Las semillas de la coca y la guerrilla
La 'narcofinanciaci¨®n' de las FARC y la falta de sinton¨ªa con el pueblo amenazan con disgregar este grupo revolucionario
Cada uno de los 66 frentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tiene asignada su cuota de semillas para la plantaci¨®n de coca a partir de un esquema de autosuficiencia econ¨®mica. M¨¢s a¨²n, la principal guerrilla del pa¨ªs, de inspiraci¨®n marxista-leninista, que cuenta en sus filas con unos 20.000 hombres en pie de guerra, cuatro veces m¨¢s que la guerrilla del procastrista Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN), procesa la coca en tres frentes de guerra.
Los frentes son: el de Arauca y Norte de Santander que dirige el hermano del Mono Jojoy, el de Los Llanos Orientales, el de Guaviare y sur del pa¨ªs, lo que le permite multiplicar sus ingresos. La exportan al mundo a trav¨¦s de las organizaciones narcos que les pagan con d¨®lares o con armas.
Los entendidos piensan que no se debe reducir a nada el fundamento pol¨ªtico de la guerrilla
ETA ha ense?ado a las FARC a falsificar documentos y a fabricar explosivos
Hace menos de un mes, la polic¨ªa encontr¨® tres contenedores repletos de d¨®lares supuestamente destinados a la guerrilla. ?Cu¨¢ntos d¨®lares caben en un contenedor?
Hay, pues, un aut¨¦ntico cartel de la guerrilla y una pregunta en el aire. ?El proceso de degeneraci¨®n de las FARC, evidente tanto en el sufrimiento que imponen a la sociedad civil como en la indiferencia criminal con la que encajan los 'efectos colaterales' de sus propias acciones: 45 ni?os y 15 mujeres embarazas asesinados en la matanza de Bujay¨¢, ha llegado al extremo de desnaturalizar completamente su fundamento ideol¨®gico? Hay respuestas diferentes. Un taxista de Bogot¨¢ le dir¨¢ que 40 de los 42 millones de colombianos est¨¢n convencidos de que la metamorfosis es total. 'Son narcoguerrillas, los guerrilleros cobran m¨¢s que los polic¨ªas y militares. Uribe tiene que acabar con ellos'.
Los entendidos en la materia, sin embargo, desde expertos gubernamentales a responsables de las ONG que trabajan en los distintos campos, pasando por los antiguos guerrilleros reciclados en la actividad pol¨ªtica o las causas humanitarias, piensan que no se debe reducir a la nada el fundamento pol¨ªtico, demencial o no, que late todav¨ªa en ese mundo. 'Hay una degradaci¨®n, s¨ª, pero todav¨ªa pesa m¨¢s la convicci¨®n pol¨ªtica, aunque es evidente que las bases ideol¨®gicas han ido difumin¨¢ndose. No creo que pueda decirse sin m¨¢s que son una banda de mafiosos. Lo del narcotr¨¢fico es, hoy por hoy, todav¨ªa una relaci¨®n funcional', indica un antiguo guerrillero del EPL (Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n) de inspiraci¨®n mao¨ªsta, grupo que abandon¨® la violencia en el 84 tras la tregua pactada con el Gobierno de Virgilio Barco. 'El componente pol¨ªtico de las FARC ha ido debilit¨¢ndose a partir del momento en que decidieron construir un verdadero Ej¨¦rcito. Ya no existe', afirma, 'el freno pol¨ªtico que hab¨ªa antes. La calidad pol¨ªtica de la militancia es ahora muy baja porque han crecido mucho y no se nutren ya de los cuadros urbanos universitarios del PC sino de la gente del campo donde practican las levas de j¨®venes. Necesitan mucho dinero para mantener ese poderoso aparato militar y responder al fuerte compromiso econ¨®mico adquirido con las familias de los combatientes, pero a su vez, tienen un nivel de deserci¨®n alt¨ªsimo porque todos los a?os se les van entre 400 y 600 militantes'. 'Adem¨¢s', a?ade, 'tras la ca¨ªda de la URSS est¨¢n completamente descolocados. No sintonizan con el momento pol¨ªtico y la gente cada vez est¨¢ m¨¢s hastiada de ellos. No entienden que con la desaparici¨®n del muro de Berl¨ªn, los derechos humanos y la democracia se han convertido en valores universales'.
