quiz¨¢, su ¨²ltimo partido con la selecci¨®n.
Los ingleses encajaron la derrota con la humildad que antes les hab¨ªa faltado en la victoria. Todos admitieron la superioridad de Brasil y lamentaron el rigor que le cost¨® a Ronaldinho la expulsi¨®n. Optimistas como nadie, los lamentos por el sue?o roto dieron paso a las esperanzas de futuro: el equipo ha jugado bien, s¨®lo ha cedido ante el mejor y la juventud del cuadro armado por el g¨¦lido Ericsson permite so?ar ya con el triunfo en la Eurocopa de Portugal dentro de dos a?os.
Pero no todo eran lamentos ni buenos deseos ayer en Londres. Medio centenar de hinchas de Brasil festejaban el triunfo a ritmo de salsa en una discoteca del centro de la ciudad. Muchos eran sospechosamente pelirrojos, pecosos y de tez blanca... como los escoceses. La polic¨ªa acab¨® cerrando la calle para evitar que la llegada de m¨¢s y m¨¢s camisetas amarillas acabara sentando mal a los aficionados locales. Pero no pas¨® nada. Esta vez, Inglaterra supo perder.
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