?Aparecer¨¢ el seleccionador?
A Camacho le bast¨® con aletear el sobaco y gritar como un sargento chusquero para manejar a una selecci¨®n que iba sola por el Mundial hasta que lleg¨® Irlanda. M¨¦rito del t¨¦cnico ha sido dar con una alineaci¨®n, cosa suya es la motivaci¨®n que se aprecia en un plantel que tradicionalmente se desenchufaba a la que mudaba la zamarra de su club por la de la selecci¨®n y seguro que mucho ha tenido que ver en el sosiego de una concentraci¨®n que siempre daba para muchos chascarrillos. Pero, una vez asegurada la puesta en escena, el intervencionismo de Camacho en el partido consist¨ªa sobre todo en mover a Helguera seg¨²n conven¨ªa, del banquillo al campo o de la defensa a la media, y aventar al grupo. Desde fuera, ha dado la sensaci¨®n de que la cosa marchaba como la seda y la faena ya ven¨ªa hecha.
Pero frente a Irlanda el partido se torci¨® y Camacho no lo supo arreglar de ninguna de las maneras. No s¨®lo eso, sino que cada decisi¨®n que tom¨® empeor¨® la situaci¨®n y, falto de argumentos, acab¨® apuntando al ¨¢rbitro por el mal rato que le hizo pasar. En cuanto se lesion¨® Ra¨²l, se fue la luz y el equipo se qued¨® a oscuras, con el entrenador a gatas, incapaz de encontrar respuestas futbol¨ªsticas al despliegue irland¨¦s, al que s¨®lo consigui¨® detener los pu?os de Casillas.
Los nombres propios le han dado personalidad a una selecci¨®n que ataca mejor que se defiende, a la que le cuesta encontrar el punto de pausa necesario para gobernar la contienda y que ech¨® de menos al entrenador en el partido en el que m¨¢s le necesit¨®. Camacho es un personaje tan conocido como extra?a resulta la figura del seleccionador en tanto que entrenador que sabe leer los partidos y consecuentemente encauzarlos cuando se salen de madre. Mandar a paseo con exabruptos y poner cara enfurru?ada a los periodistas que le preguntan por aspectos del juego, as¨ª como solidarizarse con Italia por un arbitraje, tampoco ayuda a comprenderle mejor. La situaci¨®n en la que hoy se encuentra la selecci¨®n, plantada ante un reto hist¨®rico, exige un salto de calidad tambi¨¦n del t¨¦cnico. Hasta ahora ha bastado con el sudor de Camacho, pero desde hoy se necesita tambi¨¦n el criterio del seleccionador.
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