El antiguo guerrillero ve a medio plazo en las FARC una clara tendencia a la disgregaci¨®n. 'La pol¨ªtica de fumigaci¨®n de cultivos del Plan Colombia hace que las plantaciones sean cada vez m¨¢s numerosas pero m¨¢s peque?as. Eso y la autonom¨ªa financiera de los frentes permite suponer que cada vez van a tener m¨¢s problemas internos. Cuando las ¨®rdenes vienen de arriba pero el dinero sale de abajo, lo normal es que se produzca fraccionamiento', concluye.
'No todo el secretariado (direcci¨®n) de las FARC est¨¢ de acuerdo en financiarse con la droga', afirma, a su vez, un antiguo miembro del PC que conoce personalmente a varios dirigentes de la guerrilla. Me consta que dirigentes de la vieja guardia como Guillermo S¨¢ez, Comandante Cano, Ra¨²l Reyes y Ricardo Palmera, entre otros, son muy cr¨ªticos con la l¨ªnea oficial porque consideran que servirse de la droga es algo imp¨²dico. Lo que pasa es que lo que se impone hoy es la visi¨®n estrictamente militar de Mono Jojoy y sus amigos'. A su juicio, la catalogaci¨®n de las FARC y el ELN como organizaciones terroristas o narcoterroristas no ayuda demasiado. 'Lo son, claro, pero si no les dejamos una salida, si no les recordamos sus responsabilidades pol¨ªticas, ellos seguir¨¢n desliz¨¢ndose por el camino de la lumperizaci¨®n esto seguir¨¢ sin tener un final'. ?Y cu¨¢l es la alternativa?, le pregunto. 'A medio y largo plazo, la ¨²nica salida es la legalizaci¨®n de la droga', responde. 'Hay que negociar con la guerrilla pero despu¨¦s de que el Estado colombiano pueda atacar eficazmente a las mafias. Uribe tiene que combatir a todos, castigar los tres frentes del FARC que se dedican a procesar la coca. La comunidad internacional, deber¨ªa darle los 10.000 millones de d¨®lares que necesita para hacer ese trabajo y presionar a las FARC para que abandone la droga y los secuestros, exigirle que respete los derechos humanos. Sin eso y sin la legalizaci¨®n posterior de la droga yo no le veo el final a todo esto'.
El presidente electo, ?lvaro Uribe, se opone, sin embargo, a la legalizaci¨®n, al igual que Estados Unidos. Uribe no se priva de criticar la legislaci¨®n colombiana actual que permite el consumo individual. 'La consecuencia es que tenemos un mill¨®n de consumidores. ?Alguien cree que esa cifra va a disminuir si legalizamos el cultivo y el tr¨¢fico?'. Ciertamente, Colombia carece de los recursos p¨²blicos que permite asistir a los toxic¨®manos en los pa¨ªses europeos y en EE UU. Como carece de recursos para hacer frente al nuevo azote que se perfila en el horizonte: las mutilaciones por las minas anti persona que siembra la guerrilla para marcar sus territorios. 'El n¨²mero de v¨ªctimas que provocan las minas, militares en un 60%, y el resto, civiles, sobrepasa ya con 800 casos anuales las bajas que se producen directamente en los combates', apunta un alto responsable gubernamental. Hay que pensar que dentro de 10 a?os tendremos unos 250.000 discapacitados por efecto de las minas y que la curaci¨®n y la asistencia que precisa cada uno de estos casos es tan costosa que se encuentra fuera de nuestras posibilidades.
Seg¨²n este alto cargo del Gobierno saliente, Colombia s¨®lo puede maldecir a los activistas del Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s (IRA) que han ense?ado a las FARC a fabricar minas suficientemente eficaces al rid¨ªculo coste de 0,80 d¨®lares la unidad. Le pregunto si hay pruebas de colaboraci¨®n entre ETA y las FARC o el resto de las guerrillas y dice que lo que se sabe de la organizaci¨®n terrorista vasca es que les ha adiestrado a las FARC en la falsificaci¨®n de documentos y en el manejo de los componentes electr¨®nicos aplicados a los explosivos. 'Las FARC', dice, 'tienen muchos combatientes, muchas armas, mucho dinero y mucha droga, pero en esas ¨¢reas les falta gente t¨¦cnicamente capaz'.
Ma?ana se publicar¨¢ la tercera entrega de La Colombia que espera a Uribe.
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